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La política indígena y la candidatura de Lagos

Diego Ancalao Gavilán
Por : Diego Ancalao Gavilán Profesor, politico y dirigente Mapuche
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El reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, la participación política mediante cupos reservados en el Parlamento, autonomía político-económica y restitución del territorio ancestral. Son 4 temas sustanciales para el pueblo Mapuche, hoy, y que cambiarían para siempre la deuda que el Estado tiene con nosotros. No es un sueño, es una realidad que pude ver en las primeras naciones de Norteamérica y en reunión con el jefe Maorí de Nueva Zelanda en el foro Mundial de líderes indígenas y negocios en Canadá.

Allí, pude conocer la realidad del avance en políticas indígenas de países desarrollados. Tienen no sólo autonomía política en sus territorios, sino también cierta autonomía económica, gracias a los negocios que han logrado desarrollar en torno a sus tradiciones, grandemente, valoradas. Y a los casinos, bancos indígenas y todo tipo de empresas que debe pagarles el royalty y hacerlos parte de sus negocios en su territorio. Años luz de la realidad de Chile.

Pero, ¿por qué en Chile, eso, no ha sucedido aún? Una de las respuestas es la falta de voluntad política. Lo que me lleva al tema de Ricardo Lagos. He sido duro con Lagos y su falta de compromiso con mi pueblo, que no ha pasado más allá de la creación de la Comisión de Verdad Histórica y nuevo “teatro” como, irónicamente, algunos hermanos le llaman. Sin embargo, sería bueno llevar a cabo las recomendaciones que Patricio Aylwin le hizo.

Es urgente avanzar porque para él Mapuche la discriminación siempre ha sido un tema clave. Y cómo será la que sufren mis hermanos anónimos, si yo también he sido discriminado. En una ocasión, había una reunión con la Presidenta de la República, pero una asesora llamó al diputado del partido para pedirle que yo no participara, que mandaran a otra persona, que a ella le caía bien.

“El carácter del hombre está dado, dirigido y definido por el entono”, dijo Robert Owen. Podemos concluir, entonces, que la discriminación no es culpa de la persona, que a ella la ha forjado el medio y es resultado de una sociedad, clasista, arribista y racista que, históricamente, ha visto al Mapuche como un indio Bárbaro, como decían Vicuña Mackenna y Manuel Bulnes. No tengo ningún resentimiento contra esas personas, porque no saben conscientemente lo que hacen.

[cita tipo=»destaque»]Necesitamos un debate de ideas, que consiste en plantear un problema de pueblo y sé muy bien qué dicen, los Mapuche están divididos, no hay con quién hablar, nunca se ponen de acuerdo, no participan todos. Una crítica que no se sustenta, ya que, los chilenos no participan todos tampoco, sólo vota un 42%. Eso, lo dice menos del 1% del país, los que tienen el país polarizado y a la ciudadanía segregada. Lo dice una minoría, que si se sumaran todos no nos superan en número. Nosotros somos un millón y medio, el 10% de Chile.[/cita]

Cuando hablo de la voluntad política para resolver los temas de fondo de los pueblos originarios, hablo también de identificar el enemigo común, que es la derecha, esto necesariamente nos obliga a salir del pequeño debate, de quien es más de izquierda que el otro. La izquierda nace para defender al pobre, paradójicamente, la mayoría que da ese debate, cuentan con sueldos sobre ocho millones de pesos, hablan por los pobres, de donde yo vengo, pero respeto igual a esa izquierda de salón de té, “la vanguardia proletaria”.

Necesitamos un debate de ideas, que consiste en plantear un problema de pueblo y sé muy bien qué dicen, los Mapuche están divididos, no hay con quién hablar, nunca se ponen de acuerdo, no participan todos. Una crítica que no se sustenta, ya que, los chilenos no participan todos tampoco, sólo vota un 42%. Eso, lo dice menos del 1% del país, los que tienen el país polarizado y a la ciudadanía segregada. Lo dice una minoría, que si se sumaran todos no nos superan en número. Nosotros somos un millón y medio, el 10% de Chile.

Al mismo tiempo, sabemos que nuestro pueblo no es perfecto. Tenemos distintas corrientes ideológicas, hasta religiosas y estamos ubicados en la cola de la distribución del poder económico y político, pero todos tenemos el mismo origen, somos hermanos. Y estamos llamados a una misión común, sacar adelante nuestro pueblo. Para eso debemos hablar de lo que nos asemeja, no de lo que nos diferencia y comprender que un ataque a uno de nosotros es un ataque a todo el pueblo. Ahora debemos pensar políticamente.

El Mapuche que están despertando. Están transformándose y están siendo políticamente maduros. Se están dando cuenta que nuestra temáticas sí es un tema relevante en el Chile, tanto es así que es posible ver cada vez que hay una elección, los políticos se acercan tanto al Mapuche que hasta parecen defendernos, pero sólo hasta que pasan las elecciones. Esto significa que el político vio que los Mapuche tenemos un bloque de votos que puede determinar quién va a llegar al municipio, al Congreso y a la Moneda.

Fue el voto Mapuche el que ayudó a poner a la actual administración de Chile. Pero, no hay que olvidar que, constantemente, su voto sin mucho conocimiento, voto confuso e ignorante, puso la administración de Chile en manos de Piñera, un político filibustero que aprobó todo tipo de leyes que han afectado a nuestro pueblo, nuestro territorio y también a los pobres y marginados de Chile. Me refiero a la Ley de Pesca que no sólo afectó al mundo Lafkenche, sino también al chileno humilde, al Decreto N° 40 y al N° 66 que norman las consultas indígenas, hecho a la medida de grandes empresas.

Nuestra obligación es generar propuestas políticas que cambien nuestra realidad. No estoy hablando de invernaderos, ni de una conversión económica de transformar al Mapuche en peluquero, como ocurrió en Lota. Estoy hablando, concretamente, del reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, que transformaría a Chile en un Estado Plurinacional. Hablo de autonomía política y económica, de restitución del territorio, de participación política en el Poder Legislativo, creación de un registro lectoral especial para los pueblos originarios para que elijan representantes a la Cámara de Diputados y senadores, de acuerdo a su densidad poblacional.

Estamos hablando de perfeccionar la esencia misma de la democracia, porque ésta no alcanza para todos, a tal punto que llegamos ser víctimas de la democracia, nada peor que la hipocresía disfrazada. Si la democracia es el gobierno de la mayoría soberana, entonces, ¿cómo va a ser justo este sistema para un pueblo que es una minoría?

Se debe terminar de una vez por todas con el Decreto Ley N° 701 creado en 1974 por Pinochet, que financia a Angelini y Matte con platas de todos los chilenos, mediante la bonificación forestal del 75 al 90% de sus costos en plantaciones y que, hoy, tiene los suelos de la Araucanía y el Bío Bío con déficit hídrico y acidificados, donde las comunas más pobres de Chile como Ercilla son las que tienen 50% de superficie forestada.

Se les debe cobrar la deuda histórica del impuesto territorial que las forestales tienen con Chile y deben responder por todas las transferencias de territorio Mapuche que se les hizo como regalo en la dictadura, lo que les lleva a poseer más de 2.6 millones de hectáreas, tres veces más que todo el pueblo Mapuche del Bío Bío al sur.

No estoy exigiendo demasiado, son demandas históricas de nuestros pueblos que, inclusive, se encuentran dentro de las recomendaciones emanadas de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato, presidida por Patricio Aylwin en el gobierno de Ricardo Lagos.

“Ni en el mundo, ni fuera de  él, hay nada absolutamente bueno salvo la buena voluntad” decía Kant.  En efecto, si Ricardo Lagos tiene la altura moral de comprometer la voluntad política de cumplir los puntos planteados y las recomendaciones que Patricio Aylwin le hizo, yo lo apoyaría. Siempre y cuando se cumpla.

Los avances en materia indígena en países desarrollados como nueva Zelanda y los Maorí son conocidos universalmente, en palabras de Kant “si quieres que tu comportamiento sea moral, debes procurar que sea universal y que sea seguido por cualquier sujeto racional”, qué duda cabe que Ricardo Lagos es un sujeto racional y resolver la temática Mapuche es un comportamiento moral

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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