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Calefacción con biomasa: Noruega no cacha nada, ¿y nosotros?

Miguel Márquez
Por : Miguel Márquez Ejecutivo de Energiainteligente.
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Noruega dejará de utilizar gas para calefacción a partir de 2020. Cualquier edificio, casa, instalaciones, empresas, instituciones públicas, todos tendrán que calentarse dentro de tres años con otra forma que no sea con gas natural.

En Chile por el contrario y en Osorno en particular, han llegado tres compañías gaseras vendiendo su producto “ecológico” con el aval de las autoridades que no dan pie con bola en la política de la calefacción y menos con la leña.

¿Porqué tal diferencia? Por el compromiso con el cambio climático de parte de Noruega. La prohibición del uso del gas natural es un verdadero compromiso contribuyendo con esta decisión de manera sustantiva a enfrentar el cambio climático. En Chile, la contaminación por leña húmeda implica gastos en salud pública y privada que en el 2006 fue estimada en casi $4.000 millones de dólares (US$).

[cita tipo=»destaque»]En suma, Chile promueve el gas natural que no posee. Noruega prohíbe el gas y le sobra. Noruega posee menos biomasa que nosotros, no obstante promueve su uso para la calefacción, Chile en cambio, sugiere prohibirla, y no implanta absolutamente ningún instrumento para el fomento de la innovación y uso eficiente de la biomasa.[/cita]

Osorno gasta por la “mala” leña entre $300 y $400 millones de US$ al año (días/camas, medicamentos, muertes prematuras, atenciones médicas, pérdidas de días laborales, paralización de empresas, etc.). Costo evitado se llama. A diferencia de Noruega, Chile no tiene compromiso viable, monitoreable, con metas precisas a corto, mediano y largo plazo que cambie drásticamente esta seria situación de deterioro persistente de la calidad del aire y sus impactos asociados en todo ámbito.

¿Es porque Noruega es más rico y Chile…”más pobre”? Algo de cierto hay en ello, pero Chile, a pesar de lo que han creído todos los ex Ministros de Energía (incluyendo Pacheco) que Chile es pobre en recursos energéticos,  es rico en recursos energéticos renovables: sol, viento, recursos hídricos, geotermia y biomasa. Sí, tal cual, biomasa. ¿Qué impide su desarrollo? Desde la ignorancia, pasando por la falta de política pública (los estudios hacen nata en los escritorios de burócratas) y los intereses de las empresas gaseras y eléctricas.

En efecto, abundan los ejemplos de intereses creados por una industria gasera que se desarrolla a punta de lobby y falacias. V. Blanlot ejerció hasta hace poco como Presidenta del Consejo para la Transparencia nombrada por la propia presidenta y desde ese cargo o poder que se le otorgó, abogó por las gaseras, ante las acusaciones de la SEC por excesivas utilidades. Las compañías gaseras venden el gas que no poseemos como ecológico y con campañas similares a las telefónicas: con diversos regalos, bajas tarifas iniciales que aumentarán no bien la gente haya accedido al cambio de fuente, transformando a los osorninos en rehenes. La reglamentación y normativa los favorece. En Noruega, la empresa estatal Statoil verá mermadas sus utilidades pero, de conjunto con el Estado, han decidido innovar en nuevas fuentes e invertir en las energías renovables, no para el 2050, sino para mañana.

¿Con qué sustituyen el gas natural los noruegos? “…con electricidad, bombas de calor, calderas de biomasa, geotermia o hasta quemando madera valdría”. Textual. En Chile y en Osorno, ante la incapacidad de poder enfrentar la contaminación por la mala leña y la informalidad del mercado, sugirieron, desde Santiago, prohibirla, condenando a los usuarios, modestos en su gran mayoría, al falso dilema de tener mejores pulmones o morirse de frío. La población y algunos alcaldes se opusieron. El valor de la unidad de calor de la leña seca le cuesta al osornino(a) entre 15 y 17 US$/MMBTU (millones de british termal unit); la de la parafina, 27 US$/MMBTU; la del gas licuado 35, del gas natural (“shale-gas”) entre $35 y 40; y $140 US$/MMBTU en el caso de la electricidad. Esto quiere decir que por cada unidad calórica de electricidad el osornino(a) paga 12 veces más por la unidad de calor que le da la leña seca, 2 veces más en el caso de la parafina y 3 veces más en el caso gas licuado. Este es el principal porqué la leña seca es y seguirá siendo la elección de parte del usuario. La Noruega productora de gas se orienta al uso de la biomasa, si bien es cierto, no es sólo la leña, se trata de la vastedad que ofrece esta fuente: pellets, calefacción a distancia, gasificación, leña, entre otras.

¿Quién diseña esas opciones de política energética? En Noruega es el Estado y luego los respectivos gobiernos asumen, los que a partir de sendos estudios determinan las opciones para y por décadas. En Chile las decisiones y estudios son fuertemente influenciados por las empresas eléctricas, en complicidad con mineras, no pocos grupos ambientalistas y consultores regalones de empresas y gobiernos de turno. ¿Alguien en Chile ha mencionado la biomasa como opción al futuro para la calefacción? Nadie. O casi. ¿Y las renovables? Todos se han plegado para metas “ambiciosas” (eléctricas y no de calefacción) al 2050 (sic!), lo que en el fondo sólo refleja la incapacidad de la política pública por establecer las condiciones de mejorar, innovar y orientar la inversiones de un mercado energético con reglas y normas obsoletas. Tomando nota de este noble ejercicio futurista he pedido expresamente en mi testamento que mis bisnietos monitoreen las felices quimeras establecidas para el 2050.

En suma, Chile promueve el gas natural que no posee. Noruega prohíbe el gas y le sobra. Noruega posee menos biomasa que nosotros, no obstante promueve su uso para la calefacción, Chile en cambio, sugiere prohibirla, y no implanta absolutamente ningún instrumento para el fomento de la innovación y uso eficiente de la biomasa.

Decididamente, los noruegos no cachan nada.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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