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Trump el socio desagradable para Europa Análisis internacional

Trump el socio desagradable para Europa

Los europeos temen que una lucha más global y brutal contra el Estado Islámico pueda reforzar el odio contra “los países de Occidente” en la región. Una política norteamericana de “tolerancia cero” también podría aumentar los muertos civiles. Eso preocupa a Europa.


La primera visita de Donald Trump a Bruselas sucedió en una semana muy triste para Europa. Poco antes, el atentado suicida de Manchester, que dejó 22 personas muertas y a muchos más jóvenes heridos, había dejado en shock a los europeos.

Los europeos ya saben que el terror no va a terminar tan rápido. A comienzos de abril, un islamista mató a cinco personas en Estocolmo, con un camión que condujo por una calle comercial. Y a finales de marzo, un islamista atropelló con un coche a varios peatones en el centro de Londres, y dejó 5 muertos. En diciembre hubo un ataque en Berlín. Allí, poco antes de Navidad, fallecieron 12 personas.

Puede pasar a cualquiera y en cualquier lugar – este es el mensaje de los terroristas. Y en la mayoría de los casos, los servicios secretos ya conocían a los autores de los atentados antes de cometer su crimen –como personas con una visión extremista e islamista – aunque muchas veces hubieran nacido y crecido en Europa.

A pesar de estar en la mira de los servicios secretos, los autores de los atentados lograban de ponerse en contacto con terroristas en Siria o Irak hasta viajar clandestinamente desde Europa en estos países de guerra, para recibir allí una “formación de combate” islamista qué más tarde utilizaban para matar a gente inocente en Europa.

Todo esto es un problema de seguridad que Europa todavía no ha logrado resolver. Las guerras de Siria y Irak y el avance de los islamistas fanáticos en algunas regiones se ha convertido en un riesgo de seguridad para todo Europa y el mundo.

¿Cómo enfrentar esto? La visita del presidente estadounidense a Bruselas, a fines de esta semana, ha mostrado que Europa, la OTAN y Donald Trump piensan de manera muy diferente en este tema.

Trump -como siempre – tiene una fórmula muy simple para combatir el terrorismo. Él quiere “destruir” a los combatientes del Estado Islámico en Siria e Irak. El Ejército estadounidense aumentó los ataques contra supuestas posiciones de los islamistas en la region. Sus generales ya no deben sincronizar todos sus pasos con Washington. Trump los quiere más flexibles y que sus reacciones sean más rapidas. El presidente norteamericano quiere ver muertos a los combatientes del Estado Islámico, para asegurarse que después de haber perdido una batalla, no puedan viajar a Estados Unidos o Europa para cometer ataques de venganza.

Los europeos tambíen quieren combatir al estado islamico, algunos países de la Unión Europea ayudan a la alianza militar contra el Estado Islámico y participan en los bombardeos en Siria.

Sin embargo, los europeos temen que una lucha más global y brutal contra el Estado Islámico pueda reforzar el odio contra “los países de Occidente” en la región. Una política norteamericana de “tolerancia cero” también podría aumentar los muertos civiles. Eso preocupa a Europa.

No solamente va contra los principios europeos y el derecho internacional. También se sabe que la muerte de civiles inocentes les da una excusa perfecta a los terroristas para “sembrar” aún más odio en algunos jóvenes musulmanes y convertirles en combatientes del Estado Islámico.

En Europa, dónde viven muchos inmigrantes musulmanes, los políticos tampoco quieren que se establezca la impresión de que en el Oriente Medio están luchando contra el islam en general como religión. A Trump esta diferenciación no siempre le ha importado mucho.

En Europa también se ve con algún espanto que Trump, cuándo visitó a Arabia Saudita a principios de esta semana, le prometió al país la venta de armas por miles de millones de dólares para – así explicaba – “combatir el terrorismo”. En Bruselas sospechan que Arabia Saudita también financia – más o menos abiertamente – al terrorismo islamista. El ex presidente estadounidense Barack Obama tuvo pruebas de que con armas americanas vendidas a Arabia Saudita se cometieron violaciones a los derechos humanos en la guerra de Yemen.

A pesar de esto, Donald Trump esta semana se presentó como gran amigo de los saudíes, mientras insultaba a Irán. En Europa, donde tampoco confían mucho en Irán, pero donde se han esforzado en hallar una solución estricta pero pacífica al programa nuclear de los iraníes, esto dejo a los europeos con la boca abierta.

Los miembros de la OTAN ahora han prometido a Trump que van a aumentar sus ingresos en la organización de defensa. Es cierto que el presidente estadounidense tiene algo de razón al haber criticado a sus miembros de vivir demasiado del dinero de Washington. Pero a pesar de esto la relación entre los aliados resulta muy complicada en estos días. Después de una reunión del presidente norteamericano con los líderes de la Unión Europea en Bruselas, Trump dijo: “No estoy seguro de que tengamos la misma opinión sobre Rusia.”

Mientras Trump parece benevolente con los rusos y en Washington investigan las relaciones entre los íntimos de Trump en la campana electoral y Rusia, en Europa hay mucho escepticismo hacia el presidente Vladimir Putin. Con la guerra de Ucrania los países del Este de Europa temen que la agresión militar de Rusia también les cause problemas. Sospechan que Putin quiere restablecer una Rusia grande cómo lo había con la Unión Soviética.

También en Francia y Alemania se han descubierto intentos de empresas de propaganda rusas de intentar influir en la opinión pública de los países y cambiarla a favor de una visión más de derecha y menos liberal.

Por esto los europeos quedaron aterrados cuando se supo que Trump comparte informaciones de sus servicios secretos sobre el terrorismo islámico con Rusia pero no con ellos – sus aliados.

Desde el principio se sabía que Trump iba a ser un socio desagradable para Europa. No le importan los valores que definen a la Unión Europea: un mercado compartido, las fronteras abiertas y una forma de vida muy liberal. Para él Europa es una institución rígida, llena de moralistas.

Así, después de una semana bastante difícil, los europeos solamente se tienen a sí mismos. Deben tener ser una voz fuerte contra el terrorismo, sin romper sus reglas de convivencia y sus valores. Va a ser muy difícil porque Europa está en un momento de debilidad – y cada vez más dividida en cuestiones de la política de inmigración y economía.

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