[Fotos] Un viaje a los cementerios salitreros de Tarapacá

Neruda alguna vez escribió que los “cementerios de la pampa son todos iguales: un pequeño montón de cruces torcidas, desgreñadas, combatidas por el viento salitral, rodeadas por una multitud polvorienta de papeles que algún día fueron coronas”.

Esta situación que describe el poeta cambia modestamente el día 1 de noviembre cuando personas muy ancianas, acompañadas de nietos e hijos quieren recordar una parte de sus vidas en las oficinas salitreras y por cierto, a quienes murieron y quedaron enterrados en la arena del lugar más seco del planeta.

Esta vez acompañamos a grupos de pampinos que iniciaron el viaje en el cementerio de Huantajaya, luego la ex oficina salitrera Mapocho y finalmente, el cementerio de Huara. Así, entre el recogimiento y la evocación colectiva, recorrieron las tumbas de familiares o desconocidos y a cada una le dejaron coronas de lata pintadas u otras hechas de colorido papel. Al partir, las modestas tumbas lucen los signos del cuidado, como una forma de recordar de aquí… a la eternidad.

La actividad fue organizada por la Municipalidad de Alto Hospicio que se preocupó de brindar transporte gratuito, abundantes colaciones y apoyo con equipos de personas dedicadas a la preservación del patrimonio. Tan importante como lo anterior, invitaron a un religioso, dos poetas, un historiador y un sociólogo, quienes tuvieron su momento para orar, declamar o explicar claves culturales e identitarias sobre una fecha dedicada a la memoria y evocación en los cementerios salitreros.

También, en una parte del viaje, los antiguos pampinos cantaron y bailaron con trajes de época o rituales, evocando en esos cuerpos y sonrisas, los años que quedaron en sus memorias como inolvidables postales.