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UC: Universidad primero, luego Católica

Por: Bastián Mena Coronado, Presidente Centro de Estudiantes de Teología


Señor Director:

Durante la última semana ha sido tema de gran controversia la negativa de la universidad católica ante el pedido de le FEUC en torno a una actividad “feria de iniciativas de género”.
Como estudiante de la universidad y, particularmente, como católico me duele que la institución se refugie en un catolicismo conservador, olvidando el verdadero sentido de la propia fe.

¿Qué tiene que ver la decisión de la UC con la fe cristiana? Tiene mucho que ver. Si realmente creemos en el proyecto de Jesús, es porque adherimos y luchamos activamente con reivindicar la igualdad entre las personas, y la posibilidad de vivir en armonía construyendo el reino de justicia, el Reino de Dios. Jesús propone una realidad donde los marginados, las minorías y los excluidos adquieren un nuevo estatus: los bienaventurados. Hoy, en cambio, nos encontramos con la discriminación y el abuso, nos encontramos con la sobreposición de ideas, dejando inválidas las que son contrarias a las mías.
Nos encontramos con cristianos que se han olvidado de lo fundamental, sumergiéndose en ideas “políticamente” correctas, que hacen del mensaje de Jesús un mero discurso vacío.
No podemos llamarnos cristianos si no buscamos la igualdad, si no luchamos por la fraternidad y el respeto mutuo.
Hoy nos encontramos con no creyentes, que son mejores “cristianos” que muchos de nosotros. Porque ellos han hecho la opción por la humanidad, por la pluralización de espacios, por dar cabida a todos en un mundo y una sociedad que busca lo contrario.

Con esto no quiero decir que ser cristiano sea mejor o peor, sino quisiera despertar la conciencia. Recordar que como seres libres y racionales tenemos la responsabilidad y libertad de comprometernos con aquello que creamos justo. En mi caso, es la lucha por la erradicación de la desigualdad entre personas, es una necesidad urgente y necesaria. Mi fe en Dios me exige estar al lado del sufriente, del marginado, del excluido y del discriminado. Mi fe en Dios me obliga a luchar por dejar de sobreponer pensamientos y dar cabida a todas las opiniones. Hasta que no lleguemos a esto y haya que seguir luchando para hacer de la igualdad y la pluralidad el modo de vivir, entonces no nos llamemos hermanos.

Bastián Mena Coronado
Presidente Centro de Estudiantes de Teología

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