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Temer resiste mientras en Brasil se estudian posibles escenarios a la espera de lo que resuelva la Suprema

Temer resiste mientras en Brasil se estudian posibles escenarios a la espera de lo que resuelva la Suprema

Entre los posibles escenarios ante la eventual salida del mandatario, se baraja la posibilidad que asuma en su reemplazo el presidente de la Cámara de Diputados para sólo convocar a nuevas elecciones; y una solución más política, con nombres como el del jurista Nelson Jobim, ex integtrante del máximo tribunal, ex diputado y ex ministro durante los gobiernos de Cardoso, Lula y Dilma Rousseff.


Brasil vivió este lunes una jornada de cabildeo a la espera de la definición del futuro del presidente Michel Temer, acosado por un monumental escándalo y que ha reiterado su decisión de resistir a las crecientes presiones que exigen su renuncia.


«Si quieren, que me derriben porque, si yo renuncio, es una declaración de culpa», dijo Temer en una entrevista publicada hoy por el diario Folha de Sao Paulo.

El mandatario reiteró que es «inocente» de las graves sospechas de corrupción y obstrucción a la justicia que llevaron a la apertura de una investigación en la Corte Suprema, a la que se ha dirigido para demandar que el proceso sea archivado.

El Supremo tenía previsto responder sobre el asunto el próximo miércoles, pero hoy anunció que postergará su decisión hasta tanto se realicen unas pericias técnicas a un aparato usado para grabar unos polémicos audios que fundamentan las sospechas contra Temer.

Esa decisión pendiente de la Corte será el primer puente que Temer deberá cruzar en su intento de no ceder a las presiones por su renuncia, que llegan desde la oposición y algunos sectores de su propia base.

El escándalo estalló con la difusión del audio de una conversación que Temer tuvo con un empresario en su residencia oficial, en la que escucha inmutable o hasta llega a consentir diversas maniobras ilegales que le son relatadas.

El empresario era Joesley Batista, uno de los dueños del gigante cárnico JBS, quien agravó la situación de Temer en unos testimonios prestados a la justicia en el marco de un acuerdo de cooperación en la investigación de asuntos de corrupción.

En esa declaración, Batista y otros directivos de JBS afirman, entre otras cosas, que pagan sobornos a Temer desde 2010 y que en los últimos años financiaron en forma ilegal a 1.829 políticos.

La gravedad del asunto ha tenido impacto en la poderosa base parlamentaria del Gobierno, que este sábado fue abandonada por el Partido Socialista Brasileño (PSB), cuyos 35 diputados y siete senadores ya engrosan el coro por la renuncia de Temer.

Aún así, el Gobierno conserva una cierta mayoría, que pudiera alterarse una vez que el Supremo decida si la investigación contra Temer continúa o se archiva.

Si prosigue, se asegura que Temer puede perder el apoyo de los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y de al menos otras dos formaciones, lo cual lo dejaría en una casi absoluta soledad que pudiera precipitar la renuncia que hasta ahora niega.

En un intento por mantener unida a su base, Temer llegó a planear una cena este domingo con todos los parlamentarios del oficialismo, pero fuentes oficiales reconocieron que fue cancelada ante la falta de presencias confirmadas.

Analistas políticos sostienen que la unidad de esa base política es la única tabla de salvación de Temer, cuya popularidad hasta el estallido del escándalo no llegaba al 10 %, pero que al menos tenía el apoyo de una mayoría parlamentaria que ahora se resquebraja.

En medio de una tensión creciente, y aunque tras bastidores, se han comenzado a articular fuerzas para el caso de que Temer no resista y el Parlamento deba elegir en forma indirecta a su sucesor, que completaría el mandato que vence el 1 de enero de 2019.

Así lo establece el artículo 81 del texto constitucional, en el cual se dice que, en ausencia del mandatario y el vicepresidente durante la segunda mitad del período, que sería el caso, asume el poder el presidente de la Cámara de Diputados, pero para convocar al Parlamento a esa elección indirecta en un plazo de 30 días.

Si fuera el caso, podría postular todo brasileño con más de 35 años y sin problemas con la justicia, pero en los círculos políticos de Brasilia, frente a esa posibilidad, se asegura que ya se barajan algunos nombres.

Uno sería el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, exbanquero muy vinculado al mercado financiero e ideólogo del plan de reformas impulsado por Temer, quien sería una garantía de continuismo para los grandes capitales.

Sin embargo, también se habla de una salida más política, para la cual se menciona al jurista Nelson Jobim, exmiembro del Supremo, exdiputado y quien fue ministro de Justicia con Fernando Henrique Cardoso y titular de Defensa con Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

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