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La desconocida historia del silencioso rescate con que el primer Gobierno de Piñera evitó el colapso de CorpBanca El banco chileno que era «too big to fail»

La desconocida historia del silencioso rescate con que el primer Gobierno de Piñera evitó el colapso de CorpBanca

A fines de julio de 2013, CorpBanca sufrió una crisis de liquidez que amenazó temporalmente la estabilidad del banco, causó alerta en el mercado y preocupó a La Moneda. Esta es la historia de cómo operaron la administración de Piñera, el Banco Central, el regulador y la industria financiera durante esas críticas semanas, para evitar que los problemas de la entidad bancaria contaminaran al sistema financiero.


Más de alguna vez Álvaro Saieh Bendeck ha comentado que la idea de buscar un socio o ceder el control de CorpBanca, lo que devino en la fusión con Itaú en 2016, fue algo que él venía pensando desde comienzos de 2013.

Lo dice por las especulaciones que siempre han existido respecto a si el anuncio de noviembre de 2013, sobre conversaciones para fusionar el banco con distintas entidades, había sido provocado por la crisis de liquidez que vivió a mediados de aquel año.

En el debut del actual Gobierno, sus principales líderes, el Presidente Sebastián Piñera y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, guardan una historia que aún no ha sido develada por completo, sobre cómo y con la ayuda de quién CorpBanca logró salir del tenso momento que vivió en el segundo semestre del señalado año, cuando la estampida de las AFP con sus depósitos a plazo y bonos en el banco llevó al límite su liquidez y fueron las autoridades económicas de entonces las que decidieron intervenir bajo cuerda para evitar el efecto contagio que una entidad de ese tamaño podía provocar.

La Ley de Bancos permite dicha intervención, pero no libera, a quienes actuaron entonces, de transparentar ante el país las gestiones y los recursos que el Estado puso para salvar a un banco cuyo propietario tenía intereses relacionados, debido al control de SMU –en ese momento severamente cuestionada– y en otras áreas, como los medios de comunicación.

Este artículo ahonda en las gestiones de autoridades de Hacienda, Banco Central y BancoEstado para darle una mano a CorpBanca y evitar así un efecto sistémico en el mercado financiero chileno. Para ello, consultamos a cerca de una docena de actores claves de la trama, que aceptaron cooperar con nuestra investigación bajo la condición de que mantuviéramos su identidad en reserva.

Llamados diarios entre autoridades, gestiones de CorpBanca ante las AFP y autoridades, y señales al mercado validando inversiones en esa institución financiera, con el objetivo de revertir el impacto de la estampida de las administradoras de fondos, tras las aprensiones manifestadas por la superintendenta de Pensiones, Solange Berstein, a través de un oficio a las gestoras en medio de la crisis del grupo Saieh.

Y una cuenta por cobrar entre Saieh y Andrónico Luksic, por la cartera de créditos que el segundo le compró al primero a muy bajo precio, pero suficiente para generar la caja que requería urgentemente el banco del empresario de origen árabe.

El estallido

A junio de 2013, el grupo Saieh ya vivía tortuosos momentos por su inversión en el negocio de supermercados. En 2011 habían fusionado el holding SMU con Supermercados del Sur, de Southern Cross, y las pérdidas no paraban de incrementarse. Además, la disputa interna de ambos accionistas, por la fiabilidad de los estados financieros de la compañía, condimentaba la trama.

A fines de aquel mes, este medio reveló las triangulaciones irregulares de capitales desde CorpBanca a SMU, lo que instaló la duda sobre el nivel de exposición del banco con la supermercadista.

Con el paso de las semanas, el banco intentó aclarar la situación, pero el cuestionamiento se había instalado. Aunque la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif) lo respaldó, señalando –sin mucha convicción– que su actuar no violaba límites normativos de créditos relacionados, en el mercado ya había certeza de que se había usado un subterfugio para financiar a la supermercadista.

Junto con ello, la caída abrupta de la acción de CorpBanca intensificó la preocupación, escenario que generó la intervención de la Superintendencia de Pensiones, por la pérdida que estaban sufriendo los fondos administrados por las AFP.

La titular de dicha repartición, Solange Berstein, ofició a las gestoras privadas preguntándoles qué medidas tomarían para proteger a los afiliados, lo que fue considerado una señal de riesgo para las administradoras de fondos de pensiones.

La actuación de Berstein es refrendada por el propio banco, en su memoria 2013, como responsable del descalabro. Allí, la entidad bancaria calificó como un “episodio importante de tensión de liquidez” lo vivido en el segundo semestre de 2013, provocado por la “errónea creencia que CorpBanca estaba financiando directa o indirectamente a dicha compañía (SMU) más allá de los límites reglamentarios”.

Recuerda asimismo que “los hechos fueron exacerbados por el proceder de determinadas autoridades, que si bien no fueron las que provocaron la situación que afectaba al banco, ciertamente no ayudaron a normalizar el escenario que se enfrentaba”.

A esas alturas, las AFP venían reduciendo su exposición al banco, aunque principalmente en su presencia accionaria. Al cierre de junio de ese año, las administradoras de fondos tenían el 7,7% de la propiedad de CorpBanca. En julio reducen más de un punto su exposición y en agosto caen a 5,34%, para desplomarse al 3,31% en septiembre de 2013.

La señal al mercado, en cuanto a que las AFP estaban vendiendo, encendió las alarmas, pero no fue el factor desencadenante de la crisis de liquidez del banco.

Al cierre de junio de 2013, las AFP tenían invertidos US$ 2.642 millones en CorpBanca a través de bonos, depósitos a plazo, bonos subordinados y acciones. Un mes más tarde, y en medio de las dudas sobre el banco, la exposición de las AFP bajó drásticamente a US$ 2.033 millones, producto principalmente de la caída a casi la mitad de los depósitos a plazo, desde 0,6% del total de los fondos de pensiones a 0,27%.

La señal de las AFP se acrecentaría en agosto con una nueva baja de US$ 180 millones, otra vez en depósitos y bonos, aunque con el elemento adicional del impacto en la valorización de acciones y bonos que le estaba jugando en contra al banco. La crisis tenía el papel de CorpBanca cayendo un 40% al cierre de agosto de 2013 y se abría el riesgo de complicar a Saieh, quien en su holding CorpGroup mantenía altos niveles de apalancamiento con acciones en garantía.

Saieh perdía cientos de millones de dólares en valorización en pocos días y aunque el entonces gerente general, Fernando Massú, se esmeraba en explicar la exposición crediticia del banco a SMU, las llagas de las AFP seguían vivas.

«Ningún banco en Chile, ni el de los Luksic ni el Santander, puede aguantar que las AFP les quiten depósitos. Si a eso le suman otros institucionales, CorpBanca tenía al frente un serio problema», señalaba en ese momento un ejecutivo del sector bancario, analizando el momento que vivió el banco tras la estampida de las AFP.

Fue en aquel momento, en agosto, que el Gobierno decidió intervenir. Liderados por el Presidente Sebastián Piñera y el entonces ministro de Hacienda, Felipe Larraín, en ese mes comenzaron gestiones para borrar la posibilidad de una corrida bancaria, lo que podría tener severos costos políticos, más aún siendo la causal del problema la liquidez y no los niveles de solvencia que mantenía Saieh en el banco.

Los bancos son instituciones financieras que captan dinero del público y luego lo prestan a terceros para obtener una rentabilidad y, con ello, pagar la ganancia a sus inversionistas y obtener la propia. Por esto, habiendo caído tan fuerte la captación de recursos, el cumplimiento de sus pagos comenzó a tambalear.

Así las cosas, es que el Gobierno actuó. Y el Banco Central (BC) también.

Según distintas fuentes gubernamentales de alto nivel y del Banco Central, que conocieron y en algunos casos participaron de los hechos, Piñera, Larraín y el titular de BC, Rodrigo Vergara, decidieron actuar frente a la situación de CorpBanca, acordando distintos caminos.

En conjunto con el entonces superintendente de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif), Raphael Bergoeing, acordaron que BancoEstado haría fuertes inversiones en instrumentos de CorpBanca, incluyendo depósitos a plazo y bonos. Pero lo principal: Tesorería renovaría los depósitos en manos de dicho banco, dando una señal de confianza al mercado.

“CorpBanca era too big to fail (demasiado grande para caer)”, comenta una alta autoridad económica de ese momento y que participó de las gestiones para salvarlo.

Explica la problemática que enfrentaron las autoridades del momento para acudir al rescate de CorpBanca sin generar pánico. “Había un conflicto intrínseco entre la necesidad de ser transparente versus la necesidad de no generar pánico en el mercado. Porque el problema nunca fue de solvencia, sino de liquidez”, señala.

Sobre la forma de ejecutar las medidas, una alta fuente del caso lo resume así: “No hubo un documento o una orden, sino que se tomó una serie de acciones no oficiales y no necesariamente coordinadas, cuyo objetivo final era salvar el banco y así mantener la estabilidad financiera del sistema”.

Lo anterior, con la renovación de inversiones de Tesorería General de la República, un aumento en la línea de crédito a la filial de CorpBanca en Nueva York y una extraoficial instrucción a la mesa de dinero del BancoEstado para entrar al mercado a comprar los instrumentos de la afectada entidad.

El Banco Central manda, también, una serie de señales, recordando al mercado que es el prestamista de última instancia y que está ahí para hacer lo necesario para mantener la estabilidad del sistema.

En paralelo, fuentes del mercado afirman que consejeros del BC y ejecutivos mantuvieron canales de conversación abiertos con ejecutivos de la industria, enfatizando el mismo mensaje oficial.

Pero Vergara tenía temor de aparecer demasiado proactivo, por la posibilidad de que el mercado lo tomara como señal de que el problema era más grave de lo que parecía. “Porque cuando el BC entra, entra con la infantería y tanques e interviene directamente a una institución”, advierte una alta fuente del sector.

Las reuniones se repetían, dos veces al día al menos. Allí llegaba el BC, Hacienda, la Sbif e incluso la Superintendencia de Valores y Seguros.

El compromiso de las autoridades económicas era, además, mantener la señal de tranquilidad hacia el mercado. Ya la había dado Raphael Bergoeing a fines de julio de ese año en su primera entrevista sobre el tema. Bergoeing dijo a La Segunda, en ese momento, que las cifras de CorpBanca eran sanas, al tiempo que refutó las cifras de créditos relacionados.

Sin embargo, evitó afirmar que el crédito otorgado a Synergia no era relacionado, pues cuando se le preguntó si dicho préstamo pasaba lo legal, se remitió a la información oficial: que los créditos a relacionados de CorpBanca –según el banco– llegan a 2,5% y el límite es 5%. Y respecto a Synergia, minimizó el impacto del monto en relación con el tamaño de los activos del banco (y no sobre el patrimonio efectivo, como dicta la norma), sin explicar por qué consideraba que no era relacionado. “Sobre la preocupación que tiene el mercado respecto a SMU y del fondo de inversión Synergia que invirtió en esta empresa tras recibir créditos de CorpBanca, son cifras que si se comparan con las colocaciones, el capital y las colocaciones del banco son menores y no afectan cuantitativamente su solvencia ni su liquidez”, indicó.

Las actas del Comité de Estabilidad Financiera (CEF) solo entregan generalidades de las discusiones sostenidas en su seno en plena crisis de CorpBanca y no aportan detalles de las acciones que tomaban en pasillo.

Sin embargo, algunos indicios quedan. En la reunión del 26 de julio, abordan por primera vez la situación. Las superintendencias financieras detallan la exposición del banco a las distintas compañías controladas por el grupo Saieh –aseguradoras, SMU y el holding CorpGroup – minimizando el posible efecto de contagio.

Eso sí, la Sbif deja una señal. A diferencia de la entrevista a La Segunda, donde no analizó el efecto de considerar relacionado el crédito a Synergia, ante el CEF sí hizo el ejercicio. Sin embargo, al llegar a la cifra final de exposición de SMU a CorpBanca, la comparó con las colocaciones respecto a las cuales el monto es inferior al 1% y no en relación con el patrimonio efectivo.

En ninguna de las dos ocasiones y hasta hoy, Bergoeing ha aclarado las causas de dicha decisión.

Sin embargo, en las actas correspondientes a 27 de septiembre y 4 de octubre de 2013, Bergoeing acude con una novedad: anuncia la circular que modificará la regulación a créditos relacionados, con características que no dejan lugar a dudas sobre el entuerto de Saieh.

“La Sbif detalló la propuesta de circular que complementa la normativa sobre deudores relacionados a entidades bancarias, que se encuentra en consulta pública. Esta norma incluiría dentro de las presunciones de relación por propiedad a los patrimonios de afectación que sean receptores de créditos de un banco, bajo ciertas circunstancias, e introduce perfeccionamientos al mecanismo de reporte periódico de deudas con relacionados a entregar por los bancos, entre otras modificaciones”, señala el acta.

A esas alturas, la crisis de CorpBanca amainaba, aunque las dudas persistían.

Venda

Esas dudas se terminarían de disipar a fines de noviembre de aquel año, cuando Saieh anunció que negociaba con varios bancos una posible fusión, entre ellos, el futuro controlador de CorpBanca: Itaú.

Esta última decisión, la más dolorosa según quienes han conversado con Álvaro Saieh, tiene dos versiones.

Por un lado, el empresario asegura que venía reflexionando acerca de una asociación desde enero de 2013, considerando su afán por expandir el banco en la región, lo que ya venía concretando con millonarias compras en Colombia.

La otra versión la dan algunos de los consultados por este medio y que aseguran que la salida de Saieh del control del banco fue la moneda de cambio que le impuso la administración de Piñera, para rescatarlo de su crisis de liquidez.

Según las fuentes, el Gobierno y el Banco Central actuaron para proteger a CorpBanca –y a través de él al sistema–, pero hubo condiciones. La principal, su salida del control.

A casi dos años del inicio de la fusión, Saieh ya no tenía tal control y cumplía un rol directivo acotado, pues los brasileños ya dominaban.

Pero también el banco debía dar señales claras al mercado respecto a que no había exposición relevante al controlador ni sus empresas y que tenía la convicción de tomar medidas drásticas para superar el trance. Así las cosas, entre agosto y octubre de 2013, CorpBanca concreta la venta de una cartera de casi $ 670 mil millones al Banco de Chile.

Aunque el banco que lidera Andrónico Luksic fue el actor fundamental para concretar dicha operación que le dio algo de liquidez a CorpBanca, esta no le salió barata a Saieh, ya que el precio pagado fue bajo. Hasta hoy, distintos personajes conocedores del caso creen que el dueño del grupo de medios Copesa se cobró venganza por el bajo precio con el amplio despliegue que dieron sus medios, desde comienzos de 2015, al caso Caval, en cuyo marco se informó que la nuera de la Presidenta Bachelet, Natalia Compagnon, se reunió con Luksic previo a la entrega de un millonario crédito para un negocio inmobiliario ilegal en Machalí, Rancagua, causa que hirió en el corazón la credibilidad del Gobierno y puso en la palestra pública, para siempre, al también controlador de Canal 13 y una de las mayores fortunas de Chile y América Latina.

Y es que –según revela la propia memoria de CorpBanca–, la operación generó una pérdida de varios millones de dólares al banco, lo cual se sumó a los costos de financiamiento que, gracias a las señales de la autoridad, pudo captar CorpBanca, aunque a tasas sustancialmente mayores a lo que se cobraba en el mercado.

En esa línea, la memoria de 2013 apunta a que, pese a las aclaraciones que hizo Massú sobre los créditos relacionados, en julio la duda ya estaba instalada, lo que disparó el costo de financiarse.

“A partir de entonces, el Banco enfrentó un alza significativa en los premios a los que se transaban los depósitos a plazo del Banco en los mercados secundarios, los cuales promediaron niveles de 90 puntos base sobre la competencia, llegando, incluso, en los momentos más complejos  a una diferencia de 140 puntos, lo que presionó al alza las tasas de interés pagadas por depósitos a plazo emitidos en el mercado primario por el Banco a todos aquellos actores con acceso al mercado secundario antes mencionado”, detalla CorpBanca en su memoria del señalado año.

Sobre la venta de cartera al Banco de Chile, CorpBanca da pormenores sobre dicha memoria. Explica que, por acuerdo de directorio, decidieron vender una cartera de créditos por 678 mil millones de pesos, en operaciones realizadas entre agosto y noviembre de ese año, lo que le generó una caja adicional de 1,2 billones de pesos.

“Esta venta de cartera no solo permitió generar la liquidez necesaria, sino que al mismo tiempo desconcentró fuertemente el mercado institucional de depósitos a plazo, disminuyendo la presión de liquidez inmediata. Esta acción dio una fuerte señal al mercado que confirmaba la posibilidad de realizar venta de cartera como una opción válida. A partir de ese momento los premios de los instrumentos de deuda del Banco comienzan a bajar”, señala la memoria.

El banco también reconoce las gestiones ante las AFP y entidades institucionales, además del trabajo a diario con las autoridades del sector.

Según ejecutivos de algunas AFP, en los momentos de mayor tensión, Saieh llamaba directamente a las administradoras para pedir que revirtieran la medida.

En su memoria el banco registra la venta de cartera por un valor de 663.625 millones de pesos, con un efecto en resultado de 2.350 millones de pesos de pérdida.

De hecho, el banco recuerda que “si bien se veló porque esta cartera no tuviera impacto significativo en el margen del Banco, un porcentaje se vendió bajo el valor libro y por lo tanto generó pérdidas, las que lograron ser compensadas en el ejercicio”.

Dicha medida, más la renovación de depósitos que Tesorería y el Central tenían con el banco de Saieh, aflojaron la tensión. El Estado chileno aseguraba al mercado que no permitiría que CorpBanca dejara de cumplir sus pagos por causas temporales asociadas a liquidez y confianza.

Algo deslizó el Banco Central cuando en ese entonces fue consultado por este medio. En ese momento respondió que, efectivamente, «cuenta con un espectro amplio de atribuciones que conllevan proveer liquidez al sistema bancario», agregando que «como atribuciones para cautelar la estabilidad del sistema financiero», la ley le da la facultad de «que ante la falta transitoria de liquidez de una empresa bancaria en particular, el Banco puede concederle créditos en caso de urgencia, o en su caso adquirir documentos de su cartera de colocaciones o inversiones”. Sin embargo, advirtió que “esta herramienta no se ha utilizado en los últimos años».

Las leyes de transparencia aprobadas en el Congreso impiden el acceso a las operaciones realizadas por el Central y Banco Estado. En efecto, en 2013, esta última entidad, que en ese momento presidía Segismundo Schilin-Zeuthen, rechazó la entrega de la información sobre la aprobación de un crédito a un fondo de inversión que invertía en acciones de SMU, y vinculado al grupo Saieh, negando además que el directivo estuviera en el comité ejecutivo que adoptó la decisión de otorgar el préstamo, pero sin entregar las actas.

El Banco Central tampoco pone a disposición el desagregado de sus inversiones en instrumentos bancarios, al igual que la Tesorería General de la República, que maneja otro fajo de las multimillonarias reservas que administran entre todas las instituciones y que se mantienen invertidas en el mercado. No obstante su importancia, la reserva bancaria impide que se revelen detalles.

A junio de 2013, la Tesorería tenía invertidos en depósitos a plazo de los bancos más de US$ 1.890 millones, los que cayeron fuertemente, en julio, bajo los US$ 1.300 millones, para subir nuevamente sobre los US$ 1.500 millones en agosto. En julio, además, dicho organismo duplicó su inversión en documentos del Banco Central a más de US$ 3.500 millones.

CorpBanca estaba entre los cinco bancos que desde dicho mes podían recibir los depósitos de la Tesorería General, pues, hasta junio, el número de entidades elegibles para operar con depósitos en pesos llegaba a la decena.

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