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La absurda mirada autoflagelante sobre el sistema de educación chileno

Rodrigo Barcia Lehmann
Por : Rodrigo Barcia Lehmann Profesor Investigador de la Universidad Finis Terrae. Doctor en Derecho y magister en Economía.
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Recientemente la OCDE ha emitido  su “Education at a Glance” de 2017. En varios medios de prensa se han destacado aspectos negativos respecto del referido informe, que no son del todo justos. Así, se ha recalcado que en Chile, a diferencia de la mayoría de los países OCDE, la educación pública, a nivel universitario, es más cara que la privada; que nuestro nivel de inversión en educación contado en porcentaje del PIB es baja.

Pero en realidad el Informe es bastante positivo en cuanto a la educación chilena. En este se señala que en Chile, el gasto público y privado en relación al producto interno bruto (PIB) se acopló al promedio de los países OCDE (de  aproximadamente un 5,2% del PIB) en las instituciones de enseñanza primaria, secundaria y terciaria en 2015. Sin embargo, nos critica que las variaciones sean distintas de acuerdo a los niveles de educación.

[cita tipo=»destaque»]Es verdad que en un sistema de lucro en educación se pueden producir fallas de mercado por cuanto es difícil poder medir realmente la relación calidad precio de la educación, que imparten los distintos actores de la educación, pero ¿no era mejor trabajar sobre esos indicadores en lugar de dejar al sistema de educación en manos del Estado, respecto del cual toda la evidencia, como ocurre en materia hospitalaria, nos indica que es un desastre?¨[/cita]

El gasto en instituciones se mantiene en la media OCDE para las instituciones secundarias, aunque si bien ascendió aún está por debajo del promedio OCDE; y se destaca que  Chile gastó el 2% de su PIB en instituciones de educación terciaria, por encima del promedio del 1,5% promedio.

A esto se agrega, que los profesionales con educación terciaria con título de maestría, doctorado o equivalente, ganan cuatro veces más que los que tienen sólo una formación secundaria, que es la mayor ventaja de ingresos entre los países con los datos disponibles.

También se indica que Chile tiene uno de los índices más altos entre estudiantes y maestros y el tiempo de trabajo estatutario es más extenso que el resto de los países de la OCDE. Asimismo, se indica que  el acceso a la educación de la primera infancia ha aumentado en la última década, pero sigue siendo inferior al promedio de la OCDE.

Se indica que, en Chile,  en el 2015, el 56% de los niños de tres años estaban matriculados en la educación de la primera infancia en general. Y, agrega el informe, que esto es relativamente bajo comparado con el promedio del 78%, pero superior a países latinoamericanos como Argentina (40%), Brasil (60%) y México (46%), y muy por encima de Costa Rica (5%).

Finalmente, cabe destacar que en la última década, la tasa de matriculación de niños de tres años en la educación preescolar se ha más que duplicado, de 23% en 2005 a 49% en 2015, pero sigue siendo muy inferior al promedio de la OCDE de 73% en 2015.

Resultados parecidos arroja la prueba PISA, aunque superamos con creces a países como Colombia o Perú, nos falta aún para alcanzar a Argentina. Ello tal vez se explica por el aumento brutal de la cobertura de la educación primaria en los últimos diez años.

No es del caso seguir mencionando cifras, pero algo que en general recalcan estos informes es que en relación a nuestro entorno, o sea Latinoamérica, los resultados chilenos son espectaculares. Y ello nos lleva a meditar cuáles han sido las particularidades de nuestro sistema de educación, y creo que ello ha sido, que a diferencia de otros países, en Chile se admitió la iniciativa privada en casi todo el sistema. Este no es un tema menor por cuanto el tan mentado lucro ha permitido que la inversión en educación provenga fuertemente del sector privado. Lo que tiene ventajas y desventajas. El gobierno de la Presidente Bachelet se ha ocupado de desmantelar este sistema, impidiendo la educación privada subvencionada y  haciendo un análisis muy ligero del lucro en la educación superior.

Es verdad que en un sistema de lucro en educación se pueden producir fallas de mercado por cuanto es difícil poder medir realmente la relación calidad precio de la educación, que imparten los distintos actores de la educación, pero ¿no era mejor trabajar sobre esos indicadores en lugar de dejar al sistema de educación en manos del Estado, respecto del cual toda la evidencia, como ocurre en materia hospitalaria, nos indica que es un desastre?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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