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¿En qué estamos fallando en la lucha contra el VIH? Opinión

¿En qué estamos fallando en la lucha contra el VIH?

Luis Larraín S.
Por : Luis Larraín S. Magíster en relaciones internacionales, Instituto de Estudios Políticos de París
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Deben hacerse visibles todas las formas de prevención. Por ejemplo, la profilaxis anterior a la exposición para los individuos no infectados por el VIH es una alternativa para los grupos de riesgo. La administración de estos antirretrovíricos por vía oral baja el número de contagios, pero en Chile ni siquiera existe información al respecto. Lo quise constatar y recorrí varias farmacias por Santiago buscando PrEP, medicamento que reduce hasta en un 90% los contagios y muchos vendedores ni siquiera habían escuchado su nombre. Cuando finalmente lo encontré, supe que se venden las 30 pastillas a más de 400 mil pesos.


Si miramos cómo la sociedad chilena ha enfrentado el VIH, con campañas que desconocen los cambios en las conductas sexuales de los chilenos, no debería sorprendernos que nuestro país sea hoy el que registra el mayor aumento de nuevos contagiados de VIH en Latinoamérica. Esto, mientras a nivel mundial la situación es la opuesta y se celebran grandes triunfos en contra de esta enfermedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2000 y 2016, el número de nuevas infecciones por el VIH se redujo en un 39% en el mundo. Este logro fue fruto de enormes esfuerzos realizados por programas nacionales que combinan el trabajo conjunto entre la sociedad civil y las instituciones públicas.

Es el momento de que Chile se tome en serio el VIH y lo enfrente con políticas públicas serias, responsables y realistas, trabajando en conjunto con las ONGs y asociaciones de pacientes.

La base de la campaña contra el VIH debería combinar dos aspectos: la prevención (está comprobado que el uso del condón tiene una alta efectividad en la protección de enfermedades de transmisión sexual) y la detección temprana. Así lo hizo la última campaña del Gobierno, lo que es un avance, ya que hace dos años se mencionaba solo la prevención y, en la administración de Sebastián Piñera, el foco era la detección.

Chile debería ponerse como objetivo alcanzar las metas propuestas por la OMS conocidas como 90-90-90: que el 90% de los infectados sea diagnosticado, que de ese porcentaje el 90% sea tratado y que, de este número, el 90% tenga una carga viral indetectable.

Las políticas públicas debieran fomentar la prevención sin tabúes si el objetivo es detener la epidemia y salvar vidas.

[cita tipo=»destaque»]La OMS recomienda profilaxis posterior a la conducta de riesgo. Es decir, empezar a tomar antirretrovíricos dentro de las 72 horas siguientes, a fin de prevenir la infección. Una suerte de pastilla del día después que se prescribe durante 28 días. Pero no solo el VIH se propaga rápidamente, otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) han tenido un dramático aumento en Chile. Entre 2010 y 2015 hubo un alza de 208% en los casos de gonorrea y un inusual brote de Hepatitis A en la Región Metropolitana.[/cita]

Deben hacerse visibles todas las formas de prevención. Por ejemplo, la profilaxis anterior a la exposición para los individuos no infectados por el VIH es una alternativa para los grupos de riesgo. La administración de estos antirretrovíricos por vía oral baja el número de contagios, pero en Chile ni siquiera existe información al respecto. Lo quise constatar y recorrí varias farmacias por Santiago buscando PrEP, medicamento  que reduce hasta en un 90% los contagios y muchos vendedores ni siquiera habían escuchado su nombre. Cuando finalmente lo encontré, supe que se venden las 30 pastillas a más de 400 mil pesos.

Además, la OMS recomienda profilaxis posterior a la conducta de riesgo. Es decir, empezar a tomar antirretrovíricos dentro de las 72 horas siguientes, a fin de prevenir la infección. Una suerte de pastilla del día después que se prescribe durante 28 días. Pero no solo el VIH se propaga rápidamente, otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) han tenido un dramático aumento en Chile. Entre 2010 y 2015 hubo un alza de 208% en los casos de gonorrea y un inusual brote de Hepatitis A en la Región Metropolitana.

Si bien han quedado atrás los días en que las autoridades ignoraban por completo el tema y catalogaban despectivamente al VIH como “la peste rosa”, ya los gobiernos de los distintos signos han entendido la urgencia de promover tanto la prevención como la detección temprana. Sin embargo, Chile todavía tiene una deuda pendiente en esta lucha.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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