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Resuelta la elección presidencial, ¿pura facha? Opinión

Resuelta la elección presidencial, ¿pura facha?

Vuelvo a mi argumento de que el nuevo gobierno no la tendrá fácil. Hay mucho prometido en el discurso y los recursos financieros no son abundantes en este momento. Se puede optimizar costos, focalizaros en vez de derrochar, y rezar para que los ingresos del fisco a la vez aumenten. O se puede endeudar mas al país para financiar mayor gasto, para dar una sensación falsa de bienestar. Pero el proyecto de reconversión de largo plazo no está.


¿Habrá sido la elección decidida por los fachos?

¿Cómo casi 30 años después se sigue recurriendo a la terminología de un otrora gobierno militar? Ya la palabra es tan Vintage como un disco de vinilo.

¿O será un tema de facha? Es decir, el modelo propuesto (no por el candidato de la N.M., pero algunos de sus adherentes) de desmantelar lo que ha sido la base del progreso de este país, no tenia buena pinta.

Mencione en la columna anterior que el candidato ideal (previo a la elección) debía tender hacia el centro y la moderación. Creo en retrospectiva que los votantes manifestaron finalmente aquello, ya que primero se vota con el bolsillo y ciertamente habían facciones divisionistas dentro del oficialismo que causaron dudas con su tono muchas veces hostil y revanchista.

También manifesté que hay mucho que falta por arreglar, mejorar en incluso modificar. Los tiempos, las sociedades y las situaciones cambian, y con ello sus organizaciones deben ajustar. La diferencia radica en el como y no el porque. Hay una deuda histórica en materia de salud, pensiones, educación, legislaciones anacrónicas, fiscalización, por nombrar algunas. Pero basta de parches. Para los que creemos que son los privados (profesionales con sus servicios, pequeñas y grandes empresas, etc.) y no el fisco, que hacen que un país crezca,, y que el rol del gobierno es redistributivo, de orden, justicia, velar por los que no pueden, crear incentivos, sencillamente el discurso divisionista y confrontacional no contribuye en nada. El proyecto país pasa por la unión, justicia, acceso y nivelar hacia arriba. Todos tenemos una cuota de contribución, el gobierno nos representa, pertenece a la ciudadanía, pero no se trata de reclamar derechos solamente, tenemos obligaciones.

Vuelvo a mi argumento de que el nuevo gobierno no la tendrá fácil. Hay mucho prometido en el discurso y los recursos financieros no son abundantes en este momento. Se puede optimizar costos, focalizaros en vez de derrochar, y rezar para que los ingresos del fisco a la vez aumenten. O se puede endeudar mas al país para financiar mayor gasto, para dar una sensación falsa de bienestar. Pero el proyecto de reconversión de largo plazo no está.

Solo si el cobre anda bien, y hay abundante crédito del sistema financiero y algo de inversión extranjera, andaremos con las caras contentas. A saber, este país depende del cobre (sin ningún grado de valor agregado en gran medida), otrora de una también una gran inversión extranjera e Importaciones, por nombrar algunos. Dependemos en gran medida del sector externo, y ni hablar de la sobre-dependencia de China (un solo país) y su eje en estos factores.

Y no podemos seguir dependiendo del cara o sello en medida tan importante, se necesita innovación (Chile tiene un muy bajo gasto en tecnología e innovación respecto del PIB), diversificación, valor agregado, mayor emprendimiento, también mas cultura, organización ciudadana, paz y seguridad, por nombrar algunos.

La tarea ad portas es considerable, es de esperar que no se caiga en la minucia y el juego en el metro cuadrado y haya un gran movimiento consensual de retomar la senda del desarrollo, con un plan de largo plazo. Es cuasi una obligación que todos los sectores, con sus diferencias, se sienten en forma pacifica, racional, a sentar bases y dejarle el protagonismo al ciudadano común. Facilitar, ayudar y no entorpecer.

Ojala que este nuevo gobierno no se quede en la pura buena facha.

Alejandro Rubinstein

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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