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El nuevo subsecretario de Pesca y su apoyo a las Siete Familias

Pablo González z
Por : Pablo González z Pyme INNOVACIÓN. Salazones y Ahumados Patagonia S.A.
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Un subsecretario de Pesca sin consciencia de lo anterior, como es el caso del Sr. Súnico, utilizará el poderío del Estado, el blindaje que le darán las elites de su conglomerado político y el de las Siete Familias para justificar, como se ha hecho hasta ahora desde la SUBPESCA, que el problema de la obesidad, sobrepeso y diabetes no tiene ninguna relación con la falta de acceso a nuestra principal fuente de alimentación saludable, como son las anchovetas y sardinas, que cuestan 100 pesos el kilo. A las mismas a las que no tienen acceso los jóvenes ni la mayoría de sus familias, aunque es una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos.


Durante la tramitación de la Ley Longueira y mientras la Senadora Ximena Rincón se alineaba con los pescadores artesanales de pequeña escala, Pymes y movimientos sociales para impedir la inmoral concentración económica en el Sector Pesquero, Raúl Súnico solidarizaba con los dirigentes de los pescadores semiindustriales que habían llegado al acuerdo con las Siete Familias dueñas de la industria de la harina de pescado para repartirse la riqueza pesquera país, ya que las naves de esos dirigentes son parte de la flota que abastece a los anteriores. El electorado de la Nueva Mayoría no olvidó esto y decidió no votar por el candidato a Diputado Súnico –en la última elección– a pesar de que este utilizó en exceso las fotografías en que se acompañaba de la líder de ese conglomerado (https://www.facebook.com/raul.sunico).

La Presidenta electa Bachelet, en su calidad de médico y especialista en salud pública, no debería desconocer que la cartera de Pesca tiene a su cargo la administración de la principal fuente de alimentación saludable que tiene nuestro país y que en justicia es de todos los chilenos –anchovetas y sardinas contienen el principal contenido de Omega 3 marino esencial para el combate a la obesidad y hasta un 20% de proteínas–. La Ley Longueira que apoyó Súnico impuso que las Siete Familias pudieran seguir enriqueciéndose con el negocio inmoral de las elites, de utilizar la anterior riqueza pesquera –por la que pagan 100 pesos el kilo– en la engorda de pollos, salmones, pavos y cerdos, en vez de que nuestro país las pueda destinar a la alimentación saludable de las familias chilenas.

Lo anterior ha sucedido al mismo tiempo que Chile consiguió el lugar nueve entre los países con más sobrepeso del mundo y en que uno de cada diez chilenos padece de diabetes. Un informe de la OCDE señala que el 27,8% de la población chilena de entre 5 y 17 años no se encuentra en su peso normal, lo que convierte a Chile en el sexto país con mayor obesidad infantil. Según la Encuesta Nacional de Salud (2010), dos de cada tres chilenos padece de exceso de peso y un 25% de la población adulta padece de obesidad. Por otro lado, entre el 2006 y 2010, la diabetes pasó de 6,3 personas por cada cien habitantes a 9,4. “Ese aumento de tres personas en un lapso de cuatro años se debe fundamentalmente al aumento de la obesidad”, según el experto en epidemiología de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Roberto del Águila.

[cita]Un subsecretario de Pesca sin consciencia de lo anterior, como es el caso del Sr. Súnico, utilizará el poderío del Estado, el blindaje que le darán las elites de su conglomerado político y el de las Siete Familias para justificar, como se ha hecho hasta ahora desde la SUBPESCA, que el problema de la obesidad, sobrepeso y diabetes no tiene ninguna relación con la falta de acceso a nuestra principal fuente de alimentación saludable, como son las anchovetas y sardinas, que cuestan 100 pesos el kilo. A las mismas a las que no tienen acceso los jóvenes ni la mayoría de sus familias, aunque es una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos.[/cita]

A diferencia de la obesidad que se presenta en los países ricos, en el caso de Chile las miles de familias de los últimos quintiles que  padecen de igual pandemia agregan el agravante que no están consumiendo proteínas de ningún tipo por su alto precio y lo mismo ocurre con el nulo consumo de Omega 3, aunque el mismo se ha descubierto que es el principal producto que nos puede proteger de las enfermedades relacionadas con la obesidad. Algo más grave es lo que sucede con las mujeres embarazadas de los últimos quintiles, que tampoco tienen acceso al consumo de Omega 3 marino, imprescindible para el desarrollo de la inteligencia de sus niños por nacer. La malnutrición se va acumulando en el tiempo y se identifica por el deficiente desarrollo físico e intelectual de miles de niños y niñas de nuestro país, y se convierte en la cara más perversa del Modelo de Desigualdad imperante en Chile.

Los nuevos líderes de la Nueva Mayoría son profesionales jóvenes que surgieron desde los movimientos sociales, por lo mismo no deberían ser ajenos al drama de obesidad que afecta gravemente a los jóvenes. Ellos saben que, en la mayoría de los casos, esta es resultado de la falta de acceso a una alimentación saludable y no por sedentarismo o falta de ejercicio, como se engaña desde las instituciones del Estado. Es indesmentible que, si los jóvenes no tienen acceso a una alimentación saludable, el objetivo de luchar por una educación de calidad que vaya en auxilio de los más postergados se convertirá en una falacia.

Las elites políticas de la Nueva Mayoría que son parte del Poder Legislativo y que en los próximos días serán parte de los altos puestos de la administración, deberían tomar consciencia que el acceso a proteína marina y Omega 3 marino, que tienen ellos y sus familias, se debe a su alto poder adquisitivo, que les permite agregar a su dieta el consumo de salmón y otras variedades de alto valor no diferente a lo que les sucede a las elites económicas, pero esa realidad no es igual a la del 90 % de los chilenos que no están en condiciones de pagar de 5 a 7 mil pesos por un kilo de la proteína marina de ese origen. Por ello, la gran mayoría de nuestra población consume alimentos no saludables, ricos en carbohidratos ya que estos son llenadores y no alcanzan a costar una décima parte de los anteriores. Por una razón similar es que los sectores medios comen pollo, pavo y cerdo, porque es una proteína animal que vale sólo 2 mil pesos el kilo, a pesar de que son alimentos con alto contenido de sodio y ácidos grasos no saludables.

Un subsecretario de Pesca sin consciencia de lo anterior, como es el caso del Sr. Súnico, utilizará el poderío del Estado, el blindaje que le darán las elites de su conglomerado político y el de las Siete Familias para justificar, como se ha hecho hasta ahora desde la SUBPESCA, que el problema de la obesidad, sobrepeso y diabetes no tiene ninguna relación con la falta de acceso a nuestra principal fuente de alimentación saludable, como son las anchovetas y sardinas, que cuestan 100 pesos el kilo. A las mismas a las que no tienen acceso los jóvenes ni la mayoría de sus familias, aunque es una riqueza país que nos pertenece a todos los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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