No obstante el esfuerzo y recursos desplegados por el Gobierno de la Presidenta Bachelet para diseñar e impulsar una socialización ciudadana amplia de las bases, mecanismos y contenidos del proceso constituyente a través de diversos canales y medios propios y pagados, lo cierto es que su conocimiento, difusión y discusión es cosa de élites. Al igual que en debates mediados recientes respecto de alternativas como el Voto AC, o permanentes como la coyuntura política general, nuevamente los segmentos ciudadanos que aparecen como más vulnerables, desafectados de sus instituciones y necesitados de información, son aquellos relegados cuando se trata de informarse del proceso en curso.
Así se desprende de reciente estudio que contó con apoyo de Conicyt, publicado por un equipo de investigadores de la Escuela de Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez. En el contexto de un análisis de la cobertura informativa del proceso constituyente en sus primeros cinco meses y medio, por 41 medios informativos escritos, digitales, de radio y televisión del país, metropolitanos y regionales orientados por GSE, se verificó no solo que el proceso constituyente ha sido cubierto principalmente por aquellos medios de prensa escrita, online, radio y TV cable dirigidos a segmentos socioeconómicos altos.
[cita tipo= «destaque»]Estos resultados, además de poner una señal de alerta sobre el rol de los medios a la hora de profundizar ciertas asimetrías de información y brechas democráticas, plantean también la necesidad de repensar las estrategias, relatos y canales comunicacionales definidos por el Gobierno para lograr un proceso inclusivo y plenamente participativo.[/cita]
Peor aún, un mayor pluralismo en el tratamiento del proceso (número total de fuentes presentes, diversidad de temas abordados, diversidad de fuentes y naturaleza de las mismas, según si son fuentes oficiales, gremiales o ciudadanas), también se produce en los medios de élite.
Individualmente y de acuerdo a Índice de Pluralismo desarrollado (que opera con escala de 0 a 1 para señalar un menor o mayor nivel de pluralismo), las revistas y semanarios se muestran como los medios que entregan mejor cobertura (más plurales, con un Índice de 0.71), mientras que la TV, el medio masivo por excelencia, se ubica como el peor de la clase (0.41).
Estos resultados, además de poner una señal de alerta sobre el rol de los medios a la hora de profundizar ciertas asimetrías de información y brechas democráticas, plantean también la necesidad de repensar las estrategias, relatos y canales comunicacionales definidos por el Gobierno para lograr un proceso inclusivo y plenamente participativo.
