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Programas de inclusión y equidad

Patricio Gavilan
Por : Patricio Gavilan Coordinador Ejecutivo PACE UTEM
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Cuando analizamos nuestro sistema educativo en su conjunto, sin duda nos encontraremos con muchas provocativas situaciones. El resultado de esta observación dependerá de quien observe: más de alguno pensará que es inaceptable y habrá otros más aventajados que preferirían el statu quo.

En esta ocasión nos detendremos en lo que algunos llaman “trayectoria educativa”, la cual posee varias dimensiones. Pensemos en ella como la realidad que se traza a partir de la cuna, la que determina a qué jardín infantil asistirás y en qué establecimiento te educarás. A partir de aquello se podría predecir -salvo excepciones- cuál será tu destino una vez finalizado el cuarto medio, a qué institución de educación superior asistirás, cuánto ganarás en los años posteriores, quiénes serán tus amigos y dónde vivirás. Esto último por cierto, determinará la trayectoria educativa que tendrán tus hijos (si deseas tenerlos).

¿Se pueden predecir trayectorias educativas de individuos en Chile? Aparentemente sí. Supongamos que alguien nació en la comuna X (diré X para no ser excesivamente provocativo), luego tenderá a estudiar en la misma comuna, se juntará con amigos de la misma comuna. A la hora de finalizar su enseñanza media serán sus méritos académicos y sus gustos los que determinarán qué hará el año siguiente. Hasta aquí, todo bien, pero ¿qué pasa si luego las oportunidades son limitadas?, ¿qué pasa si al llegar a ese punto careces de un abanico amplio?, ¿qué pasa si todo esto se define por el puntaje obtenido a partir de una prueba estandarizada?

El supuesto de que el “qué harás luego de cuarto medio” se determinará en base a tus preferencias y méritos académicos sería posible si existiera un mercado perfecto (colocándolo en lenguaje amigable para quienes consideran la educación un bien de consumo).
Desgraciadamente no es así, existen importantes brechas entre establecimientos públicos y privados que se identifican entre otras cosas a partir de una prueba estandarizada (PSU) que el año 2016 rindieron más de 250.000 postulantes.

[cita tipo=»destaque»]No debemos caer en la tentación de culpar de todo a la PSU, ciertamente sirve bastante como prueba estandarizada, pero mide conocimientos adquiridos en la enseñanza media y conocemos establecimientos que por opción (establecimientos técnico profesionales o polivalentes en sus especialidades) no abordan todos los contenidos medidos o bien por obligación (conocemos establecimientos que pasan semestres enteros sin profesores de las áreas medidas sin posibilidad de hacer frente a estas problemáticas).[/cita]
Según los resultados PSU 2016, el 50% de quienes egresaron de cuarto medio (considerando todos los establecimientos independiente de su sostenedor) no llegó a los 500 puntos y un 44% de los estudiantes egresados de establecimientos municipales obtuvo menos de 450 puntos.
No debemos caer en la tentación de culpar de todo a la PSU, ciertamente sirve bastante como prueba estandarizada, pero mide conocimientos adquiridos en la enseñanza media y conocemos establecimientos que por opción (establecimientos técnico profesionales o polivalentes en sus especialidades) no abordan todos los contenidos medidos o bien por obligación (conocemos establecimientos que pasan semestres enteros sin profesores de las áreas medidas sin posibilidad de hacer frente a estas problemáticas). Tampoco un buen puntaje PSU es sinónimo de éxito en la vida universitaria o un mal puntaje sinónimo de fracaso. No existe correlación entre puntaje PSU y éxito académico.

Desde el 2012 se incorporó el puntaje ranking, el cual viene a ser un paliativo del efecto PSU en la admisión de las instituciones adscritas al SUA pero no es la solución definitiva para que se pierdan año a año un número importante de talentos provenientes de todos los rincones del territorio que no logran ingresar a una universidad debido a su bajo puntaje.
Los programas Propedéutico y PACE apoyan a estudiantes de diversos establecimientos permitiéndoles entre otras cosas un ingreso especial a nuestras carreras, este 2017 más de un 7% de nuestra matrícula se constituyó a través de ellos. Podemos en adelante discutir su crecimiento o incluso su pertinencia. Lo que está a la vista es que vienen siendo una más de varias iniciativas emprendidas por la UTEM que hacen que nuestro slogan Creemos en tu talento sea mucho más que eso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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