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No más AFP: los desafíos para quienes quieren cambios profundos

Francesco Penaglia y Pablo Román
Por : Francesco Penaglia y Pablo Román Vicepresidente Asociación Nacional de Empleados de Registro Civil ANERCICH Metropolitana
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Que el sistema de pensiones es un fraude es algo que se ha logrado instalar más allá de la idea absurda del mercedes y la opinión de gerentes, grupos económicos y “expertos”. Los datos han sido recalcados una y otra vez: somos uno de los países con pensiones más bajas de la OCDE; las pensiones en promedio solo llegarán a un 30% de los sueldos, el 94% de las mujeres y el 87% de los hombres recibe pensiones menores a 154.304; un millón de chilenos recibe pensiones solidarias de 89.764 mensuales, etc., etc.

También ha sido posible instalar la importancia del modelo de pensiones para el desarrollo del sistema capitalista, rentista y financiero chileno. El 76% de la inversión –factor fundamental para de la economía– viene del sector “privado”. Por otra parte, las pensiones de los trabajadores, 165 mil millones de dólares en el 2014 (69,5% del PIB), son destinados en un 70% a la economía financiera. El estudio de Gálvez y Kremerman de la Fundación Sol ha sido concluyente al mostrar cómo el modelo beneficia a los grandes grupos económicos.

En suma, con mayor o menor intensidad se ha logrado instalar –y se debe seguir haciendo– que estamos ante un sistema macabramente absurdo, en el que el único que no gana es el trabajador, ya que: 1) está obligado a cotizar el 10%; 2) con el argumento de la seguridad social, el dinero es utilizado mayormente para dinamizar la economía e inversiones (eventualmente de sus empleadores, o sus acreedores); 3) los dineros son administrados por otros, que no se hacen cargo de pérdidas; 4) el beneficio de todo el sistema lo «disfrutan otros».

Sobre este último punto, como también se ha recalcado, mientras la rentabilidad para los ahorros de los trabajadores el 2015 fue –en el mejor de los casos– 3,02% Fondo A y en el peor 0,65% Fondo E, la rentabilidad para las administradores de pensiones fue de 22,34%.

Pero, más allá de las cosas que ha logrado instalar el movimiento No + AFP, hay una serie de desafíos que deberá enfrentar en los próximos meses y que determinará su alcance y desarrollo en una coyuntura que se vislumbra larga.

[cita tipo= «destaque»]Un buen indicio ha sido la proliferación de más coordinadoras No + AFP a nivel territorial. Otro hito desafiante es el anuncio de paro nacional para el 4 de noviembre. Chile no ha tenido un paro nacional efectivo y esta pudiera ser una inflexión, pero los paros se trabajan y preparan. ¿Cuál es el cronograma desde aquí al 4 de noviembre?[/cita]

1. El bloque en el poder oye lo que quiere oír: tal como ha ocurrido con otros movimientos populares, se ha iniciado una ofensiva comunicacional por despolitizar al movimiento. Pese a lo claro que es No + AFP, que propone terminar con el sistema de capitalización individual y reemplazarlo por un sistema de reparto, tripartito y solidario, lo que mayoritariamente posicionan los poderosos es “el problema” de las bajas pensiones. Con ello, los debates instalados por medios de comunicación, “expertos” y políticos giran en torno a las medidas para perfeccionar el sistema, las que van desde aumentar la jubilación y la cotización, pasando por entregar un bono de 1 millón al nacer, hasta aumentar el pilar solidario. Con ello sacan del foco el reclamo claro del movimiento: No + AFP y sistema de reparto, tripartito y solidario.

2. La capacidad de sostener el petitorio: no es poca la inserción de partidos políticos como el PC dentro del movimiento No + AFP, quienes poseen varias vocerías. Esto origina dos interrogantes, en primer lugar, se trata de un partido que está en el gobierno, por lo que su independencia respecto a las acciones y posibles “soluciones” que ofrezca la Nueva Mayoría, es a lo menos cuestionable. En segundo lugar, en el caso del PC, se trata de un partido cuyo presidente declaró públicamente que un sistema de reparto no le parece “factible”, lo que proviniendo de una organización política que goza de una reputación de disciplina partidista, a lo menos hace legítimo preguntarse si los dirigentes de ese partido –y otros de la Nueva Mayoría– estarán dispuestos a sostener el petitorio preciso y claro de No + AFP o cederán a la búsqueda de un gran acuerdo nacional con los brazos en alto tipo LGE y otros tantos.

3. Independencia política del espacio: otro factor relevante al interior de los movimientos sociales y que muchas veces genera quiebres, es la independencia del espacio respecto a aventuras y proyectos políticos particulares. Por supuesto, no se trata de tildar al espacio como “apolítico”, al contrario, es una plataforma tremendamente política, tanto de quienes participan, como de sus aspiraciones. Sin embargo, sería tremendamente nocivo y riesgoso que No + AFP terminara en “Mesina 2017” u otras candidaturas. No solo porque al interior de la plataforma hay apuestas políticas diversas –lo que si bien generaría quiebres, no pasarían de ser peleas entre organizaciones políticas– sino por el impacto que ello tendría en la legitimidad de plataformas como No + AFP (lo mismo aplica a salud para todos y otros espacios). Ante fenómenos como este, buena parte de la plataforma podría irse convencida de que el éxito no está en la lucha y la organización, sino en seguir a un líder que solucionará los problemas; otra buena parte podría retirarse decepcionada habiéndose sentido tonto útil de un candidato; y otros podrían quedar sosteniendo una plataforma debilitada y quebrada. Evitar hacer de la plataforma un terreno de oportunismo y aventuras personales es un desafío no menor.

4. Más organización y lucha: uno de los riesgos de los movimientos sociales ciudadanos, sin organizaciones fuertes y sin demasiado cuerpo ideológico (es decir, sin demasiado poder) es que son capaces de abrir agendas (debates), pero no capaces de ejercer poder que obligue a determinadas soluciones. Un ejemplo reciente de esto ocurrió con la reforma laboral, en un escenario caracterizado por: un gobierno sin convicción por hacer cambios y organizaciones populares y sindicales débiles y fragmentadas. El resultado fue una reforma que no transformaba ninguno de los cimientos del modelo e incluso tuvo retrocesos, como los pactos de adaptabilidad.

En el contexto de las AFP, si no se avanza en más organización, formación y movilización, la apertura de esta agenda pudiera llevar a soluciones que fortalezcan un modelo como el aumento de edad de jubilación y/o que el eventual aporte del Estado sea administrado por las mismas AFP. Este tipo de soluciones sería flor de negocio: aumentaría el capital disponible para las AFP y los grandes grupos económicos por el aumento de cotizaciones (más años) y por la subvención del Estado (más dinero).

La imposibilidad de que escenarios como este se dé, depende del poder que adquiera el movimiento. Un buen indicio ha sido la proliferación de más coordinadoras No + AFP a nivel territorial. Otro hito desafiante es el anuncio de paro nacional para el 4 de noviembre. Chile no ha tenido un paro nacional efectivo y esta pudiera ser una inflexión, pero los paros se trabajan y preparan. ¿Cuál es el cronograma desde aquí al 4 de noviembre?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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