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Los 50 pensamientos imprescindibles del filósofo Zygmunt Bauman

Los 50 pensamientos imprescindibles del filósofo Zygmunt Bauman

Ha tratado distintos temas, como por ejemplo: las clases sociales, el holocausto, el consumismo o la globalización. Su trabajo le ha permitido recibir el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.


El sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman falleció este lunes a los 91 años en la ciudad inglesa de Leeds, informó el diario «Gazeta Wyborzca», que incluye a Bauman, ganador del premio Príncipe de Asturias de Comunicación en 2010, entre los intelectuales «clave para entender el siglo XX».

Entre sus obras destacan: «La modernidad líquida» (2004), «Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos» (2005), «Europa, una aventura inacabada» (2006), «Ética posmoderna» (2006), «Tiempos líquidos» (2007), «Vida de consumo» (2007) o «Libertad» (2008).

Tal como consigna el sitio Culturainquieta.com, «El amor líquido» hace referencia al vínculo frágil que describe las relaciones interpersonales que se forman en la posmodernidad. Sin embargo, además de éste, Bauman ha tratado distintos temas, como por ejemplo: las clases sociales, el holocausto, el consumismo o la globalización. Su trabajo le ha permitido recibir el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

A continuación 50 reflexiones de Bauman que nos aportan gran conocimiento.

1. Las miradas se encuentran a través de una habitación atestada, se enciende la chispa de la atracción. Conversan, bailan se ríen. Ninguno está en busca de una relación seria pero de alguna manera una noche puede convertirse en una semana, después en un mes, en un año o en más tiempo.

2. Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.

3. Lo que antes era un proyecto para “toda la vida” hoy se ha convertido en un atributo del momento. Una vez diseñado, el futuro ya no es “para siempre”, sino que necesita ser montado y desmontado continuamente. Cada una de estas dos operaciones, aparentemente contradictorias, tiene una importancia equiparable y tiende a ser absorbente por igual.

4. Estar siempre a entera disposición de los compañeros y jefes de trabajo, así como de los miembros de la familia y los amigos, se convierte no sólo en una posibilidad sino en una obligación, además de una necesidad interior; el hogar del ciudadano inglés puede ser todavía su castillo, pero sus paredes son porosas y no están aisladas del ruido.

5. El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones.

6. ¿Es el sentido del privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por número cada vez más reducido de compañeros de viaje?

7. El amor puede y suele ser tan aterrador como la muerte pero encubre la verdad bajo oleadas de deseo y entusiasmo.

8. Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una “obra de arte” equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose (o al menos intentándolo) en alguien distinto del que se ha ido hasta ahora.

9. Ser artista por decreto, significa que no acción también cuenta como acción; además de nadar y navegar, dejarse llevar por las olas se considera a priori un acto de arte creativo y retrospectivamente suele registrarse como tal. […] ¿quién puede saber cuál será el billete que ganará en el próximo sorteo de lotería? Sólo el billete no comprado carece de posibilidades de ganar.

10. La “red” de relaciones humanas (“red”: el juego interminable de conectarse y desconectarse) es hoy la sede de la ambivalencia más angustiosa, lo que enfrenta a los artistas de la vida a una maraña de dilemas que causan más confusión que pistas ofrecen…

11. Podemos decir que el mundo generado por el “proyecto moderno” se comporta, en la práctica si no en teoría, como si los humanos tuvieran que ser compelidos a buscar la felicidad (al menos la felicidad esbozada por los que se han erigido en sus asesores y consejeros, así como por los redactores de publicidad).

12. Por otra parte, el amor es el anhelo de querer y preservar el objeto querido.

13. Cuando los amantes se sienten inseguros tienden a comportarse de manera poco constructiva tratando de complacer o controlar.

14. Uno de los efectos fundamentales de equiparar la felicidad con la compra de artículos que se espera que generen felicidad consiste en eliminar la posibilidad de que este tipo de búsqueda de la felicidad llegue algún día a su fin. […] Al no ser alcanzable el estado de felicidad estable, sólo la persecución de ese este objetivo porfiadamente huidizo puede mantener felices a los corredores que la persiguen.

15. Una de las causas principales de la impresión de que el paso de la “economía de la dirección” a la “economía de la experiencia” es claramente imparable parece ser la invalidación parcial de todas las opiniones categóricas, a causa de la disipación, atenuación o desaparición de las fronteras que, en otros tiempos, separaban con claridad las esferas independientes y autónomas y las áreas de valor de la vida: el puesto de trabajo de la casa, el tiempo de contrato del tiempo libre, el trabajo del ocio y, sin duda, los negocios de la vida familiar.

16. No hay otra alternativa que intentarlo, e intentarlo y volver a intentar.

17. Mientras está vivo, el amor está siempre al borde de la derrota.

18. Dicen que su deseo es relacionarse pero en realidad ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?

19. Con nuestro “culto a la satisfacción inmediata”, muchos de nosotros “hemos perdido la capacidad de esperar”

20. Las promesas de compromiso en una relación una vez establecida no significan nada a largo plazo.

21. El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad.

22. Uno busca en una relación la esperanza de mitigar la inseguridad que lo acosaba en soledad pero la terapia sólo sirve para agudizar los síntomas.

23. Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la razón.

24. Uno nunca puede estar seguro de lo que debe hacer y jamás tendrá la certeza de que ha hecho lo correcto.

25. El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas hechas sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas.

26. ¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?

27. Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, no consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes Bourdieu, la cultura hoy se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con relaciones públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, sembrando y plantando nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber.

28. Si quiere que su relación sea plena, no se comprometa no exija compromiso. Mantenga todas sus puertas abiertas permanentemente.

29. Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor.

30. La nuestra es una sociedad de consumo: en ella la cultura, al igual que el resto del mundo experimentado por los consumidores, se manifiesta como un depósito de bienes concebidos.

31. Uno jamás pierde de vista su celular. Su ropa deportiva tiene un bolsillo especial para contenerlo, y salir a correr con ese bolsillo vacío sería como salir descalzo. De hecho, usted no va a ninguna parte sin su celular (ninguna parte es, en realidad, un espacio sin celular, un espacio fuera del área de cobertura del celular, o un celular sin…

32. Los intentos de superar esa dualidad, de domesticar lo díscolo y domeñar lo que no tiene freno, de hacer previsible lo incognoscible y de encadenar lo errante son la sentencia de muerte del amor.

33. Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista.

34. Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible.

35. La verdad sólo puede emerger al final de una conversación, y en una conversación genuina (es decir, aquella que no es un soliloquio disfrazado) ninguno de los interlocutores sabe o puede saber a ciencia cierta cuándo llegará a su fin (en caso de que lo haya).

36. La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir.

37. El progreso, en resumen, ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal.

38. El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo.

39. Ninguna clase de conexión que pueda llenar el vacío dejado por los antiguos vínculos ausentes tiene garantía de duración.

40. El amor y el ansia de poder son gemelos siameses: ninguno de los dos podría sobrevivir a la separación.

41. El consumismo actúa para mantener la contrapartida emocional del trabajo y de la familia. Expuestos a un continuo bombardeo publicitario a través del promedio diario de tres horas de televisión (la mitad de su tiempo libre), los trabajadores son persuadidos de “necesitar” más cosas.

42. La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.

43. Si la felicidad prevista no llega a materializarse, siempre está la posibilidad de echarle la culpa a una elección equivocada antes que a nuestra incapacidad para vivir a la altura de las oportunidades que se nos ofrecen.

44. Ésa es la materia de la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado.

45. Los celulares ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los celulares permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia.

46. El amor y la muerte no tienen historia propia. Son acontecimientos del tiempo humano, cada uno de ellos independiente, no conectado (y menos aún causalmente conectado) a otros acontecimientos similares, salvo en las composiciones humanas retrospectivas, ansiosas por localizar —por inventar— esas conexiones y comprender lo incomprensible.

47. La tendencia a olvidar y la vertiginosa velocidad del olvido son, para desventura nuestra, marcas aparentemente indelebles de la cultura moderna líquida. Por culpa de esa adversidad, tendemos a ir dando tumbos, tropezando con una explosión de ira popular tras otra, reaccionando nerviosa y mecánicamente a cada una por separado, según se presentan, en vez de intentar afrontar en serio las cuestiones que revelan.

48. El invariable propósito de la educación era, es, y siempre seguirá siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida. Una vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a entrar. Para estar preparados, necesitan instrucción, «conocimientos prácticos, concretos y de inmediata aplicación», para usar la expresión de Tullio De Mauro. Y para ser «práctica», una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente, y no su cerrazón.

49. Es estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet cuando no se tiene la cultura suficiente que permite filtrar la información buena de la mala para el consumo, todos ellos en competencia por la atención insoportablemente fugaz y distraída de los potenciales clientes, empeñándose en captar esa atención más allá del pesta.

50. En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida.

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