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Correr el velo: cómo las empresas de las finanzas y los negocios enfrentan los dilemas de la identidad de género

Correr el velo: cómo las empresas de las finanzas y los negocios enfrentan los dilemas de la identidad de género

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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La red chilena Iguales se ha acercado a varias compañías del mundo financiero –bancos, consultoras, corredoras de bolsa–, todo con el fin de que incorporen en serio políticas de no discriminación contra la homosexualidad y cualquier otro tema relacionado con la identidad de género. Las primeras en allegarse a la idea han sido empresas extranjeras que están rompiendo los límites de lo acostumbrado en Sanhattan. En Davos, paneles sobre el tema dejaron de ser tabú y los principales foros económicos y agrupaciones de negocios del mundo se están haciendo cargo. A Chile, aún le falta.


En 2016 el foro de Davos, el encuentro económico más importante del mundo, cambió la forma de ver las cosas. No en el sentido de las propuestas de los más destacados líderes económicos del país, sino en un tema que incluso los mismos medios que cubren el foro habían bautizado como tabú.

En enero de ese año, a la par de la realización de la cumbre, la BBC tituló un artículo “Cómo una vez un tema tabú salió de las sombras de Davos”. Dos años antes el velo lo había corrido en entrevistas mundiales el CEO de Apple, Tim Cook. “Estoy orgulloso de ser gay”, fue parte de los titulares que sorprendieron a varios ejecutivos, acostumbrados a cultivar un perfil más cercano al que muestran las publicidades: “hombre” de negocios, buen auto, dos hijos. Sin espacio para alguna diversidad sexual.

Davos entonces hizo eco de las voces que hacía rato venían exigiendo conversaciones serias sobre cómo incorporar las demandas de las minorías sexuales, las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) a los negocios, a la economía. Se lo tomaron en serio. Debates que hasta ese minuto habían sido discutidos en sesiones a puertas cerradas, se abrieron a todos los asistentes.

“Los temas no se agregan a la agenda a la ligera. Los nuevos temas deben tener una importancia global y debe haber altos ejecutivos de alto perfil dispuestos a hablar de ellos en una etapa pública. La agenda de 2016 incluye dos sesiones públicas con un claro enfoque LGBT, señalando que los problemas LGBT han salido a la luz con campeones que están listos para hablar clara y abiertamente sobre el tema”, explicó la BBC.

No existe un protagonista que haya empujado a poner el tema en la agenda, pero muchas voces lograron que se alcanzara un consentimiento de la comunidad empresarial: “Usar su influencia económica para influir en los gobiernos, pueden desempeñar un papel positivo, ya sea actuando como modelo de conducta o mediante el uso de su poder blando para alentar mayores niveles de aceptación e igualdad de derechos para las personas LGBT en países donde los derechos no están consagrados”.

El modelo se replicó también en 2017 y 2018. Paneles como «Bridging the Diversity Divide» («Reduciendo la brecha de la diversidad») han analizado cómo las empresas pueden promover una fuerza de trabajo diversa gracias a las LGBT, con modelos visibles, embajadores, progresión profesional y pautas claras de recursos humanos.

Desde entonces la ola no ha parado. El diario digital español El Confidencial ha elaborado listas de las empresas Gay Friendly de ese país: P&G, IBM, SAP, Accenture y Vodafone han sido parte de las destacadas. El mismo medio, además, ha realizado especiales donde ejecutivos de todo rango han “salido del clóset”, apoyados por sus compañías.

“Me llamo Mateo Diego Prada, nací en Salamanca hace 40 años y trabajo en Accenture Strategy. Se lo conté a mi familia hace unos veinte años. Al principio, hubo cierta tensión; pobres, les pilló de sorpresa, pero desde hace mucho tiempo lo ven como algo absolutamente normal. Si el amor mueve montañas, qué no hará con los prejuicios», fue uno de los testimonios.

Y continuaba: «En mi trabajo soy visible desde hace muchos años. Accenture siempre ha apoyado la causa LGBT y mis compañeros me han tratado siempre desde el más absoluto de los respetos y desde la más completa normalidad. Es un honor para mí trabajar en un entorno que ni discrimina ni premia la diferencia en el sexo, color, credo o inclinación sexual, sino la meritocracia, los resultados y la superación personal”.

Pasito a pasito

El director ejecutivo de la fundación Iguales explica que tocar puertas para que las empresas se sumen a la Pride Connection, “una red de empresas que busca promover espacios de trabajo inclusivos para la diversidad sexual y generar lazos para la atracción de talento LGBT a las distintas organizaciones que la componen”, siempre genera resistencia, pero esta ha sido particular en las compañías del mundo de los negocios.

“En todo el mundo, el financiero es de los sectores más conservadores. No solo es coincidencia que en nuestra red no haya ninguna gran empresa financiera, de corredora, de bancos de inversiones. En general, nos hemos encontrado con un país muy liberal en lo económico, pero en temas valóricos son muy conservadores, no vemos”, detalla.

En general, las firmas del sector se mueven –agrega– con curiosidad. Algunas se acercan a preguntar, pero creen que las políticas especiales para la no discriminación e inclusión de LGBT en sus equipos de trabajo es una idea muy progresista. Los bancos, por ejemplo, grandes empleadores, se hallan aún mirando desde lejos, con excepción de Scotiabank, que se sumó a la iniciativa siguiendo pautas de su casa matriz en Canadá, donde el tema se aborda con apertura.

“Pese a que muchas grandes compañías son extranjeras, donde estos temas se tratan con naturalidad, en Chile las corporaciones son presididas casi siempre por chilenos y hay un tema de mayor resistencia. Más aún cuando estas propuestas llegan a grupos locales, que no tienen experiencia en otros países de cómo tratar este tema”, puntualiza Maldonado.

Pero hay compañías que, decididas a mostrarles a los vecinos de Sanhattan cómo se hace, están tomando la batuta. Una de ellas es el Boston Consulting Group (BCG). La consultora estratégica de fama mundial se ha tomado en serio el asunto.

Jorge Becerra trabaja hace 30 en BCG. Es un hombre respetado en los negocios. El socio senior de la firma señala que es una de las voces que escucha el presidente argentino Mauricio Macri. No es un millennial y su generación está lejos de haber crecido oyendo pautas de inclusión, pero a la hora de hablar acerca de cómo la compañía está ejecutando en la práctica políticas de identidad de género, las recita de memoria.

La empresa apoya a una liga de LGBT que se reúne una vez al año con sus ejecutivos más altos. Para ellos, tiene que ver con una lógica sobre cómo hacer negocios, asegura. “No sólo se trata de tener políticas puertas adentro del tema, sino que tenemos constantes entrenamientos para que si, por ejemplo, uno de nuestros clientes ofende a un miembro del equipo con chistes o comentarios fuera de lugar en relación con el tema de identidad de género, sepan enfrentarlo”, precisa.

En BCG van desde lo más trivial, como hacer happy hours organizados por su liga de LGTB, a los cuales se invita a todos los colaboradores de la oficina, hasta políticas más complejas, como apoyar a empleados que estaban atravesando transiciones de género o cuando deben resguardar a socios o trabajadores trasladados a países o regiones con menores libertades en la materia, como Medio Oriente.

El eco en América Latina ha sido un éxito. En Lima, donde abrieron oficinas hace dos años, el 20% de sus trabajadores pertenece a la liga de LGTB.

El asociado senior de la compañía, Alfredo Hinostroza, agrega que sus políticas se “bajan” a todo nivel. “Hemos tenido casos de empleados intersex que, mientras alguno cambiada de identidad, había días que prefería vestirse de hombre y otras de mujer. La instrucción fue que fuera vestido como se sintiera cómodo. También está el caso del uso de baños. Nuestros baños son neutrales”, detalla.

A nivel local, prosigue Becerra, no les ha tocado ver casos tan profundos entre las cerca de 60 personas que integran su oficina, pero explica que tiene que ver, por un lado, con estar preparados, pero, por otro, con llamar a talentos a la empresa.

Emilio Maldonado, de Iguales, indica que en las compañías del sector financiero resulta clave cómo se abren a explicarle a la generación millennial qué políticas tienen en la materia. “La lucha por los talentos, los mejores MBA, los economistas, no va a ser solo por bonos. Las empresas en Sillicon Valley han empezado a mostrarse más progresistas. En cambio, en Chile, el mundo de las finanzas está cerca de las pautas del sector más conservador del país, es decir, de las empresas de agricultura”, explica.

A la liga se han abierto otras compañías que se han sumado a la ola. Del sector se cuentan, además, Deloitte, McKinsey, Scotiabank y Accenture. Falta mucho para que grandes capitales se suban al carro.

La presión de los mercados, en todo caso, seguirá aumentando o, al menos, de quienes observan cómo los CEO de las mayores empresas del orbe se muestran ante el tema. El abril, en Nueva York, además se llevará a cabo el “2018 Best Places to Work for Equality”. El Time Warner Center de Manhattan recibirá a los más altos ejecutivos de compañías comprometidas con esta cruzada.

Respecto a hablar de este tema en Icare, en la Sofofa o la CPC, desde Iguales aseguran que sería soñado, aunque, en tal sentido, precisan que aún la identidad de género no alcanza ese nivel de interés en los gremios empresariales locales. Se trata, todavía, de un asunto que se aborda de forma general junto con otros relativos a la diversidad, como la inclusión de las mujeres y los inmigrantes en la fuerza laboral.

Cuentas más y menos, de acuerdo a un estudio de Mercer (junio de 2017), solo el 39% de las empresas locales tiene políticas para sus trabajadores LGTB. Lo preocupante es que, si bien nuestro país se ubica en la media en beneficios, un 13% de las compañías manifiesta que no contempla este tipo de beneficios por razones culturales y/o prejuicios. Resta mucho por andar.

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