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El aterrizaje del narco

Sergio Espejo
Por : Sergio Espejo Abogado. Diputado DC
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Una vez más en nuestra historia nos negamos a ver los problemas hasta que nos explotan en la cara. Es lo que nos ocurre hoy con el narcotráfico.

El negocio de la droga, farandulizado a través de la televisión y popularizado por personajes carismáticos, ha capturado al menos 400 barrios en el país, según datos entregados por el capellán del Hogar de Cristo, Pablo Walker SJ. Mientras no mirábamos –porque era incómodo mirar, porque parecía absurdo-, el “narco” desembarcó en territorio nacional y empezó a permear la vida de nuestros compatriotas alcanzando incluso, según han dado a conocer los medios, a importantes liderazgos políticos de la zona sur de Santiago.

Es un cuadro brutal: mientras dos candidatos presidenciales compiten por quién dispara o golpea con más fuerza a un delincuente que agreda a su familia o invada su domicilio, miles de chilenos viven bajo el imperio de los traficantes. Las imágenes de redadas en los noticiarios y la inauguración de nuevos cuarteles policiales no alcanzan a mostrar que en muchos lugares, al anochecer, las fuerzas de orden se repliegan y queda sólo la ley del más fuerte.

Pero tan dramático como cerrar los ojos frente al peso del “narco” es el buscar soluciones que, aún cuando resulten populares en redes sociales, carezcan de asidero técnico.

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Este es, por ejemplo, el caso de quienes repiten con vehemencia que una medida efectiva en la lucha contra el narcotráfico es la legalización del comercio de marihuana. Sostienen como una verdad científica que la legalización destruye el mercado negro, permitiendo controlar la calidad de las drogas y rompiendo el vínculo entre consumidores y delincuentes. No es una tesis nueva y reconozco que parece convincente.

La evidencia, sin embargo, es distinta. El investigador de la Universidad de Florida, Jeffrey Zinsmaister compartió hace pocos días en un seminario organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad Católica datos de la experiencia de Estados Unidos y Uruguay. En contra de la creencia popular –bandera de lucha de tantos- la legalización del comercio de marihuana no ha contribuido a terminar con el mercado negro. Por el contrario, el tamaño de éste en Uruguay se ha triplicado desde la legalización. En Oregon el comercio ilegal de marihuana controla más del 70% de las transacciones.

En Colorado la producción ilegal se ha incrementado en 50% en zonas rurales y la policía reporta que dicha actividad se encuentra vinculada a bandas organizadas. Dicho en simple, la legalización del comercio de marihuana ha sido completamente ineficaz en la lucha contra el narcotráfico. Como “efecto secundario” las tasas de consumo en niños y adolescentes continúan aumentando y la relación entre delitos y consumo también.

No es momento para respuestas populares. No existe una solución fácil ni rápida pero es imperativo que nos decidamos a abrir los ojos y que en el debate electoral se instale un diálogo descarnado sobre esta materia. Mientras tanto, propongo que terminemos con los argumentos superficiales y las frases hechas, y comencemos un debate serio, que se base en la evidencia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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