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Voto temático: la estrategia de La Moneda para enfrentar a Piñera Opinión

Voto temático: la estrategia de La Moneda para enfrentar a Piñera

Marco Moreno Pérez
Por : Marco Moreno Pérez Decano Facultad de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad Central de Chile.
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A Piñera no le conviene mantener abierto el flanco del aborto, la adopción homoparental, la identidad de género, o la gratuidad, porque dificulta su capacidad para llevar adelante su agenda comunicacional de crítica al Gobierno y con foco en temas como crecimiento económico, empleo y seguridad. El asunto lo incomoda porque lo obliga a tomar posición. Esto explica su silencio, que busca evitar que estas cuestiones terminen instalándose como temas de campaña. Hasta ahora ha sido el único presidenciable que se ha mantenido al margen del debate. Mientras más tiempo la materia se mantenga en la agenda de opinión pública, será sin duda una mala noticia para su campaña y una piedra en el zapato para su candidatura.


En lo que parece ser ya una constatación, las acusaciones sobre conflictos de interés y opacidad patrimonial no han logrado permear la actual base de apoyo electoral del candidato Sebastián Piñera. A juzgar por la opinión pública encuestada, dichos cuestionamientos no parecen erosionar el clima de opinión que se ha instalado en relación con su lugar asegurado en el balotaje de diciembre próximo.

¿Cómo enfrentar este dato de realidad electoral? Esta parece ser la pregunta que desde la Nueva Mayoría, pero también desde La Moneda, intentan responder. Dado el efecto marginal del foco en el tema conflictos de intereses, una estrategia que parece estarse explorando es la relacionada con la fijación de la agenda –agenda-setting– para influir en los asuntos de debate político en campaña.

Lo que se busca es que asuntos que concitan polémica –aborto, adopción homoparental, identidad de género, gratuidad, pensiones– influyan coyunturalmente en el voto de los electores por la vía de la politización de estos. La Moneda y en especial la Presidenta Bachelet, ante el vacío de poder en el oficialismo, parecen estar apostando por una suerte de modelo de mediatización como estrategia para instalar ciertos temas sensibles en la agenda política, frente a los que el candidato Piñera tenga que tomar posición. Esta sacada “al pizarrón” descansa en la máxima acerca de que las campañas no influirían tanto en qué piensa el elector como sobre qué piensa.

El proyecto de aborto en tres causales puede ser un ejemplo de esta estrategia. Comunicacionalmente, el proyecto –más allá del traspié en la Cámara de Diputados, el trámite en Comisión Mixta y el Tribunal Constitucional– ha sido un acierto. Si La Moneda sostiene el discurso en clave de una política pública asociada a causales excepcionales y no como una disputa ideológica, ganará la batalla comunicacional.

¿Cuáles están siendo los efectos de este diseño? En primer término, instala una cuña en el sector que respalda a Piñera. La división entre liberarles y conservadores al interior de la centroderecha es un tema aún no resuelto. Hay gente de derecha que está a favor de despenalizar en tres causales. Estas diferencias generan un espacio de tensión en una parte de este sector político. La senadora Lilly Perez y la diputada Karla Rubilar apoyaron el proyecto del Ejecutivo. También, hay sectores liberales en RN y Evópoli que respaldan esta postura. Si en las primarias el objetivo era capturar el voto duro de la derecha, ahora Piñera debe atraer al centro político. Queda por ver cuánto rinden electoralmente las posiciones conservadoras en torno a este tipo de temas, en relación con un electorado que se ha ido progresivamente desestructurando y es cada vez más volátil.

[cita tipo=»destaque»]En un contexto de cierta debilidad de valores políticos como el actual, cuando la identificación con los partidos se erosiona y el eje ideológico izquierda-derecha se debilita, las opiniones de los ciudadanos sobre los asuntos sometidos a debate –como lo es el tema del aborto en tres causales– serán menos predeterminadas por estos valores. En estos contextos, el voto temático puede llegar a ser considerable. Parece ser que en La Moneda y con Bachelet en un rol más político, están valorando mejor la importancia de los temas del debate en política y del voto temático en el actual escenario político electoral.[/cita]

Ciertamente, a Piñera no le conviene mantener abierto este flanco, porque dificulta su capacidad para llevar adelante su agenda comunicacional de crítica al Gobierno y con foco en temas como crecimiento económico, empleo y seguridad. El asunto lo incomoda porque lo obliga a tomar posición. Esto explica su silencio, que busca evitar que estas cuestiones terminen instalándose como temas de campaña. Hasta ahora ha sido el único presidenciable que se ha mantenido al margen del debate. Piñera y sus asesores saben que, si bien es cierto la derecha hoy esta ordenada detrás de su candidatura, no son mayoría. Mientras más tiempo la materia se mantenga en la agenda de opinión pública –agosto y septiembre podrían estar todavía influidos por este debate–, será sin duda una mala noticia para su campaña y una piedra en el zapato para su candidatura.

Ocurre que, tan importante como los candidatos en una campaña presidencial, es también saber cuáles son los temas que se conversan alrededor de la campaña. Lo anterior es un factor que viabiliza a algunos candidatos por sobre otros.

Cuando un elector no vota en función de factores estables –como su posición social o sus valores políticos– sino en función del acuerdo o desacuerdo con un candidato o partido en torno a algunos de los temas en debate, se dice que este elector vota temáticamente.

Desde una perspectiva politológica –sin desconocer las consideraciones éticas, sociales o valóricas presentes– y en un contexto en que la participación popular se debilita, aumenta la indiferencia y el electorado es más volátil, más y más ciudadanos, cuando piensan en política –si es que lo hacen– es más probable que lo hagan desde consideraciones e influencias cortoplacistas. Lo que estamos viendo es una forma de comportamiento electoral que cada vez es más contingente. En leer adecuadamente este cambio de lógica radica la habilidad del posicionamiento de campaña que hagan los candidatos presidenciales.

En un contexto de cierta debilidad de valores políticos como el actual, cuando la identificación con los partidos se erosiona y el eje ideológico izquierda-derecha se debilita, las opiniones de los ciudadanos sobre los asuntos sometidos a debate –como lo es el tema del aborto en tres causales– serán menos predeterminadas por estos valores. En estos contextos, el voto temático puede llegar a ser considerable. Parece ser que en La Moneda y con Bachelet en un rol más político, están valorando mejor la importancia de los temas del debate en política y del voto temático en el actual escenario político electoral.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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