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La nomenclatura del PS

Por: Alfredo Schmidt Vivanco


Señor Director:

La alharaca que ha causado el cuantioso patrimonio que posee el Partido Socialista avaluado en alrededor de 20 millones de dólares, que han sabido aumentar en mercados de capitales, inversiones especulativas y en empresas inculpadas de poco éticas. Causa desconcierto en la opinión pública. Acusa una conducta farisaica de escribas hipócritas, sepulcros blancos por fuera de principios de la cristiandad.

El pecado abyecto del Partido Socialista no está en el uso de los instrumentos financieros “per se” ,con que se nutre el capitalismo, sino que han hecho uso de ese “capitalismo salvaje”, ese “capitalismo depredador”, ese odiado “lucro”, que siempre han criticado, vilipendiado, para acrecentar su notable fortuna que sus grandes fauces buscan en el alimento bursátil para llenar sus siempre hambrientos estómagos con el sucio dinero capitalista. Esta relación orgásmica dinero política los han derrumbado del pedestal de la supuesta superioridad moral con que siempre se han vestido, que no ha sido más que un roído traje.

Lo patético, que la “Nomenclatura” del PS se hace decir que han sido sorprendidos por dichas inversiones. Señalan desconocer lo que debieron haber conocido pero no conocieron, un verdadero acertijo o presumían que los dividendos les llegaban como el “Mana” caído del cielo.

Los demás partidos políticos tampoco están en condiciones de rasgar vestiduras, ni hacer gárgaras virginales, han pecado también y mucho, con bastante lujuria haciendo uso de recursos propios, prestados o conseguidos de dudosa procedencia y que a falta de dinero sonante bien valen expelentes boletas.

Como el dinero no tiene color político, lo colorean a su antojo y es usado por todo el espectro político con nobles fines algunos, como para pagarle a una meretriz cuando la necesidad lo amerita. Esta conducta subyacente del uso inicuo del dinero lo que emputece a la sociedad.
Es la decadencia de la política, no teniendo pecado original, no se exculpan de pecar, porque no han tenido la suficiente entereza moral de resistir la tentación de comer la manzana por podrida que sea.

Atentamente.

Alfredo Schmidt Vivanco

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