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La vieja estrategia comunicacional de la Nueva Mayoría

Por: Andrés Leiva G


Señor Director:

Patricia Politzer, en la columna del día 22 de noviembre llamada El dilema democrático del Frente Amplio, no oculta su intento de “pasar la pelota” al FA, usando las mismas artimañas de la vieja concertación. Así es capaz de proponer que será una eventual falta de apoyo al candidato Guillier una forma de “colaborar con el triunfo de Piñera”, incluso siendo categórica en el sentido del dilema que imagina, toda vez que sentencia que esto será así “les guste o no”.

Esta forma de argumentación, tiene varios bemoles, pero lo que me interesa es su operatoria política. En este sentido lo que intenta la columna, es hacer creer que depende del FA el probable triunfo de Piñera, negando que esto dependa de lo que el candidato Guillier, y su equipo ligado al gobierno, tenga que decirle al país que intenta liderar. Es decir en la medida en la que el candidato esté en condiciones de incorporar o no, lo que la gente prefirió con su voto, y espera que se realice.

La votación del FA no es resultado de proponer una alternativa a lo que Guillier representa (que parece ser el fondo de Politzer) es de plantear un proyecto político en oposición al actual estado de cosas. Si bien los partidarios del FA tienen en común, que ninguno de ellos quiere un gobierno de Piñera, de ahí no se puede entender que aquellos que apoyan al FA hagan una diferencia tan profunda, como parece creer la columnista, entre un candidato y otro, sobre todo porque ambos son defensores de un modelo que no ha beneficiado a la mayoría. Precisamente parte de esa mayoría es la que ahora apoya el proyecto del FA, ya que la alternativa o alternancia se entiende entre Piñera y Guillier, no en relación con el FA.

Por eso intentar responsabilizar al FA del fracaso de la aceptación por parte del votante de las ideas o propuestas de tal o cual candidato, es solo un gesto político comunicacional, que endosa de la peor manera, una responsabilidad que el sector al que representa Guillier no ha asumido en ninguna escala.

En el pensamiento de Politzer, es el FA el que debe pensar cuál es la fórmula para que el candidato Guillier salga elegido, hábil treta orientada a que el FA opere como “comando” de la elección de Guillier. En esto, argumenta incluso cuales pueden ser los impedimentos para que el apoyo se dé, apelando a que cierto “trauma” de RD con la colaboración a los gobiernos de la Nueva Mayoría, impida que un sector se sume a su candidatura, o que existe cierta vocación de “pureza” mal entendida. Frente a esto ofrece que con el gobierno de Guillier las reformas actuales pueden ser profundizadas. Esto solo es un canto de sirena.

Si el sector de Guillier representa tan claramente una oposición con lo que representa Piñera, la ciudadanía que apoya al FA lo habría valorado en el voto, y esto es lo que hoy no se ve. En la columna Politzer quiere hacer parecer como si aquel 20% del voto no indicara que el votante no está de acuerdo con lo que proponen el resto de los candidatos, y que aquel voto es una pequeña desviación, un gusto, un trauma, un gesto de protesta que ahora se debe “regularizar” en la lógica del “mal menor”, para que se pueda asumir una negociación de los dirigentes, como manda el “deber ser de la política”, por supuesto de la vieja política que arma “cocinas” y consensos que mantienen el sistema inamovible.

El FA es un proyecto alternativo que tiene sus tiempos y sus formas, y responderá a la sociedad chilena y su historia en la medida en que tenga la capacidad de que su proyecto le haga bien a Chile. La ciudadanía que apoya este proyecto no parece solo pensar en cálculos de metas y fines, ni operar por el simple miedo o la seducción. Esa ciudadanía crítica del modelo representado por Piñera y Guillier, aparece como más atenta al viejo chantaje, y funciona libremente en el ejercicio de su derecho a apoyar proyectos que sean coherentes con esa visión del país que se quiere construir, más allá de viejas formas de chantaje, o de mecanismos de exculpación de tal o cual candidatura.

 

Andrés Leiva G

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