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El PS no es un error histórico

Carlos Vásquez Órdenes
Por : Carlos Vásquez Órdenes Magister en Educación (Universidad de Chile). Ex Dirigente Nacional Colegio de Profesores
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No ha existido un momento histórico más propicio para el crecimiento orgánico, político e ideológico que el que vive actualmente el Parido Socialista, sobre todo porque ha sido capaz de tomar decisiones, liderar la agenda política desde la renovación total de su directiva hasta resolver con absoluta autonomía su abanderado presidencial. Todo ello, a pesar que los agoreros anuncien el derrumbe de un partido histórico, enraizado en la cultura nacional y que ha cometido muchos errores en sus 84 años de vida pero que nació para ser portavoz de los más humildes y explotados de nuestra patria.

El Partido Socialista para sus militantes (léase afiliados) “más que un sentimiento es una pasión”, eso lo pude apreciar en la fila de votación en Maipú, conversando con compañeros muy críticos de sus dirigentes pero con un amor profundo por el ideario que los llevó en su juventud a ingresar a sus filas haciendo un largo recorrido de pre militancia fundidos con la base social y formando con el ejemplo y la emulación a nuevos y valiosos cuadros políticos.

La tensión política no ha estado exenta del chantaje directo por parte de uno de los aliados que más costo partidario nos ha significado en beneficio de la unidad. Por otra parte, resulta sospechosa tanta expectación porque el PS no tan solo eligiera un candidato presidencial de sus filas sino que este debía ser alguien con vocación de estadista, con voz de mando, un padre presente y vigilante, tan necesario para esta sociedad edípica como lo señalara magistralmente Kundera, para contrarrestar los errores de una madre consentidora, rodeada de niños malcriados al estilo Peñailillo.

Resulta escandaloso comprobar los ingentes esfuerzos de la prensa por influir en una decisión democrática de un conglomerado político que soberanamente debía optar entre dos postulaciones progresistas: Lagos o Guillier. Se pretendió a través de la opinión pública calificar cada decisión de sus órganos de dirección señalando en cada comentario, entrevista o editorial lo nefasto que sería para la Nueva Mayoría que el PS no eligiera a Lagos, al mismo tiempo que lo retrataban como un legendario constructor de partido y un socialista genuino con el ADN de Matte y Grove, esfuerzos inútiles que no convencieron a la mayoría del comité central ni menos a las bases socialistas que hace mucho tiempo sentimos a Lagos muy distante y menos aun integrando nuestras filas.

[cita tipo=»destaque»]Resulta sospechosa tanta expectación porque el PS no tan solo eligiera un candidato presidencial de sus filas sino que este debía ser alguien con vocación de estadista, con voz de mando, un padre presente y vigilante, tan necesario para esta sociedad edípica como lo señalara magistralmente Kundera, para contrarrestar los errores de una madre consentidora, rodeada de niños malcriados al estilo Peñailillo.[/cita]

Si de errores se trata, el error de Lagos es haber tomado al PS y no al PPD como partido instrumental, el haber declarado en el Congreso de Unidad su desacuerdo con la decisión unánime que no se podía militar en los dos partidos, quedando con el privilegio de pertenecer a ambos, el influir para que el socialismo se organizara y pensara a la usanza europea, sacándolo de su vocación revolucionaria y por ejercer un liderazgo mediático ajeno a la cultura partidaria y descontinuado de los órganos de masas. Y eso el pueblo socialista lo advirtió tempranamente, lo vio más cómodo en una sociedad corporativa (pero renovada) que militando en un partido político.

Al Presidente Elizalde que no crea en quienes lo felicitan y al mismo tiempo lamentan que haya asumido en estas circunstancias, cuidado hay amores que matan, porque las condiciones objetivas y subjetivas no pueden ser las mejores para el desarrollo partidario. Han recibido un partido con un padrón que llegará pronto a los 40 mil ciudadanos, con una concurrencia a votar cercana a los 30 mil compañeros, con masa crítica suficiente para aportar contenido programático a nuestro candidato Alejandro Guillier y con una base expectante porque dispongamos de un plan de acción que enfrente sin complejos a la ofensiva patronal y financiera que actúa sin piedad para expoliar a nuestro pueblo.

Mención aparte merece nuestro compañero Fernando Atria, un damnificado sin tener arte ni parte en esta operación que pretendió colocar a Lagos como nuestro abanderado, un no candidato que aporta lo fundamental: al reemplazar el comentario fácil por el análisis riguroso, que ha hecho un valioso aporte metodológico al debate constitucional, que jamás debió bajar a la tierra porque no necesita envestidura quien salva su honor y el de sus súbditos con las espadas de la razón.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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