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¿Y quién cuida al cuidador? Opinión

¿Y quién cuida al cuidador?

Camila Quinteros
Por : Camila Quinteros Socia Fundadora 60 y Más Consultores
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Hace unos días, Bienvenidos, el matinal de Canal 13, exhibió una extensa nota sobre Ítalo Passalacqua. El periodista, Juan Pablo Queraltó, que además es amigo de Ítalo, mostró con sumo cuidado y respeto cómo es la vida que el otrora temido periodista de espectáculo lleva después de su accidente y cómo su pareja, Patricio, asumió los cuidados que Ítalo requiere.


Sin querer ahondar en este caso particular, la nota pone de manifiesto una realidad que afecta a miles de familias chilenas: el cuidado de las personas mayores en situación de fragilidad y/o dependencia.

En este caso, Patricio reconoce estar desbordado y sobrepasado por la situación. Sin ahondar demasiado en detalles más específicos, lo cierto es que cuidar a un familiar mayor es una tarea que demanda mucho esfuerzo, mucha paciencia y que, sin duda, pone a prueba el cariño que se siente hacia la otra persona.

Según datos del Servicio Nacional del Adulto Mayor, una de cada cuatro personas mayores presenta algún nivel de dependencia; en el 85% de los casos, los cuidados que requiere esa persona con dependencia son provistos por una mujer (generalmente la esposa o la hija, quien muchas veces debe dejar su trabajo para dedicarse al cuidado de su familiar a tiempo completo (lo que termina afectando a todo el núcleo familiar y empobreciéndolo).

Cuidar a un familiar mayor es un trabajo para el que no se está preparado y que afecta a toda la familia, pero especialmente, a quien asume dicho cuidado. Esta persona comienza a sentirse solo en su tarea, siente que nadie lo apoya, que ha tenido que abandonar su vida para cuidar a otro y cuando, por fin, logra encontrar un tiempo libre para sí mismo, viene la culpa por abandonar al familiar y las dudas respecto de si su familiar estará bien sin él.

Y así, el cuidador se mete en un círculo vicioso en el que por un lado, no deja entrar a nadie que le ayude y, por otro, no es capaz de salir para pedir ayuda. Así, el llamado “estrés del cuidador” se hace presente y el cuidador termina necesitando más cuidados que el familiar mayor. ¿Y quién cuida al cuidador?

Afortunadamente, hoy en Chile existen algunos dispositivos de ayuda que permiten aliviar la tarea del cuidador. Los centros diurnos (los hay privados y municipales) son una gran alternativa para aquellas familias que están a cargo de una persona mayor con niveles leves o moderados de dependencia. En estos centros, la persona mayor es diagnosticada y a partir de ese diagnóstico se le genera un plan personalizado de atención que busca recuperar o mantener capacidades psicomotoras. Así, mientras la persona mayor va al centro diurno, el cuidador puede utilizar ese tiempo para realizar actividades recreativas, de descanso o que sean significativas para él o ella.

Algunas comunas han formado grupos de apoyo a los cuidadores familiares a fin de generar un espacio de encuentro y de apoyo comunitario donde, además de compartir experiencias, los cuidadores reciben capacitaciones básicas para poder brindar un mejor cuidado, conocer el proceso por el que atraviesa y adquirir herramientas que les permitan manejar sus emociones de mejor manera.

El Programa Chile Cuida, por su parte, está destinado a entregar cuidado a personas mayores de 60 años en situación de dependencia moderada y severa; apoyar a sus familias y cuidadoras; y capacitar y dar empleo a mujeres sin trabajo o que buscan mejorar su situación laboral.

Cuidar a una persona mayor no es fácil, sobre todo cuando no se tienen las herramientas para hacerlo. Avanzar hacia un sistema de cuidados de mediano y largo plazo que promueva el bienestar tanto de la persona mayor como de su cuidador familiar es fundamental; incrementar la cobertura de los centros diurnos es cada vez más necesario si queremos promover un envejecimiento en casa y evitar que las personas mayores sean institucionalizadas porque las familias no son capaces de asumir el cuidado.

Ahora que estamos en tiempo de elecciones, es bueno que quienes aspiran a la primera magistratura o a un escaño en el parlamento comiencen a ver la vejez no solo desde la perspectiva previsional, sino que con una mirada multidimensional que incluya al núcleo familiar.

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