Señor Director:
Hoy se habla mucho de discriminación: contra las minorias sexuales, contra los pueblos indígenas, contra los discapacitados y las personas que tienen defectos físicos; la discriminación contra las mujeres en el plano laboral y político.
Pero todas esas discriminaciones son ostensibles; nadie las podría negar. Sin embargo hay una discriminación soterrada, hipócrita: la discriminación contra las personas creyentes, especialmente los cristianos, sean católicos o evangélicos.
Véase cualquier columna de comentarios sobre los llamados temas valóricos. Si una persona está en desacuerdo con el aborto terapéutico o la eutanasia, puedo asegurar que la mayoría de los demás opinantes en lugar de dar argumentos fundados, psicológicos o filosóficos, lanzan toda de clase de insultos o descalificaciones a los principios religiosos de quien se opone a esas iniciativas legales. Es una realidad indesmentible.
Se trata de una discriminación contra personas por el solo hecho de tener una creencia religiosa. Se sabe que en la oposición a toda forma de aborto coinciden todas las religiones monoteístas, no sólo los cristianos, también judíos y musulmanes.
Eduardo Cruz- Coke M.