Hernán Rivera Letelier
Sin otro ritual que el de escupirme las manos
ni más acolchados que mis propias costras
heme aquí tratando de volar
hacia ese ángulo
donde al decir de relatores
y comentaristas en delirio
sólo en forma de ánima se puede llegar
Con las manos vacías y llorando
de no haber visto siquiera la luz
vedme caer irremediablemente en esta dura
solitaria y mal rayada cancha de tierra