Publicidad
Vamos a decir que No: una franja insuperable Opinión

Vamos a decir que No: una franja insuperable

Carlos Vásquez Órdenes
Por : Carlos Vásquez Órdenes Magister en Educación (Universidad de Chile). Ex Dirigente Nacional Colegio de Profesores
Ver Más

Este lunes 3 de julio tendremos dos candidatos más, quienes entrarán con la expectativa que genera la novedad, a través de una nueva franja televisiva que esperamos que, ahora sí, sea realizada por expertos en el rubro, con conciencia de que no dé la espalda a la realidad, que promueva nuestra cultura no con spots publicitarios, sino por piezas audiovisuales con contenido político y calidad, como aquellas que hicieron cantar a todo Chile y que invitaban a “vamos a decir que No”.


No hay nada más contrario a la creatividad que hacer las cosas por obligación, porque “te la dan en bandeja”, dado que la Ley Electoral te permite convocar a primarias, aunque no haya competencia ni una disparidad significativa en las ideas que promueve un sector político. Además, quienes participan de este juego financiado por todos disponen de unos cuantos minutos de televisión para enviar un mensaje convincente, centrado en el ciudadano que cada candidato interpreta, considerando sus gustos, sueños y aspiraciones, pero haciendo uso de todos los medios tanto técnicos como artísticos que ofrece la industria audiovisual.

De todo ello carecen los diversos spots que exhiben diariamente las candidaturas a la Presidencia, los que en un coro disonante enuncian una lista de promesas, capacidades o virtudes individuales que chocan con la falta de confianza y credibilidad que expresan todas las encuestas. Es decir, la franja de las primarias en estos días de fútbol no solo carece de mensaje, en cuanto cuesta identificar al interlocutor, sino tampoco provoca la emoción del ciudadano, lo que sí logró la histórica franja del NO por su valor político, ético, estético y sentimientos encontrados, en suma, por haberse convertido en una insuperable obra de arte con sustento ideológico.

Y no es que falten creativos, hoy tenemos notables documentalistas en los ámbitos nacional e internacional y, a propósito del fútbol, se puede destacar el lema de TVN “sin miedo”, con el cual promociona todo su accionar periodístico en Rusia con motivo de la Copa Confederaciones 2017, con efectos de imagen que denotan arrojo, heroísmo y voluntad de ser, que logra convocar a todos los chilenos y chilenas a ser campeones, pero destacando que todo se consigue con esfuerzo y superando los temores.

Esta constatación denota que la política, lejos de ser el arte de gobernar, está más cerca de la frivolidad y, al decir de Vargas Llosa, denota un deterioro de la cultura, llegando incluso a sentenciar su desaparición, en el ensayo “La civilización del espectáculo”, texto en el cual evoca un pasado en que “la cultura fue una especie de conciencia que impedía dar la espalda a la realidad agregando que ahora actúa como mecanismo de distracción y entretenimiento”.

Los libretistas del humorismo nacional basan gran parte de su rutina en la denostación de la clase política y ello provoca gracia, aunque hagan uso del insulto y la grosería; otros, buscando la notoriedad a través de un acto provocativo, se dejan llevar por esta ola que arrasa día a día con los símbolos del poder y de la democracia.

[cita tipo=»destaque»]Nada explica el significativo rating que tiene la franja electoral, aun cuando la mayoría no reconoce haberla visto, producto de esa relación incestuosa que tenemos con la política, el sentimiento de culpa al votar como votamos y elegir a quienes elegimos y la desigual relación que establecen los candidatos con sus eventuales votantes. Nos gusta parecer distantes ante un fenómeno que nos apasiona y hasta inventamos no-partidos para lograr que muchos más ciudadanos concurran a votar.[/cita]

Nada explica el significativo rating que tiene la franja electoral, aun cuando la mayoría no reconoce haberla visto, producto de esa relación incestuosa que tenemos con la política, el sentimiento de culpa al votar como votamos y elegir a quienes elegimos y la desigual relación que establecen los candidatos con sus eventuales votantes. Nos gusta parecer distantes ante un fenómeno que nos apasiona y hasta inventamos no-partidos para lograr que muchos más ciudadanos concurran a votar.

Contrasta el colorido de la imagen frente a un país que describen como sombrío; el intento de debatir contra el Gobierno y sus partidarios, quienes no participan de este proceso; la recarga de elementos simbólicos tan intelectualizados, que la gran masa difícilmente puede decodificar. Además, el lunes 3 de julio tendremos dos candidatos más, que a propósito de la sobreexposición televisiva, habrán saturado el espacio simbólico con sus repetidas ideas y reorientarán sus dardos hacia Alejandro Guillier, quien entrará con la expectativa que genera la novedad, a través de una nueva franja televisiva que esperamos que, ahora sí, sea realizada por expertos en el rubro, con conciencia de que no dé la espalda a la realidad, que promueva nuestra cultura no con spots publicitarios, sino por piezas audiovisuales con contenido político y calidad, como aquellas que hicieron cantar a todo Chile: VAMOS A DECIR QUE NO.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias