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¿Descentralización en serio o corrupción intelectual?

Por: Felipe Harboe


Señor Director:

Esteban Valenzuela, en reciente columna, critica las dudas sobre la elección de gobernadores en 2017 y el proyecto de transferencia de competencias. Lo destacable, es que más allá de la añeja retórica de constantes frustraciones, Valenzuela es incapaz de rebatir ninguna de las inconsistencias que trae el proyecto de transferencia de competencias, y opta por descalificar y mentir.
Sí, Esteban Valenzuela miente al decir que he trabado el proyecto que crea la región de Ñuble. Lo invito a revisar las numerosas notas de prensa donde se consigna mi activo impulso para lograr: 1- El compromiso de la entonces candidata presidencial 2- El envío del proyecto de ley 3- La sesión especial de la comisión de Gobierno Interior en Ñuble donde aprobamos en general (con mi voto) 4- Mi participación y voto en las comisiones de Gobierno Interior y Hacienda para aprobar dicho proyecto 5- Mi intervención en Sala del Senado cuando aprobamos por amplia mayoría la creación de la región de Ñuble 6- Mi petición expresa al gobierno para lograr el pronto despacho de dicho proyecto desde la comisión de Gobierno Interior de la Cámara de Diputados (lo que espero suceda el 30 de mayo próximo).
Respecto de la elección en 2017, coincido en que en el debate sobre descentralización hay algo de corrupción programática y le agrego corrupción intelectual. Decirle a los ciudadanos que la elección de gobernadores por sí misma implicará descentralización, es prometer algo que no será y por tanto, corromper lo comprometido. Elegir gobernadores es un aporte a la democratización, lo comparto, pero hay que ser claros. Para que exista descentralización, se requiere una arquitectura jurídica, administrativa, presupuestaria y de poder, que ni este proyecto, ni el de transferencia de competencias contiene. Algunos ejemplos: El gobernador regional electo seguirá dependiendo del presupuesto que le asigne el ministerio del Interior y la ejecución del FNDR seguirá sujeta al trámite de la “asignación presupuestaria” entre la Subdere y la Dipres en Santiago.

Se dice que podrá determinar los PROT (Planes Regionales de Ordenamiento Territorial), pero al leer el articulado, aparece que los podrá determinar cuando sean “concordantes con la política nacional de ordenamiento territorial”. La política nacional la fija un consejo de ministros en Santiago, y establece los principios y límites que deberán contener los planes regionales. Es decir, si no tiene acuerdo con el gobierno central, no podrá hacer sus PROT. Similar situación ocurre en el plan regional de turismo y de borde costero.

En materia de seguridad ciudadana, el gobernador regional carecerá de funciones y atribuciones, ya que estarán radicadas en una figura designada y dependiente del Presidente de la República: El “delegado presidencial”.

No es el Congreso ni la ley la que transferirá competencias a los gobiernos regionales. El proyecto contempla una fórmula por medio de la cual la ley autoriza al Presidente de la República a transferir competencias a los gobiernos regionales.
Es decir, será a la voluntad del Presidente de la República de turno, quien por medio de un decreto supremo podrá transferir ciertas competencias a determinados gobiernos regionales. Pero lo que es mas grave, este decreto puede ser derogado por la misma autoridad. Vale decir, la transferencia podría ser temporal y estará sujeta a la voluntad del Rey (perdón, del Presidente de la República).

¿Se imagina entonces un gobernador regional de un color político distinto al del gobierno? Con el proyecto que promueve el señor Valenzuela, podrían ahogar presupuestariamente al gobierno regional opositor, demorar la ejecución de sus recursos, no autorizar los PROT, e incluso, revocar alguna transferencia de competencia hecha con anterioridad.

¿Eso es lo que quieren que apruebe? NO, no lo haré. Si eso implica pagar un costo político, no tengo problema, pero es hora de decir basta a este lenguaje denostador a quien piensa distinto, a quienes se visten de progres y no tienen rigurosidad para leer lo que promueven. La política pública no se puede hacer en 140 caracteres, cuñas o slogans para tv.

No queda más que entender que lo que hay detrás de estas presiones y falsos slogans descentralizadores, es el cálculo electoral para tener una pega política y resolver aspiraciones de algunos, sin importar si ello genera una nueva frustración en la agenda de descentralización, incrementa la desconfianza de los ciudadanos e incluso genere conflictos institucionales que puedan impactar negativamente en la gobernabilidad.

Si Valenzuela no sabía todo esto, lo invito a leer los proyectos de ley que promueve, y en vez de mentir, que proponga una descentralización en serio, tal como la hemos promovido algunos con una ley de rentas regionales, transferencia de competencias de planificación, diseño y ejecución, dotación de iniciativa para implementar infraestructura para la competitividad, capacidad de contratar empréstitos para obras estratégicas, potestad para implementar planes de incentivos o exenciones tributarias en zonas de rezago, revisión del modelo de financiamiento municipal, entre otras; las cuales invito a conocer y a leer como aporte a una verdadera descentralización. Pero en serio.

Felipe Harboe

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