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Trump y su repliegue proteccionista

Alexis Guardia
Por : Alexis Guardia Economista. Universidad de Chile. Doctor en Economía. Universidad de Paris IX Dauphine
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La elección de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos en noviembre del 2016 golpeó sin duda la cátedra o la visión convencional respecto al desarrollo del comercio internacional o lo que es hoy conocido como el fenómeno de la globalización. En cierto sentido Trump es un “heterodoxo practico” respecto a la ortodoxia liberal.

Sin embargo, su visión proteccionista, (e incluso aislacionista, según su reciente consideración del cambio climático) lo obliga a tomar iniciativas económicas con presumibles resultados inciertos. Una de ellas es poner un impuesto a las importaciones proveniente de empresas americanas que han deslocalizado su actividad en otro país (particularmente China o México) internando luego sus productos al mercado americano, y la otra es poner un impuesto a las importaciones de países que no practicarían un comercio equitable, desafiando con ello a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y sus normas que regulan el intercambio internacional.

Trump admite que ello sería complejo dadas las represalias comerciales que tomarían los países afectados con sus exportaciones destinadas a los Estados Unidos “pero ello podría crear mucho más empleo en los Estados Unidos” (Entrevista Reuter 23 de febrero). Una segunda consideración, y que concita mucha discusión, son los efectos presupuestarios del aumento de los impuestos a las importaciones pues ello permitiría bajar los impuestos a las empresas, aliviando el déficit presupuestario o limitando los cortes en el gasto público. Por último un tercer efecto económico del proteccionismo impulsado por Trump es un aumento parcial en el precio de los bienes de consumo en los Estados Unidos derivado del aumento del impuesto a las importaciones con repercusiones en el poder de compra de los asalariados y un impacto negativo en los márgenes de los importadores.

[cita tipo=»destaque»]Una parte de las empresas americanas tratan de ir adaptándose a los cambios anunciados por Trump o siguiendo de cerca la actual discusión en el Congreso donde los Republicanos impulsan una ley a fin de establecer un impuesto a la frontera.[/cita]

Para algunos economistas esta política induciría sin embargo un aumento importante del precio del dólar lo cual compensaría el impuesto sobre las importaciones (pues las abarataría) y las subvención a las exportaciones. Tesis que todavía se discute. Según tres economistas de la reserva Federal de Nueva York “Si el dólar no se apreciara en el monto total del impuesto (20%) nosotros estimamos que el efecto de este sería de reducir las importaciones y las exportaciones americanas en el corto y el mediano plazo.” Nosotros agregaríamos la pregunta ¿entonces, cuanto el “América First” significaría para el crecimiento mundial?

Una parte de las empresas americanas tratan de ir adaptándose a los cambios anunciados por Trump o siguiendo de cerca la actual discusión en el Congreso donde los Republicanos impulsan una ley a fin de establecer un impuesto a la frontera. Según la industria automotriz los impuestos fronterizos u otros aranceles propuestos por Trump podrían incrementar en US$ 2000 o un 5% el precio promedio de un vehículo en Estados Unidos lo cual significaría una posible baja en las ventas del 2,5%. Cierto, la reducción de los impuestos a las empresas podría paliar la situación precedente. Por otra parte el Congreso habla de solo afectar las importaciones y no las exportaciones de autos y Trump solo se refiere a las empresas que trasladan sus empresas y empleo fuera de Estados Unidos y luego exportan sus productos al mercado americano, sin considerar la lógica de las empresas que al realizar este movimiento ellos están aprovechando el menor costo de producción de una parte de la cadena de valor (fabricación de piezas y partes más baratas en países con salarios relativos más bajos).

¿Cuál ha sido hasta ahora el comportamiento efectivo de las empresas americanas fabricantes de automóviles? A comienzos de enero Ford había anunciado que ella renunciaba a invertir en México en una nueva usina para ensamblar el modelo de auto llamado Focus. Sin embargo seis meses después Ford decidió finalmente producir dicho modelo en China a partir del 2019. Actualmente el modelo indicado se produce en Michigan, pero según Ford ello es cada vez más difícil debido a los estrechos márgenes de ganancia que de allí se obtienen.

En principio la primera decisión de Ford fue deslocalizar esta producción hacia México pero después se cambió a China pues ello le significaba ahorrar mil millones de dólares con respecto al proyecto de México. Según Ford deslocalizar la producción hacia China no destruiría ningún empleo en los Estados Unidos pues lo que se dejara de producir en Michigan se reemplazara con la fabricación de otros modelos.

Podemos concluir que dadas las modalidades asumidas por la actual globalización la lógica de mercado y de las empresas no admiten soluciones nacionales a sus problemas. En este caso, America First.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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