Publicidad
Marcelo Rozas: auge y caída del histórico consejero de Ponce Lerou que terminó querellado junto a su familia MERCADOS

Marcelo Rozas: auge y caída del histórico consejero de Ponce Lerou que terminó querellado junto a su familia

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
Ver Más

Todo partió con tres boletas, que hoy suman más de 200 documentos. Uno de los pocos “amigos” que el empresario de SQM ha reconocido en público, el que le explicó a Patricio Contesse quién era ME-O, el protegido de Soledad Alvear y Gutenberg Martínez, hoy enfrenta a la justicia, bastante solo.


Dicen que nunca se lo esperó. Mal que mal, contaba con un apoyo primordial a sus espaldas, el del poderoso empresario de SQM, Julio Ponce, con quien, al menos hasta hace unos años, Marcelo Rozas –profesor de Filosofía y un conocido DC del ala “guatona”– hablaba habitualmente. Por estos días se le ha perdido la pista, se le dejó de divisar en las cercanías del Parque Forestal, donde compartía departamentos comunicados entre sí con sus hijos y su esposa, Michelle Raymond.

El Servicios de Impuestos Internos (SII) se querelló en su contra como “autor de delito tributario”, inicialmente por tres boletas, pero el escenario se le ha ido complicando al ex embajador DC por una serie de documentos, emitidos entre los años 2009 y 2014, que le facilitó a SQM de forma “maliciosa” para que la compañía de Ponce Lerou rebajara impuestos. Son 70 boletas de su esposa por $ 155 millones, además de 69 documentos emitidos por su hijo por un monto de $ 175 millones y 63 boletas hechas por él, por otros $ 157 millones.

Rozas tiene una historia digna de un libro. Después del golpe militar, se instaló como presidente de la Juventud Demócrata Cristiana (JDC), desde donde construyó todos sus vínculos políticos, especialmente el que tiene con el matrimonio Martínez-Alvear, a quienes conoce de esa época. Según relata el periodista Ignacio González en una recopilación sobre la historia de Radio Balmaceda, Rozas llegó a la emisora en un rol clave: “Basta señalar que apenas el ‘guatonaje’ pudo comenzar a introducir gente en la emisora, tras la relegación de Belisario Velasco, el primero que llegó fue Marcelo Rozas, íntimamente ligado a Martínez y su esposa, Soledad Alvear. Posteriormente aparecieron por allá la hermana y el cuñado del ‘Gute’ como comentaristas”.

Su rol entonces fue clave para meter a “los guatones” en la construcción de la nueva era de la DC.

Dejó Chile y se fue a El Salvador, etapa en la que cumplió un extraño papel. Dicen que trabajó para la CIA, aunque lo cierto es que apoyó al Gobierno de Napoleón Duarte. En el partido se rumoreó entonces que le pagaba la inteligencia gringa, que era espía, que se presentaba como periodista para acceder a información privilegiada. Todos, rumores de los cuales nunca se ha hecho cargo y que tampoco ha desmentido, algo que aportaba misterio al personaje.

Sus episodios de película no solo se remiten al control informativo de Radio Balmaceda y el paso por El Salvador. Se le señala como cerebro tras el Carmengate, el caso donde personeros ligados a Martínez fueron sorprendidos en 1988 alterando padrones electorales en medio de la reñida elección interna de la falange, proceso que sería clave en la definición del abanderado presidencial de ese entonces.

La confianza con Martínez y Alvear ha sido indisoluble, aseguran cercanos a la DC que dan fe de que, pese a los vaivenes, Rozas siempre y sin excepción ha sido el protegido del influyente matrimonio, lazo que habría sido clave para los nombramientos en la arena política que ha tenido el ex embajador.

Soledad Alvear asumió como canciller en el Gobierno de Ricardo Lagos y Rozas fue designado como director de la Agencia de Cooperación Internacional (AGCI), junto con aconsejar a la otrora ministra de Relaciones Exteriores.

Entonces el vínculo entre Ponce y Rozas no era un secreto y algo que Alvear debe haber conocido, dada la cercanía que tenían.

[cita tipo=»destaque»]En 1989, Rozas compró la revista Hoy. El vínculo con Ponce Lerou partió con un encuentro casual debido a sus tareas como dueño de dicho semanario y afirman que el entonces yerno de Augusto Pinochet se “prendó” del poder de conversación del democratacristiano. Le dijo que un día lo llamara a la oficina y hasta allí arribó el falangista. Como constancia de la relación, la revista Hoy comenzó a publicar una serie de noticias muy cercanas al Ejército. Ponce le habría confirmado ciertas cosas. Eso, aunque parte de la historia cuenta que el empresario, incluso un poco deprimido, le habría contado a Rozas que se estaba separando, así que no sería mucho lo que podría aportarle. SQM fue un avisador habitual.[/cita]

Aseguran que Rozas tiene fobia social, sin embargo, eso no fue traba para ser uno de los gestores de la mítica instancia de conversación informal llamada «grupo München”, en alusión al restaurante donde sagradamente se reunían a conversar de política los PS José Miguel Insulza, Ricardo Núñez y Marcelo Schilling, los DC Claudio Huepe, Cristián Barros, Carlos Figueroa, Edmundo Pérez Yoma y Jorge Burgos, además del «Gute» Martínez y Mario Fernández. El grupo ha cambiado de locación y, si bien ha perdido convocatoria, cuentan que sus últimos encuentros se mudaron al Café Torres de Isidora Goyenechea.

Veinte años no son nada

Rozas no habría escatimado en maquillar su relación con Ponce entre sus amigos de la política. De hecho, mientras era consejero de Alvear, en la otra línea se hablaba seguido con el empresario, incluso mientras estaba en AGCI y luego, en 2006, cuando se desempeñaba como embajador de Checoslovaquia. “A Marcelo Rozas López lo conozco hace muchos años, porque era director de la revista Hoy. Me hice amigo de él, tengo permanentes conversaciones con él”, señaló Julio Ponce, una frase que en ningún caso describió la profundidad de la relación que los ha unido, más allá de las boletas, por casi dos décadas.

En 1989, Rozas compró la revista Hoy. El vínculo con Ponce Lerou partió con un encuentro casual debido a sus tareas como dueño de dicho semanario y afirman que el entonces yerno de Augusto Pinochet se “prendó” del poder de conversación del democratacristiano. Le dijo que un día lo llamara a la oficina y hasta allí arribó el falangista.

Como constancia de la relación, la revista Hoy comenzó a publicar una serie de noticias muy cercanas al Ejército. Ponce le habría confirmado ciertas cosas. Eso, aunque parte de la historia cuenta que el empresario, incluso un poco deprimido, le habría contado a Rozas que se estaba separando, así que no sería mucho lo que podría aportarle. SQM fue un avisador habitual.

 

La relación trascendió y se sumó indirectamente la esposa de Rozas y uno de sus cuatro hijos, Daniel, periodista de la Universidad Diego Portales, magíster en Documental Creativo de la Universidad Autónoma de Barcelona y diplomado en Periodismo de Investigación de la Universidad de Chile y, de acuerdo a lo que reza su biografía, trabajó en The Clinic, La Nación, Las Últimas Noticias y El Diario Austral de Valdivia.

Y según su padre, además, asesor de SQM.  “El trabajo que nosotros realizamos se divide en dos partes, primero está la preparación que es lo que interviene Michelle y Daniel con una visión amplia de todos los aspectos socioculturales, y poder plasmarlos en una visión, en cuanto al interés de la organización, la segunda parte que la hago yo, que es verter los pensamientos de forma verbal al requirente, en este caso al presidente del directorio o al gerente general de Soquimich”, es parte de la declaración de Rozas que rescata la querella del SII.

En realidad, lo que hacía Rozas era darle a Ponce información de todo lo que él podía recoger de la arena política. No hay constancia de qué background le entregaba al hombre fuerte de SQM, aunque este pagaba bien por ello.

Nunca quiso dejar caer a Marcelo Rozas. Tanto así que, cuando en un acto alejado de su bajo perfil, su amigo embajador escribió una columna en la que apodó a la ex Presidenta Michelle Bachelet como «Mary Poppins», acusándola de niñera –lo que le costó el cargo diplomático–, Ponce Lerou levantó el teléfono y pidió un favor: un directorio. La CAP respondió el llamado y se instaló en la mesa de Invercap.

Una boleta y… ME-O

En 2015, cuando comenzó la indagación en su contra, Rozas se mostraba confiado. Se trataba de una boleta y dos más de su esposa e hijos, por poco más de dos millones de pesos. Parecía un caso irrelevante, aunque el capítulo hablaba de un vínculo de mucha mayor profundidad, una labor de asesoría a Patricio Contesse, una especie de celestino que le explicaba con quién iba a juntarse.

Ese rol fue clave en lo que hoy cobra relevancia: la entrega de platas de SQM a Marco Enríquez-Ominani (ME-O).

“Con relación a los hechos que se investigan, durante 2009, don Marco Enríquez-Ominami solicitó reunirse conmigo en la empresa. Yo lo recibí, y él me solicitó apoyo financiero para su candidatura presidencial del año 2009. Yo accedí a lo solicitado. Marco me solicitó una cantidad determinada y negociamos el monto”, dijo Contesse en parte de sus declaraciones, las que ME-O ha desmentido.

¿Qué papel jugó Marcelo Rozas? Antes de conocerlo, Enríquez-Ominami era visto como un izquierdista en SQM, pero el mapeo de Rozas la abrió las puertas a una primera reunión en la firma. Sirvió de vínculo, además, para “meter” a la compañía a los hijos del senador Jorge Pizarro y del ex diputado Roberto León, ambos de la DC.

Tras el estadillo del caso, algunos de los códigos de Rozas y Ponce se ajustaron a los nuevos tiempos. Dejaron de ir a comer en público y sus debates pasaron a ser telefónicos. Uno de los temas era algo que hasta ahora cobra relevancia en el mundo del empresario: mantener el control de la compañía.

Qué tanta influencia ha tenido Rozas en las últimas movidas de Ponce en SQM, no está claro, y tampoco si el empresario ahora, con todos los antecedentes en la mesa, lo dejará caer.

Publicidad

Tendencias