Una caída del 11 por ciento en dos meses convirtió al peso en la moneda de peor desempeño entre sus pares. La caída se produjo después de que el banco central elevara su meta de inflación, lo que generó especulaciones de que las autoridades buscarían una política monetaria más flexible. Luego, el banco indicó esta semana de que podría suspender su ciclo de relajación, lo que suprime una gran razón para vender la divisa.
El peso argentino, el patito feo de las principales monedas globales, puede estar a punto de convertirse en un cisne, al menos por un tiempo.
Una caída del 11 por ciento en dos meses convirtió al peso en la moneda de peor desempeño entre sus pares. La caída se produjo después de que el banco central elevara su meta de inflación, lo que generó especulaciones de que las autoridades buscarían una política monetaria más flexible. Luego, el banco indicó esta semana de que podría suspender su ciclo de relajación, lo que suprime una gran razón para vender la divisa.
Otro catalizador: una reciente venta generalizada de activos argentinos probablemente traerá importantes ingresos de inversionistas extranjeros, lo que fortalecería el peso. JPMorgan Chase & Co. dice que es más probable que MSCI eleve este año el país a mercado emergente de estatus fronterizo, lo que potencialmente haría ingresar US $5.500 millones a Argentina. Tanto Morgan Stanley como Highland Capital ven valor en las acciones del país, mientras que Citigroup dice que los bonos argentinos son los más atractivos de los mercados emergentes después de un aumento en la volatilidad global.
Los optimistas del peso también recibieron apoyo cuando medios locales informaron que el estatal Banco de la Nación vendió US$400 millones en los mercados de divisas el viernes pasado en nombre del Tesoro luego que el peso se debilitara más allá del nivel clave 20 a un mínimo histórico. Es probable que la moneda se estabilice en los niveles actuales dada la intervención, según una nota del 15 de febrero de Citigroup.
Ganancias adicionales podrían fortalecer el peso hacia 19, revirtiendo todas sus pérdidas de 2018. Y traspasar el nivel de 19 podría abrir el camino hacia 18,63, el promedio móvil de 50 días del peso.
Sin embargo, aunque el peso revirtiera su pérdida del 5 por ciento en lo que va del año, la tendencia a más largo plazo apunta hacia una devaluación, considerando que la moneda ha perdido valor todos los años desde 2004. El banco central aún apunta a una inflación anual del 15 por ciento, lo que significa que el peso tendría que depreciarse en aproximadamente la misma cantidad cada año para que no se aprecie en términos reales efectivos.
Mientras tanto, el mensaje es claro: disfrute de un peso que sube mientras pueda.
