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Viaje al corazón de Odebrecht: cómo se rearma la empresa tras el más grande escándalo de corrupción de su historia MERCADOS

Viaje al corazón de Odebrecht: cómo se rearma la empresa tras el más grande escándalo de corrupción de su historia

La mayor constructora de Brasil sigue continuamente en el ojo del Huracán, tras declaraciones, comisiones investigadoras y cuestionamientos pendientes. Frente a la crisis reputacional más grande de su historia, la firma además ha enfrentado un mes complejo –el pasado abril–, luego que decidiera postergar el pago de bonos. Pero ahora quieren rearmarse.


Ha sido, sin duda, el escándalo de corrupción más grande de los últimos tiempos. Ha botado a ejecutivos, tenido esquirlas en diferentes países de la región y día a día suma nuevos afectados, incluidos presidentes, como PPK, de Perú –que dimitió luego de verse acorralado por relacionarse con hechos de corrupción ligados a la constructora– y Lula da Silva, el ex Mandatario de Brasil que ahora ve el caso por la tele y desde la cárcel. El último vínculo salpicó a Argentina.

La mayor constructora de Brasil sigue continuamente en el ojo del Huracán, tras declaraciones, comisiones investigadoras y cuestionamientos pendientes. Frente la crisis reputacional más grande de su historia, la firma además ha enfrentado un mes complejo (el pasado abril), luego que decidiera postergar el pago de bonos.

«La división de construcción del conglomerado Odebrecht SA tiene alrededor de US$3.000 millones en deuda pendiente con tenedores de bonos internacionales, principalmente a largo plazo. Pero gasta alrededor de US$150 millones solo en pagos de intereses al año, según la compañía, y registró una reducción en su posición de liquidez de un 46 por ciento en 2017, a US$700 millones a fines del año pasado», detalló hace unas semanas Bloomberg.

Parte de las consecuencias del escándalo de alcance mundial es que algunos de sus ejecutivos fueron a la cárcel y la firma quedó congelada para ganar nuevos proyectos. La deuda total del conglomerado asciende a 76.100 millones de reales, según la compañía, que se ha movido rápido para no entrar en cesación de pagos.

Y ahora la empresa, además de buscar apoyo bancario para pagar sus deudas, quiere recuperar algo que no tiene precio: la confianza del mercado.

Un reportaje de The Associated Press señaló que «aunque la compañía ha realizado considerables esfuerzos para cambiar su cultura, quedan dudas sobre si la empresa puede recuperar la confianza, especialmente en el extranjero, después de años de canalizar cientos de millones de dólares en los bolsillos de políticos, funcionarios electos, partidos políticos y ejecutivos para ganar la construcción. Megaproyectos en Brasil y en toda la región. También está la cuestión de si una compañía que construyó un imperio en parte al eludir las reglas ahora puede prosperar mientras juega con ellos. Mientras la compañía continúa funcionando, a principios de este mes Odebrecht Engineering and Construction anunció un acuerdo de $ 600 millones para construir un puerto en el estado de Espírito Santo, sus ventas se han desplomado en un tercio».

Entre las acciones para salir del barro, han estado la capacitación anticorrupción para todos los empleados sin excepción alguna: desde secretarias a gerentes, hasta con simulaciones de por medio, que no dejen duda de que en esta reconstrucción no se pueden equivocar.

«El año pasado, un grupo llamado Global Advisory Council se estableció para ayudar a apoyar los cambios culturales dentro de la compañía. El grupo de 10 miembros incluye a un ex decano de la Escuela de Negocios de Harvard, ex presidente de la junta de Shell Group y fundador del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que se centra en la sostenibilidad corporativa. Varias subsidiarias de Odebrecht cambiaron sus nombres en medio de la confusión y la tenencia general se redujo considerablemente: 60.000 empleados hoy contra 181.000 en 2014. En 2015, sus ingresos brutos fueron de $ 38,9 mil millones, sobre 30 por ciento más que $ 25,7 mil millones en 2016 y $ 25,6 mil millones en 2017», agregó el reportaje.

La familia Odebrecht, de paso, se ha ido alejando de la firma, pese a que el ex director ejecutivo Emilio Odebrecht, el padre de Marcelo, es el presidente del directorio, aunque se espera un cambio total en la mesa, en línea con la estrategia de limpiar todo rastro del pasado.

«Si bien Odebrecht fue solo una de las muchas compañías involucradas, su esquema de sobornos fue posiblemente el más sofisticado. Un departamento completo, la División de Operaciones Estructuradas, se dedicaba a distribuir sobornos. Utilizando un complejo sistema de compañías offshore, bancos extranjeros y mensajes encriptados, los pagos ilícitos se repartían a través de métodos que iban desde transferencias bancarias en el extranjero hasta maletas de efectivo. Odebrecht pagó al menos $ 788 millones en sobornos desde el 2001, según el acuerdo con funcionarios de la justicia», añadió el reporte.

Las dudas estriban en si las confianzas podrán se restablecidas no solo con el mercado, sino también al interior de la empresa, donde la credibilidad en sus gerentes y quienes dirigían sus pasos se tornó totalmente frágil.

La firma, en todo caso, ha reconocido que esta vez no hay espacio para errores.

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