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Uso de redes móviles en emergencias: un meme a la racionalidad

Rodrigo Ramírez Pino
Por : Rodrigo Ramírez Pino Presidente de la Cámara Chilena de Infraestructura Digital, investigador Flacso-Chile Latam Digital y ex subsecretario de Telecomunicaciones.
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El sismo 6,9 grados Richter registrado el lunes en la zona central del país provocó una alteración en el normal funcionamiento de las redes móviles de telecomunicaciones para el uso de voz y datos. Sabido es que en situaciones de emergencia la congestión de las redes es resultado de algo entendible: todos intentamos comunicarnos para saber de nuestros seres queridos y de nuestros cercanos.

Y es efectivo también que durante eventos como el vivido las redes móviles están sujetas a saturación. Ello aun cuando Chile posee una infraestructura y una institucionalidad de las telecomunicaciones que permiten mantenernos comunicados cuando se presentan fenómenos como el sismo del lunes último, ocurrido a la hora en que muchos usuarios regresaban a sus hogares. La saturación se advirtió en zonas densamente pobladas y con un alto flujo de personas. Esperable para el caso de la red de voz. Inédito en el caso de la transmisión de datos.

Eso que era inesperado le pone un piso a la petición hecha a las empresas operadoras para que informen a la Subtel los perfiles del tráfico durante el episodio, pues considerado el uso preferente de voz y datos a través de las redes móviles, será necesario entonces maximizar la capacidad real de las plantas 3G y 4G, en función del transporte y la capacidad de distribución.

Solo en Chile un sismo 6.9 es un temblor. En otras latitudes es una catástrofe. Ello implica que los usuarios no solo busquen comunicarse, sino que también quieran informarse. Y lo hacen a través de las redes de datos, lo que agrega una nueva dimensión a su uso.

Dada la cultura sísmica que ostentamos, son variadas las acciones que a lo largo del tiempo se han destinado a resaltar la importancia de usar mensajería de texto y aplicaciones de mensajería por sobre el uso de voz en los minutos posteriores a un sismo de envergadura. Y se ha hecho en el entendido de que así se privilegia una forma eficiente de comunicarnos.

Pero así como hemos pedido que se privilegie el uso de mensajería de texto, y ante la inédita situación registrada el lunes con la saturación de la red para transmisión de datos (la de voz era esperable), también es pertinente insistir en la necesidad de hacer un uso responsable y racional de la capacidad limitada y finita de las redes móviles. Ello contribuye a no provocar sobrecargas por el uso intensivo y no necesariamente oportuno y eficaz de las tecnologías, en especial cuando se trata de una situación de incidencia natural que provoca un riesgo para las vidas humanas y la infraestructura.

El lunes, los ciudadanos tuvieron dificultades para comunicarse los primeros 20 minutos, una vez ocurrido el sismo. Y también experimentaron una afectación de datos móviles por el alto volumen simultáneo de tráfico que se generó. Entre La Serena y Concepción se registró una degradación de hasta un 50% del servicio de voz, es decir, de 2 intentos de llamadas, solo una pasa y la otra no lo logra.

Nadie ha apuntado con el dedo a qué tipo de contenidos (memes, videos, gif, video llamadas y llamadas de voz, etc…) como causantes de la congestión que se registró en las redes móviles de datos. El teléfono móvil es el dispositivo más personal y rápido para poder comunicarnos. En la actualidad más del 80% del acceso a las redes de telecomunicaciones (voz y datos) se hacen a través de teléfonos móviles y el 92 % de ese total se realiza mediante smartphone. En otras palabras, hoy existen más personas conectadas y con mejores tecnologías para ello a su disposición.

No debemos perder el foco de la discusión. Lo que está en cuestión no es la libertad de las personas de hacer uso libre de su plan de datos, pero convengamos en que en una situación de catástrofe como las que cada cierto tiempo nos golpean se requiere de un compromiso mayor de la ciudadanía con el uso racional de las redes en general.

Esa es también la lección de este último evento sísmico: la necesidad de un uso prudente, racional y responsable de un recurso limitado como lo es el espectro de las redes móviles. Y que la necesidad de comunicarnos en acontecimientos anormales, tenga también un mínimo de sentido común en el uso de las tecnologías disponibles, para no acaparar su uso en detrimento del resto de la población.

[cita tipo=»destaque»] El lunes, los ciudadanos tuvieron dificultades para comunicarse los primeros 20 minutos, una vez ocurrido el sismo. Y también experimentaron una afectación de datos móviles por el alto volumen simultáneo de tráfico que se generó. Entre La Serena y Concepción se registró una degradación de hasta un 50% del servicio de voz, es decir, de 2 intentos de llamadas, solo una pasa y la otra no lo logra.[/cita]

Las redes móviles son un gran vehículo para transferir información (ciudadanos, medios de comunicación, autoridades, etc…) y en un evento de riesgo masivo por fenómeno natural se convierten en una herramienta vital para facilitar el acceso a esa información, canalizar y coordinar ayuda y asistencia, según sean las necesidades, y salvar vidas.

Eso, por un lado, convoca a la industria a ser capaz de redoblar sus esfuerzos para que la expansión de los nuevos desarrollos tecnológicos signifique beneficios, especialmente respecto de los estándares de conectividad para responder ante emergencias a gran escala. Y, por otro, nos invita como usuarios hiperconectados en los que nos hemos convertido, a evitar el uso desmedido de dispositivos y de las redes sociales por el solo hecho de querer ser meros espectadores con smartphone conectados a la red 4G.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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