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¿Cómo no fracasar al emprender? Opinión

¿Cómo no fracasar al emprender?

Todos quieren emprender, pero nadie quiere meter las patas. Cuando tratamos de descubrir por donde partir, y la clásica respuesta iba por armar un “plan de negocios”. La receta de un diseño perfecto y ejecución impecable. Cuando la verdad es que un proceso exitoso uno de descubrir tu producto y a tú cliente.


La fórmula antigua apostaba por mucha investigación de mercado, incontables horas de diseño experto, un par de creativos marketeros y otros tantos especialistas encerrados en sus oficinas. Así se llegaba a la biblia a seguir y ejecutar al pie de la letra. El problema de este método, es nunca experimentó si realmente todos sus supuestos estaban correctos.

Probablemente le preguntaron muchas cosas a potenciales clientes, pero la dura realidad es que ellos – sin saberlo – mienten. Una cosa es declarar intención de compra y otra es comprar. Una cosa es que te guste algo en teoría y otra es que te lo hayas imaginado bien. Por eso, este es un modelo destinado al fracaso porque nunca enfrenta al emprendedor a su cliente en una instancia “real”, ni al cliente a la experiencia del producto o servicio.

La receta Silicon Valley y todos sus emprendimientos exitosos en Estados Unidos es: experimentar, aprender y rediseñar lo más rápido posible. Hoy conocido como “Lean Start Up”, es la metodología de no asumir cosas, sino que testear todo. Absolutamente todo. No pasar dos semanas diseñando lo que sea encerrado en la oficina, sino que cualquier idea debe ser llevada lo más cercana a la realidad posible y enfrentar al cliente a una situación de compra. De esta forma es donde uno “descubre lo que no sabe” y va ajustando continuamente. 

¿Todos te dicen que comprarían tu producto? Pasa una tarde en el supermercado disfrazada de promotora intentado vender tu producto. No importa que aún no lo tengas listo, arma un cajita que se vea decente y empieza a vender como si ya lo tuvieras. Ahí descubrirás los verdaderos motivos de compra, el precio correcto o que tu marca no se entiende.

Fallar barato y rápido es la consigna. Duele, pero no tanto. Por eso mismo, si todos los días te equivocas sólo un poco, te vas asegurando de ir encontrando el camino correcto en base a retro alimentación real. El emprendedor debe estar en la calle, no en la oficina. Conociendo a fondo a su cliente y haciendo cada día un experimento que le permita validad o rechazar cada una de sus hipótesis. Desde propuesta de valor hasta precio, pasando por canales de distribución y envoltorio, todo hay que testearlo.

Emprender es un aventura genial, pero no por eso menos dura. Es un camino para cumplir sueños y hacer realidad lo que te imaginas. Pero implica mucho esfuerzo y sacrificio. Por eso, mejor ir dando pasos ciertos en base a un buen aprendizaje. Cada día tiene su afán, y cada día un emprendedor algo que comprobar.

 

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