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Inflación: ¿quién llegará primero a la meta? Opinión

Inflación: ¿quién llegará primero a la meta?

Mientras la inflación no llegue, el BCE seguirá con las tasas bajas, sin embargo, esto no será suficiente, ni siquiera con la ayuda del alza de los precios del petróleo –donde Europa es importador neto–, ni de la depreciación de la moneda derivada de alguna amenaza política tipo Brexit, elecciones en Italia o fuerzas independentistas de la zona euro. En este momento el timón lo tiene la política y la posibilidad de quitar peso del Estado y permitir que el sector privado invierta los mayores recursos.


Los objetivos de inflación se han transformado en una obsesión para los banqueros centrales más importantes del mundo, haciendo todo lo posible por alcanzarla. Ejemplos de esto son la reducción de tasas de interés a mínimos históricos y realizar compras masivas de deuda, tanto privada como pública, entre otras medidas para llegar a la meta.

Pero ¿por qué buscan la inflación? ¿Por qué necesitan imperiosamente lograr hacer subir el nivel de precios? Una primera explicación la podemos ver en la curva de Philips y otros estudios que concluyen que, a mayor inflación, menor desempleo. También se podría considerar deseable para que los inversores no retrasen proyectos de inversión o como un síntoma del crecimiento económico, ligado a la velocidad de circulación del dinero, que como demuestra la fórmula matemática, mientras esta crece, también lo hace la inflación.

Sin duda las motivaciones de objetivos de desempleo y crecimiento son básicas, pero no podemos olvidar que la inflación también se puede tornar un problema, ya que encarece el nivel de vida y disminuye el poder adquisitivo de los consumidores. Además, la inflación en los activos financieros e inmobiliarios podrían ser fuente de burbujas y destrucciones de valor netas a la confianza del inversor financiero y a la capitalización de mercado de las empresas.

En el caso de Estados Unidos, los salarios por hora no han logrado despegar, lo que es el principal driver de la inflación, sin embargo, la baja en la tasa de desempleo, la poca capacidad ociosa de la economía y las políticas migratorias podrían generar presiones inflacionarias. A esto se suma la rebaja tributaria que significaría un mayor crecimiento económico, así como las 2 subidas en las tasas de interés en EE.UU, situándose en el 2% como mínimo durante el próximo año, lo que podría comenzar a inquietar a quienes se endeudaron y evaluaron sus proyectos de inversión pensando que las tasas de 0% se mantendrían por más tiempo.

El desafío será el crecimiento real, descontada la inflación, lo que no será fácil, ya que la deuda es muy alta (casi el 150% del PIB), lo que significa que el consumo futuro, clave para el crecimiento, ya se ha consumido, por ende, no podremos contar con él nuevamente.

Por otro lado, en Europa hay mayores holguras en la economía, pero la inflación sigue estancada. En este momento podríamos decir que se encuentra más lejano al objetivo de inflación y se le ha sindicado como la responsable del bajo crecimiento, por retardar la inversión, y del aún alto desempleo (ver curva de Philips). Los motivos de la baja inflación están relacionadas con la baja velocidad de circulación del dinero, la cual no aumenta porque los incentivos en la economía no son suficientes para justificar mayores inversiones, debido principalmente a las regulaciones, impuestos y rigidez en el mercado laboral.

Mientras la inflación no llegue, el BCE seguirá con las tasas bajas, sin embargo, esto no será suficiente, ni siquiera con la ayuda del alza de los precios del petróleo –donde Europa es importador neto–, ni de la depreciación de la moneda derivada de alguna amenaza política tipo Brexit, elecciones en Italia o fuerzas independentistas de la zona euro. En este momento el timón lo tiene la política y la posibilidad de quitar peso del Estado y permitir que el sector privado invierta los mayores recursos.

En conclusión, los contextos son distintos, pero en ambos se ven desafíos muy profundos. En el caso de USA, lograr aumentar su crecimiento ante una inflación que comienza a despegar y, en el caso de Europa, lograr los cambios políticos estructurales que permitan que la inversión fluya por los distintos sectores de la economía.

Arturo Frei Riutort
Director de finanzas de Renta 4 Corredora de Bolsa

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