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Claudio Agostini y su receta para un sistema tributario más equitativo, más fácil de cumplir y con menos espacios de elusión

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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El economista de la UAI dice que habría que eliminar varios de le regímenes especiales y exenciones que aún quedan, como renta presunta, «que hoy favorece al 5 por ciento más rico de Chile», ciertas exenciones en el IVA, así como las ganancias de capital a las acciones que tienen alta presencia bursátil «y es algo que favorece al 2-3 por ciento más rico”. Señala que la propuesta de Piñera de rebajar impuestos a las empresas, volver a integrar el sistema y recuperar la nota de inversión, es demasiado ambiciosa. “Hacer las dos cosas al mismo tiempo me parece difícil”, sostiene, al tiempo que es categórico en rechazar que la carga tributaria del país lo ponga al tope de la OCDE. «Están comparando peras con manzanas», afirma.


A Claudio Agostini se le atribuye la paternidad compartida del proyecto original de la reforma tributaria de Michelle Bachelet. Óscar Landerretche lo describió como el «Lionel Messi del FUT».

El economista de la Universidad Adolfo Ibáñez nunca se sintió muy cómodo con esas caracterizaciones, pero sí fue claro en decir, en su momento, que el acuerdo final que se logró «en muchos aspectos es peor al proyecto original».

Ahora el Presidente Sebastián Piñera plantea hacerle cambios a esa reforma y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, promete que la propuesta del Gobierno se presentará antes de fin de año.

En el corazón de lo que propondrá estará simplificar el sistema y reducir la carga tributaria a las empresas del 27% al 25%.

En una extensa entrevista en La Mesa de El Mostrador Mercados, Agostini dice que lo que pretenden hacer Piñera y Larraín es demasiado ambicioso. “Hacer las dos cosas al mismo tiempo me parece difícil”, afirma.

Agrega que igualar los sistemas actuales “equivale a decir que se acaba el sistema semiintegrado y nos quedamos solo con el otro, pero además le cambiamos la base, a no ser que se mantengan ambos con la misma base, lo que sería una mezcla extraña. Pero si asumimos que ese es el ejercicio, e integramos la tasa a 25%, implica perder recursos, por la baja de tasa, del orden de mil millones de dólares”, un tercio de lo que se estaba recaudando.

Y sentencia que “en el mejor de los casos, este paquete, así no más, significaría 1.500 millones de dólares menos
de recaudación y, en el peor de los casos, sería 2 mil millones de dólares”.

El doctorado de la Universidad de Michigan plantea que lograr eso no solo es complejo desde el punto de vista de la economía, sino que alcanzar un acuerdo político sería incluso más difícil. «Si uno saca de la discusión aquello que puede tener una connotación más ideológica, como la gratuidad en la educación, o las pensiones, se dice que en la calidad de los bienes públicos queremos todos los caminos pavimentados, vamos a querer toda la iluminación con el alambrado público subterráneo, para allá se mueven los países, y esos bienes públicos son más caros de financiar. Si a eso además uno le pone las demandas de pensiones que hay en Chile, además de la salud y la educación, a mí no me parece viable bajar los impuestos y reducir el déficit sin compensar esa baja”, apunta.

De la reforma de Bachelet, Agostini rescata las medidas antielusión: «Es un avance grande que países desarrollados tienen y que le dan flexibilidad al sistema tributario para que se cumpla el espíritu de la norma, y eso es bueno. Se limitó un montón de prácticas, como exceso de retiro o uso de pérdidas, que de verdad era un abuso al sistema tributario y lo distorsionaba. Se avanzó en impuestos verdes, entonces, hay que ser justos (respecto) de que se avanzó en algunas cosas en el sentido positivo”.

Y concuerda que lo que salió de la “cocina” es un sistema tributario complejo, «terminamos con un sistema más complejo del que teníamos, y eso tiene costos: es más difícil fiscalizar, es más difícil de cumplir, y abre nuevos espacios para la elusión. Aquí los número uno en ganar son los abogados tributaristas y los contadores”.

Uno de los temas que enfurecen a Agostini es la forma fácil y poco rigurosa con que el ministro Larraín y economistas de derecha afirman, como argumento para reducir los impuestos a las empresas, que Chile es el país con impuestos de primera categoría más altos de la OCDE.

“No es correcto. Hay distintas formas de medir, si viéramos recaudación y viéramos el porcentaje de recaudación sobre el PIB, Chile no está sobre los más altos sino dentro de los más bajos. Ese es un indicador, puede no ser el más relevante, pero es un indicador. Una segunda donde somos bien distintos a la OCDE, es que allí entre un 60 o 70 por ciento de la recaudación viene de los impuestos a los ingresos, y más o menos un tercio desde el consumo. Y en Chile estamos en un 39-40 por ciento de ingresos, donde ahí se avanzó en la reforma pasada, y 60 por ciento consumo (IVA). Esa es una mezcla muy distinta a la que tienen otros países», plantea.

En tal sentido, ahonda: «Y otro punto de discusión es el impuesto a la empresa. Hay gente que mira la tasa, que es 27 o 25 por ciento, y la tasa promedio de la OCDE es 25 por ciento, entonces, no estamos tan descuadrados, eso es lo primero. Lo segundo, es que en el sistema integrado, la tasa de las empresas es solo una retención de la tasa de la persona, entonces, al dueño de una empresa la tasa que de verdad le importa, en un sistema completamente integrado y atribuido, es la tasa que paga, porque yo le puedo retener 25 por ciento de su empresa, pero si su tasa es 15 por ciento, le voy a devolver 10 por ciento, y si es 0, le voy a devolver todo, y si es 35 por ciento, me va a pagar 10 por ciento más».

Y prosigue: «Ese ejercicio es relevante, y ese es el error que yo veo en los medios, que miran la recaudación del impuesto a las empresas en Chile, y mira cuánto recauda, es 25 por ciento, y cuánto ese 27 por ciento, y dice que esta recaudación es más alta que en la OCDE, y ese cálculo está equivocado, porque en la OCDE esa es la recaudación porque después no se devuelve nada, mientras que, a esta recaudación de Chile, hay que descontarle lo de recién, 10, 15, 25 por ciento y, una vez que se lo resto, ahí sale la recaudación de la empresa y ese ejercicio, lamentablemente, solo lo puede hacer Impuestos Internos, porque no es lo mismo a quién le devuelvo y cuánto, pero el número que está dando vuelta en los medios está equivocado, porque no toma en cuenta todo lo que se devuelve en abril”.

Su receta para un sistema tributario que resulte más equitativo, más fácil de cumplir y que tenga menos espacios de elusión, consiste en que «hay que eliminar varios de le regímenes especiales y exenciones que aún quedan, como renta presunta, que la reforma la acotó muy poquito. Si uno la eliminara –hoy favorece al 5 por ciento más rico de Chile, porque se disfrazan de agricultores pequeños y transportistas pequeños–, recaudaríamos el orden de US$300 millones de dólares más. Hay exenciones en el IVA que se acotaron, pero que se podrían eliminar, como el IVA a la construcción, que también va en el orden de US$300 millones, y después hay otras que ya no tienen mucho sentido, como de las ganancias de capital a las acciones que tienen alta presencia bursátil. Eso se hizo para impulsar el mercado de capitales en su momento, hoy no tiene mucho sentido y es algo que favorece al 2-3 por ciento más rico”, sostiene.

Agostini también es partidario de implementar impuestos al diésel y a los azúcares, como una forma de corregir el efecto negativo de su uso y consumo para la sociedad en cuanto a las externalidades ambientales, así como para la salud pública. Estima que el recaudo y ahorro serían substanciales, y los beneficios sociales, cuantiosos.

El año pasado formó parte de un grupo de tres economistas y dos expertos en salud pública que realizó un estudio para el Gobierno anterior para estudiar la viabilidad y el diseño que debiera tener un impuesto a los alimentos con nutrientes críticos.

El trabajo fue presentado a Salud y Hacienda en enero de 2018 y fue subido a la web de este último ministerio el viernes antes del cambio de mando. El lunes 12 lo bajaron y no ha vuelto a estar disponible.

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