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Elecciones: el poder del dinero

Rodolfo Schmal
Por : Rodolfo Schmal Ingeniero Civil Industrial y Master en Informática. Académico de la Escuela de Ingeniería en Informática Empresarial de la Universidad de Talca.
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* A lo largo de estas semanas han saltado por los aires los gastos supuestamente reservados que distintas empresas, particularmente del grupo PENTA, destinan al financiamiento de los partidos políticos, donde quienes están involucrados más fuertemente son personajes de los partidos de derecha, en especial de la UDI.

Algunos pretenden apelar a la teoría del “empate”, y traen -entre otros casos- el de la Universidad ARCIS, que implica a los comunistas, y “se sacan el pillo” con que todos lo hacen. Si bien todos debemos ser tratados con la misma vara, no se puede ignorar que salpica y beneficia más a unos que a otros.

El tema es relevante porque muestra las limitaciones de nuestra democracia. Una democracia condicionada por la disponibilidad de recursos. En verdad es que no se trata de algo nuevo. De alguna manera se sabe, pero lo que no se sabía era la dimensión del fenómeno ni sus características. En este sentido se debe agradecer a quienes están colaborando para destapar lo que ocurre.

El tema es grave por las redes de corrupción que se conforman dado que da pie para preguntarse a quienes representan los candidatos elegidos con aportes reservados y aportes bajo cuerda. Se abre la duda si los diputados y senadores votan en base a los intereses de quienes los eligieron o de quienes se pusieron con dinero contante y sonante. También cabe preguntarse qué interés pueden tener los grupos empresariales para financiar campañas. Pocas dudas pueden caber de que sus aportes no son desinteresados, muy por el contrario, lo más probable es que sea para asegurarse que las leyes que se aprueben en el parlamento sean en su beneficio.

El tema es importante porque los beneficiados no están distribuidos uniformemente, esto es, los aportes no son iguales para todos, sino que benefician más a unos que a otros. Casualmente benefician más a los representantes de la derecha. No es casual y tampoco debiera sorprender, incluso más, parece razonable. Llamaría la atención, y movería a sospecha, que los candidatos de la izquierda recibieran aportes de las empresas, salvo que estén imbuidas de un espíritu de responsabilidad social que se agradecería, pero de difícil credibilidad.

Es cierto que en las últimas elecciones hubo candidatos que tiraron la casa por la ventana gracias a los aportes recibidos y perdieron, como son los emblemáticos casos de Zalaquett y Golborne. Pero también es cierto que otros ganaron gracias a los cuantiosos y “desinteresados” aportes por vías legales o del correo de las brujas, como es el caso de Iván Moreira y Ena Von Baer.

Estamos ante la prueba indesmentible de que nuestra democracia deja mucho que desear, donde el dinero es un factor que influye muy significativamente en las campañas y los resultados electorales.

Entre las medidas que deben implementarse, deben destacarse dos: La primera, reforzar la educación cívica y la capacidad de reflexión para que no nos metan el dedo en la boca y disminuir la influencia de la publicidad; y la segunda, forzar a que los medios de comunicación provean igual cobertura a todos los partidos, sin privilegiar a ninguno en particular para que los ciudadanos puedan discernir por sí mismos, y de paso, disminuir el peso del dinero.

*Publicado en El Quinto Poder

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