Publicidad
Augusto López-Claros, un enamorado del neoliberalismo a la chilena Los vínculos con Chile del cuestionado economista boliviano del Banco Mundial

Augusto López-Claros, un enamorado del neoliberalismo a la chilena

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
Ver Más

Entre sus aspectos más desconocidos, está que trabajó en una investigación para el Ministerio de Salud sobre alcoholismo en Chile en los ochenta, con un grupo de investigadores. Asimismo, que está ligado a la religión Baha’i y que en 2004, en salones de La Moneda, estrechó la mano de Ricardo Lagos. Antes, pasó por la FEN cuando Sergio Melnick y Álvaro Saieh la lideraban. Los que lo conocen afirman que sus relaciones más cercanas son con economistas de derecha vinculados a la UDD.


Estrechando la mano del entonces Presidente Ricardo Lagos en un salón de La Moneda en 2004; junto a los senadores Alejandro Foxley y Fernando Flores en el 2006; cenando en Raúl Correa y Familia con el entonces ministro de Economía Pablo Longueira; y en la Universidad del Desarrollo con el ex ministro de Sebastián Piñera, Cristián Larroulet en 2014.

Son algunas de las postales que recoge la biografía del hoy cuestionado economista jefe a cargo del Doing Business, el informe en que se habría manipulado una serie de variables que afectaron el desempeño de Chile estando Michelle Bachelet como Presidenta de la República y que beneficiaron el lugar del país cuando Sebastián Piñera ocupó La Moneda.

De López-Claros ya sabemos que es boliviano, que trabajó en Lehman Brothers y se convirtió en director of Global Indicators Group del Banco Mundial en 2011, antes de lo cual se ocupó como director of the Global Competitiveness Program en el Foro Económico mundial en Ginebra, donde también editó un reconocido informe, el Reporte Global de competitividad, el documento insigne de la organización.

Y antes de Lehman y del banco, fue representante residente del Fondo Monetario Internacional en la Federación de Rusia durante 1992-95, algo que explica el interés del economista para publicar varios papers sobre la situación de la nación.

Pero mucho antes de ser el hombre detrás del hoy cuestionado informe del Banco Mundial, el investigador comenzó a tejer una relación con Chile que lo trajo, no una, sino muchas veces a Santiago: universidades, organizaciones estatales, círculos empresariales e instituciones públicas escucharon sus ponencias.

Su pluma también recibió espacio en El País como columnista en el 2004 y desde su cargo en el Banco Mundial ha peregrinado comentando la robustez del informe. Así, en su opinión, una de las razones por las que estos indicadores han tenido éxito y propiciado reformas es que presentan la información “de forma muy accesible y granular”.

“La granularidad, especificidad de los datos y la habilidad para hacer comparaciones internacionales son las principales características del informe en las que radica su éxito”, explicó a medios españoles de economía en 2016. “El informe se ha convertido en un catalizador de reformas”, aseguró López-Claros.

En medio de la indagación por conocer más del investigador se encuentran también pasajes hasta ahora desconocidos de él. Entre ellos, su activa participación en foros con un perfil económico de organizaciones ligadas a la religión Baha’i.

«El señor López-Claros, que es Bahá’i, expondrá su punto de vista sobre los nuevos desafíos en el mundo moderno sobre la creciente globalización de los negocios y el radical cambio en la industria causada por la alianza entre diferentes razones», dijo el sitio Bahá’í World News Service, anunciando su visita en el año 2004.

Respecto de su rol en el Banco Mundial, según cita el mismo López-Claros en una web personal donde rescata sus papers, lecturas y un archivo fotográfico de su periplo por varios países, incluyendo a Chile, se encuentra en un año sabático para perfeccionarse.

«Para el año académico 2017-2018 Augusto López-Claros está en una licencia del Banco Mundial como miembro senior en la Escuela de Servicio Exterior Edmund Walsh en la Universidad de Georgetown», indica su información, que agrega un dato no menor, al señalar que entre 2011 y 2017 el economista «fue» Director de Indicadores Globales en DEC (la unidad del Banco Mundial de estudios y trabajo analítico). Así, el estatus de López-Claros en el banco parece, por ahora, congelado, de acuerdo a información que él mismo entrega.

Le gustaba escribir, al menos respecto a su rol en Lehman, de donde destaca el haber redactado «extensamente sobre una amplia gama de temas económicos y financieros. Como parte de este trabajo de investigación y para reunirse con clientes, viajó extensamente por Europa, América del Norte, América del Sur, Oriente Medio y Asia».

Es un comentarista frecuente en cuestiones económicas y financieras, después de haber dado más de 150 entrevistas de televisión durante la última década.

Antes de Lehman, trabajó como economista en el Fondo Monetario Internacional en Washington, una organización a la que se unió a mediados de la década de 1980.

Su paso por el fondo incluyó ser economista nacional para España, desempeñándose en el departamento principal de formulación de políticas del organismo, donde comenzó a trabajar en Europa del Este y realizó algunos de los primeros trabajos sobre buen gobierno.

«De 1992 a 1995 fue Representante Residente del FMI en la Federación Rusa, donde fue responsable de las cuestiones de implementación en el contexto del programa multimillonario de asistencia del FMI a la Federación de Rusia. Su estancia en Rusia fue seguida por un año sabático en Moscú, una oportunidad que utilizó para investigar y viajar extensamente por toda Rusia para obtener una perspectiva más amplia de la transición», relata en su biografía personal.

El académico añade un dato hasta ahora desconocido y que aclara el rol que cumplió en la Universidad de Chile. Desde ese cargo en los 80 vienen sus primeros acercamientos con Chile, cuando la Facultad de Economía y Negocios la dirigían Sergio Melnick y Álvaro Saieh, según citó el sábado en entrevista con TVN el ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi.

«Antes de su servicio en el FMI, fue profesor de Economía en la Universidad de Chile en Santiago, donde, además de sus funciones docentes, también dirigió un equipo de investigación financiado por el Ministerio de Salud que examina los aspectos económicos del abuso del alcohol en Chile», precisan sus datos personales.

A Chile ha venido más de una decena de veces en su periplo como vocero de diferentes informes, paseándose desde la Universidad Bolivariana hasta por La Moneda. Según sus archivos personales, una de las primeras visitas (registradas) ante autoridades fue en el año 2000, al Banco Central, para presentar la conferencia «Fortalezas del sistema financiero internacional».

El año 2004, en tanto, se estrechó la mano, en salones de La Moneda, y junto a Sylvie Naville, associate director de World Economic Forum for Latin America, con el entonces Presidente Ricardo Lagos, para presentar su investigación «Chile, la próxima etapa de desarrollo».

Al año siguiente, compartió testera con Cristián Nicolai, a la sazón subsecretario de Telecomunicaciones; Hernán Sommerville, presidente a esa fecha de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC); Alfredo Piquer, presidente de ACTI; y José Joaquín Brunner, académico e investigador de la Escuela de Gobierno y director del Máster en Gerencia y Políticas Públicas de la Universidad Adolfo Ibáñez. El objetivo de su visita fue «explicar las razones que llevaron a Chile a descender desde el lugar 32 al 35 en el ranking mundial de Tecnologías de Información y Comunicaciones».

Le seguirían seminarios y ponencias en la Universidad Federico Santa María, la universidad del Desarrollo, la PUC y hasta al Centro cultural de la Condes, para exponer acerca de diferentes temas relacionados con el desarrollo económico.

En 2011, aterrizó en Icare para presentar la ponencia «Reforma de la regulación empresarial: una perspectiva internacional y el caso de Chile». Allí compartió de cerca con el entonces ministro de Economía, Pablo Longueira.

Con él alargó la conversación. De acuerdo a archivos de revista Qué Pasa, López-Claros y el entonces ministro fueron a comer juntos al restaurante de Raúl Correa y Familia, instancia en la que también estaba quien ejercía como subsecretario del ramo, Tomás Flores. En el diario El Mercurio, Flores fue uno de los pocos mencionados como cercano que le «prestó ropa» al economista extranjero. «Es mi amigo. Trabajé mucho con él, viajé a Washington para ver cómo podíamos avanzar en reformas como ‘Empresa en un día’ y el efecto que eso tenía en el ranking«, contó Flores.

Los dichos se dan en el contexto de las aclaraciones de López-Claros, en varios medios, respecto a que no tiene un vínculo con el Presidente electo Sebastián Piñera, a quien dijo no conocer. Además, el economista desmintió en agencias de noticias, incluida Bloomberg, y en medios nacionales, cualquier manipulación subjetiva de los indicadores. Dijo que se trataba de acusaciones sin mérito y que el proceso siempre se emprendió con transparencia.

En la UDD, en tanto, se repitió el plato en 2014, cuando regresó a la casa de estudios precisamente para hablar del hoy cuestionado ranking. En la ocasión se reunió con el director de investigación de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD, Cristián Larroulet (ex ministro de Sebastián Piñera); el vicerrector de posgrado e investigación, Sergio Hernández; y el decano de la Facultad de Gobierno, Eugenio Guzmán.

Al menos dos economistas con extensos vínculos en la derecha y que conocen al personaje, afirma a este medio que con Larroulet «hubo química más allá de lo meramente académico». Una de las fuentes también afirma que el ex ministro de Hacienda de Piñera, Felipe Larraín, «hablaba muy bien de él». De la época solo quedan como testimonio las fotos de sus visitas a la UDD, donde López-Claros posa con hombres como Federico Valdés y el propio Larroulet, aunque este último salió a desestimar cualquier cercanía con el economista boliviano. El ex ministro secretario general de la Presidencia dijo que su encuentro en la UDD en 2014 solo estuvo circunscrito a esa ocasión, dentro del marco de un seminario al que López-Claro fue invitado.

Sus postulados sobre corrupción, impuestos y… Chile

Al revisar la extensa carrera como investigador de López-Claros, sus referencias a Chile vienen desde hace más de una década. En el 2005, y enmarcado en una tesis sobre cómo eliminar la corrupción como un factor negativo para el crecimiento económico, realizaba una serie de recomendaciones prácticas para lograrlo, donde el país salía a colación.

“Chile ha empleado las últimas tecnologías para crear uno de los sistemas de adquisiciones públicas más transparentes del mundo. En 2003 se creó ChileCompra, un sistema electrónico público de compras y contrataciones a través de una plataforma de Internet, que se ha granjeado en todo el mundo una gran reputación por su calidad, su transparencia y su eficacia. Está al servicio de empresas, instituciones públicas y ciudadanos y es la página web de relaciones empresariales más grande del país, con 850 organizaciones de compra involucradas. En 2012, los usuarios hicieron 2,1 millones de compras y emitieron facturas por valor de 9.100 millones de dólares. Además, ha servido de catalizador para el uso de Internet en todo el país», destacaba en ese minuto en sus escritos.

En 2008, una propuesta que consta en los archivos de un blog personal del investigador, añade una idea visionaria que también vuelve a mirar a Chile. En la entrada, bautizada como «Replanteando el Significado de Europa”, señala que la Unión Europea no solo debería integrar países de la región, sino naciones que compartan principios».

«Chile podría ser un candidato ideal. Chile es un país que ya ha sobrepasado a la mayoría de los miembros de la UE en la calidad de su manejo macroeconómico. Sus instituciones –derechos de propiedad, el sistema judicial, el esquema regulatorio, el régimen comercial y el sistema de seguridad social– ya operan a un nivel de eficiencia por encima de la media de la UE. En lo que respecta a niveles de corrupción, la claridad de las reglas del juego y el clima para las inversiones, Chile está ya por encima de países como Italia, Grecia y la gran mayoría de los nuevos estados miembros de Europa Central y Oriental. Asumiendo a priori el hecho evidente que no comparte una frontera física con la UE, Chile –el único país Latinoamericano que tiene un tratado de libre comercio con la UE– es ya un miembro de la UE en espíritu», añade.

La propuesta del economista continúa: «Dicho esto, la incorporación de Chile a la UE tendría implicaciones que irían mucho más allá de la simple adhesión de un estado pequeño a su creciente lista de economías pequeñas. Le daría a la UE una notable presencia institucional en Latinoamérica, una región con la que tiene relaciones comerciales cada vez más importantes. La UE se beneficiaría de incluir entre sus miembros una economía con tasas de crecimiento muy por encima de la media europea y una posición privilegiada entre todos los rankings mundiales de competitividad. Más importante aún, la entrada de Chile a la UE activaría una fuerte cadena de incentivos en Latinoamérica, como ocurriera en Europa Central y Oriental durante los últimos quince años. Con el ingreso de Chile, uno puede fácilmente vislumbrar un cambio en la naturaleza del debate político en la región».

En 2011 además, entrevistado por Diario Financiero, se dio vueltas varias veces en declaraciones un poco contradictorias, donde dijo que no le parecía descabellado subir impuestos en Chile, pues no reduciría la competitividad empresarial. «Ahora, yo no estoy diciendo que debería subir, quiero ser bien claro. Lo que digo es que, a través del proceso democrático, los gobiernos de tiempo en tiempo pueden considerar conveniente aumentar los impuestos si es que piensan que al hacer eso van a mejorar el nivel de competitividad del país, y eso es posible», sostuvo.

Pero sin duda el análisis más profundo está plasmado en el informe que presentó en el país de la mano del World Economic Forum, el capítulo 23 de un informe donde, en 14 páginas firmadas por él, se analiza en profundidad la marcha de la economía: «Chile, the Next Stage of Development».

En dicho informe responde a preguntas como ¿Por qué Chile es excepcional?, volviendo a destacar aspectos como su bajo nivel de corrupción. «Por ejemplo, las reformas que han sido gradualmente implementadas en la banca, pensiones y seguros, complementado por la introducción de un duro marco regulatorio y de supervisión para las instituciones financieras, ha jugado un papel clave en la profundización de mercado de capital de Chile , ampliando la base de inversionistas y creando un entorno predecible para la intermediación financiera, caracterizado por un buen gobierno corporativo y transparencia, y por un mejor acceso a recursos financieros para pequeñas empresas. Un Banco Central totalmente independiente ha jugado un papel esencial para reforzar la credibilidad de la política monetaria de Chile, y merece crédito por su manejo cuidadoso del régimen de metas de inflación y resulta excelente en el rendimiento de la inflación», destaca entre una larga lista de bondades, que se sopesan con aspectos negativos como la dependencia del país de ciertos recursos naturales.

Pero, sin duda, hay un párrafo que podría explicarnos los modelos de admiración económica de López-Claros en relación con Chile. «¿Cuáles son los desafíos clave por delante? La pregunta central es si es posible volver a las altas tasas de crecimiento del período 1984-1997 y, de ser así, ¿cuáles son las políticas que deben implementarse para asegurar esto?», se pregunta el economista.

La respuesta –a su juicio– abarca tres áreas de énfasis: eliminar barreras de la burocracia, mejorar el sistema educativo y replantear el rol del Estado.

«Teniendo en cuenta los abusos y los errores en otros lugares en la región durante las últimas dos décadas, no es sorprendente que los chilenos prefieran abrumadoramente la política y el sistema económico que ha surgido en su tierra en relación con las alternativas probadas en los países vecinos (…). El principal desafío que enfrentan los legisladores en Chile es cómo llevar al país a la próxima etapa de desarrollo, cómo desencadenar un proceso de crecimiento rápido, como el visto en Irlanda en los últimos quince años, o la transformación tecnológica vista en Finlandia a raíz del colapso de la Unión Soviética (…)».

López-Claros agrega, en las conclusiones, que Chile podría verse beneficiado de una interpretación «un poco menos rígida de las maravillas del libre mercado».

Revise aquí el link a todos sus papers y aquí el de su blog personal.

Publicidad

Tendencias