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Las elites y los cantos de sirena del desarrollo

Pablo González z
Por : Pablo González z Pyme INNOVACIÓN. Salazones y Ahumados Patagonia S.A.
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El vociferado camino al desarrollo es un engaño de proporciones, peor aún, de persistir en este, en 40 años más los chilenos acusarán el golpe de la extinción de sus recursos naturales, en ese momento será muy tarde para darnos cuenta que nuestras elites nunca tuvieron en mente el tan mentado Desarrollo. Las elites económicas en el mismo período ya habrán emigrado con sus cuantiosos capitales conseguidos con la explotación acelerada de nuestra riqueza país, y la tendrán a resguardo en nuevos negocios por Latinoamérica y por el mundo, – como ya lo están haciendo -. Mientras la mayoría de los chilenos viviremos en un país no distinto a un Humberstone post auge del Salitre.


Existe un dicho popular que dice: “Dile al tonto que es forzudo para que siga haciendo fuerzas “y pareciera que corresponde a la misma pretensión —que tienen nuestras elites económicas y las elites políticas coludidas con las anteriores— quienes quieren que los chilenos sigamos aceptando su publicidad engañosa de que Chile esta a pasos de alcanzar el desarrollo, mientras ellos se hacen de una de las fortunas más formidables existentes en el planeta, en parte equivalente a la riqueza generada por la explotación del petróleo en el Medio Oriente.

Una minoría se ha beneficiado de la acumulación acelerada de capital conseguido con la explotación de la fabulosa riqueza de recursos naturales relacionados a la minería de cobre aprovechando los demandantes mercados globales de materias primas de las últimas dos décadas, lo que les ha reportado y está reportando a esas elites una acumulación de capitales inimaginable y jamás visto en la historia de Chile, —como resultado que nuestro país posee cerca del 35 % del stock mundial de cobre.

Patricio Meller de Cieplan ha explicado recientemente que la explotación de cobre durante las últimas dos décadas se multiplicó 3,5 veces en volumen y 3,5 veces en precio, pasando nuestras exportaciones de 4.000 millones de dólares el año 1990 a 46.000 el año 2010, lo que permite dimensionar el tamaño de la fortuna acumulada por las elites durante estas últimas dos décadas. Sin embargo, el anterior ciclo se ha terminado, Chile no tiene posibilidades de seguir aumentando su volumen de exportación en forma significativa y por otro lado, el precio del cobre tiende a la baja. La alternativa de bajar los costos para mantener los márgenes de utilidades no sería para nada raro se pretenda hacerlo con proyectos de energía que perjudiquen gravemente nuestro Medio Ambiente y sea la herencia que se nos desea imponer (Hidroaysén, Termoeléctrica Isla Riesco y otras del mismo tipo).

[cita]El vociferado camino al desarrollo es un engaño de proporciones, peor aún, de persistir en este, en 40 años más los chilenos acusarán el golpe de la extinción de sus recursos naturales, en ese momento será muy tarde para darnos cuenta que nuestras elites nunca tuvieron en mente el tan mentado Desarrollo. Las elites económicas en el mismo período ya habrán emigrado con sus cuantiosos capitales conseguidos con la explotación acelerada de nuestra riqueza país, y la tendrán a resguardo en nuevos negocios por Latinoamérica y por el mundo, —como ya lo están haciendo. Mientras la mayoría de los chilenos viviremos en un país no distinto a un Humberstone post auge del Salitre. [/cita]

La minoría que se beneficia de lo anterior pretende hacer creer a la inmensa mayoría de los chilenos que serían los autores del camino para convertirnos en un país desarrrollado, ilusión a la que se le da forma y contenido, como manera de encubrir la multimillonaria acumulación de capital que los beneficia. A esta altura a nadie con dos dedos de frente le cabe duda que lo que explica el crecimiento de la economía chilena, se debe principalmente a la explotación intensiva del cobre y de la explotación de recursos naturales y en ningún caso a que nuestra economía se haya transformado en una nueva potencia económica como resultado de la exportación de productos de alta complejidad para los mercados globales. Por otro lado, a nadie le cabe duda que la explotación intensiva de recursos naturales que identifica al modelo Chileno, solo beneficia con estándares de calidad de vida de primer mundo a un porcentaje mínimo de la población mientras la gran mayoría sigue manteniendo salarios y calidad de vida de país tercermundista sin esperanza de cambio.

Chile conducido por los más preclaros alumnos de la Escuela de Chicago sólo pueden mostrar una economía que sigue centrada en la explotación y exportación básica de recursos naturales no renovables, materias primas y productos de bajísima complejidad, es decir una economía sustentada sobre una Riqueza Efímera que extinguida la misma, en tres o cuatro décadas volverá al listado de los países más pobres. La anterior miopía que hunde a nuestro país en un sin futuro, es de autoría de nuestras elites económicas coludidas con las elites políticas.

Las FF.AA. no deberían sentirse ajenas a que nuestro país en unas pocas décadas más no tenga otra alternativa que terminar convertido en un país pobre. Hoy día disfrutan del chorreo de la explotación del Cobre a la que groseramente fueron incorporados por Ley por la elite económica a cambio de una incondicionalidad a la misma, pero el día que empiece el período de caída de los volúmenes de explotación del cobre y de su precio no podrán mantener el actual nivel de privilegios que los rodea, ni el nivel de inversión de su actual poder de disuasión ante nuestros países vecinos. La anterior miopía estratégica no debería seguir estando presente entre nuestros altos oficiales y suboficiales de nuestras FF.AA. El actual modelo no tiene respuesta a lo anterior solo una retórica mentirosa del Desarrollo que hoy se hace necesario desenmascarar también por un problema de Seguridad Nacional.

El modelo chileno y el supuesto fomento a la innovación es otra de las ilusiones vendidas por la minoría que controla el mismo. No satisfechas con apoderarse de la explotación de la Riqueza país no tienen escrúpulos en ser las grandes beneficiadas del 80 % o más de los recursos financieros entregados como subsidios estatales al fomento a la innovación, investigación y desarrollo desde hace décadas, ya sea directamente por Corfo, Conicyt, Fondef o Fondos concursables de Universidades, los que favorecen a sus empresas o a las que son parte de su tejido industrial y que centran su actividad en la explotación de recursos naturales, elaboración de materias primas básicas y la elaboración de productos de baja complejidad.

El resultado no se ha dejado esperar, Chile retrocedió 7 puestos en los índices de innovación en el “Año de la Innovación”, un fracaso catastrófico de este gobierno y la evidencia que las grandes empresas de los grupos económicos a pesar de los cuantiosos subsidios estatales que reciben amparados por nuestra clase política y por el Sector Público éstas siguen produciendo productos de baja competitividad para los mercados más sofisticados y por lo mismo es una apuesta fracasada, que es urgente rectificar.

El modelo chileno y el supuesto fomento al emprendimiento es otra de las ilusiones vendidas por la minoría que controla el mismo. Los miles de nuevos emprendimientos de los que se jacta la autoridad no tienen ninguna conexión con los subsidios estatales a la innovación. Esta es la razón por la que los nuevos emprendimientos no hayan sido capaces en todos estos años, de hacer ningún giro a nuestra economía dependiente de la explotación básica de recursos naturales, ni de generar empleos de mejor calidad y menos que los mismos consiguieran un impacto relevante sobre la valoración futura de nuestra economía. Lo deja en evidencia que los mismos hasta ahora no han sido objeto de distinción alguna en los mercados de productos de alta complejidad en los mercados globales y menos en los del primer mundo, salvo unos excepcionales casos en la última década. En un escenario de alta concentración económica y de colusión para hacerse de los subsidios estatales para la investigación y desarrollo por parte de la minoría, los pequeños emprendimientos que hemos pretendido surgir vía la innovación hemos sido condenados al fracaso, algo no distinto a lo que le ocurre a los consumidores enfrentados al mismo abuso.

La Libre Competencia y el Modelo Chileno, el Informe 2012 de la OCDE acusó al actual Gobierno, de no haber avanzado en nada en su legislación sobre libre competencia lo que resulta una crítica muy dura y de fondo, ya que este gobierno y el sector político que lo sustenta se reconocen asimismo como los grandes defensores del “Modelo de Libre Competencia”. Chile ha probado que la actual ley de protección a la libre competencia que posee esta lejos de la de los países líderes de la OCDE y ello es una carencia del todo intencionada, no por casualidad los consumidores y los pequeños emprendimientos somos las principales víctimas del actual Modelo.

El vociferado camino al desarrollo es un engaño de proporciones, peor aún, de persistir en este, en 40 años más los chilenos acusarán el golpe de la extinción de sus recursos naturales, en ese momento será muy tarde para darnos cuenta que nuestras elites nunca tuvieron en mente el tan mentado Desarrollo. Las elites económicas en el mismo período ya habrán emigrado con sus cuantiosos capitales conseguidos con la explotación acelerada de nuestra riqueza país, y la tendrán a resguardo en nuevos negocios por Latinoamérica y por el mundo, —como ya lo están haciendo. Mientras la mayoría de los chilenos viviremos en un país no distinto a un Humberstone post auge del Salitre.

Cuando lo anterior ocurra será muy tarde para entender que la promesa que alcanzaríamos el Desarrollo era solo una ilusión y que los que la ofertaban solo necesitaban de un pueblo alienado mientras se hacían del botín: “Dile al tonto que es forzudo para que siga haciendo fuerzas”.

La promesa de alcanzar un país justo o un país con mayores niveles de igualdad, es una promesa vana que por décadas ha sido vociferada por las dos coaliciones. No es nada sorprendente que Diputados y Senadores de los Partidos que la sostienen sean los otros grandes privilegiados con niveles de vida de primer mundo, como retribución a su respaldo al actual Modelo Económico. De la autoría de los anteriores es haber conseguido la tamaña desigualdad que identifica a nuestro país y los mismos son los responsables de heredar un país sin futuro para las nuevas generaciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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