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Chile esquizofrénico

Pierre Lebret
Por : Pierre Lebret Cientista político, experto en asuntos latinoamericanos, magister en cooperación y relaciones internacionales (Paris III), ex funcionario de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo y ex consultor de la Cepal. Actualmente trabaja en una ONG para asuntos humanitarios.
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No. No me imagino a Michelle Bachelet entregándole la banda presidencial a Sebastián Piñera en marzo del 2018. No, no quiero que el caso “Caval” sea lo que recordemos de una mujer de convicciones, que cree en los cambios vía la política en ese país con sed de igualdad. Apuntar a Bachelet como la gran responsable de la derrota en las municipales es evadir cualquier responsabilidad.

Ayer, la abstención ganó y su causa es la desafección hacia la política, palabra noble que se ve enlutada por todo lo que ya sabemos: las malas prácticas de la elite. Se castigó a la Nueva Mayoría, pero no es igualmente castigada la derecha. Ejemplo de ello: Piñera como el político con más futuro. ¿Pero cómo? ¿Deben triunfar los que saben hacerle el quite a la ética? Las malas prácticas fueron transversales desde hace mucho tiempo, pero quien lanzó su campaña presidencial el domingo, no tuvo ningún problema en afirmar que vendrán tiempos mejores… Aparentemente les resulta mejor apoyar a alguien que está implicado directamente en casos dudosos y que aún elude dar respuestas claras a Chile y sus ciudadanos.

[cita tipo= «destaque»]Los que, en la Nueva Mayoría, aplaudieron de manera instrumental a la Mandataria en diciembre 2013, son los mismos que pocos meses después criticaban las reformas tributaria, educacional, laboral. La esquizofrenia llegó lejos de parte de algunos dirigentes. ¿Cómo quieren lograr motivar al electorado si las señales que pudimos observar son contradictorias? Hoy lo que prima es la brutal deslealtad, con esa facilidad de desligarse y criticar.[/cita]

Hace tres años, la mayoría de los chilenos quería un cambio radical y estructural en el modelo de desarrollo, para limitar ese capitalismo imperante y devastador del diario vivir de una gran parte de la sociedad chilena. El malestar social logró traducirse en esperanza con un programa de Gobierno voluntarista liderado por Michelle Bachelet, quien ganó con más del 60% de los votos. Una mujer que decidió que íbamos a hacer reformas, cueste lo que cueste, para mejores horizontes de nuestra sociedad.

Los que, en la Nueva Mayoría, aplaudieron de manera instrumental a la Mandataria en diciembre 2013, son los mismos que pocos meses después criticaban las reformas tributaria, educacional, laboral. La esquizofrenia llegó lejos de parte de algunos dirigentes. ¿Cómo quieren lograr motivar al electorado si las señales que pudimos observar son contradictorias? Hoy lo que prima es la brutal deslealtad, con esa facilidad de desligarse y criticar.

Estas elecciones municipales no tienen por qué ser la antesala de la presidencial, mejor reflexionamos por dónde empezar para volver a armar un proyecto y un sueño que convoque a toda la sociedad chilena.

¿Votar o no votar? Dilema del ciudadano. O reaccionamos o dejamos que los avances logrados en los últimos tres años se transformen en retrocesos con la victoria de Piñera en la próxima presidencial. Una coalición conservadora que no cree en la igualdad, que no cree en el acceso gratuito y de calidad a la educación, una coalición conservadora que se compara con países desarrollados, sin entender los procesos que esos mismos países vivieron para alcanzar sus actuales niveles de desarrollo.

Finalmente, a lo que aspiran las personas es a cambios reales. Más vale prevenir que lamentar. Porque en democracia no todo da lo mismo, cuidémosla.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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