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Frío-frío, así va el interés por entrar a la clínica de la «cota mil» y sacarla de la crisis

Frío-frío, así va el interés por entrar a la clínica de la «cota mil» y sacarla de la crisis

Sebastián Piñera, Andrés Navarro, Álvaro Saieh y Carlos Heller, han sido socios de Clínica Las Condes. Pero todos se han ido y hoy la compañía –así como el mercado– reclama una cara controladora en la empresa, que atraviesa su año más difícil. Eso, justo cuando el supuesto interés de nuevos socios no parece más que conversaciones sin trascendencia.


La Clínica Las Condes (CLC) tiene una historia digna de libreto. Los capitales más rimbobantes de Chile han desfilado como sus accionistas. Sebastián Piñera (que vendió en 2010 sobre US$ 35 millones), Andrés Navarro y  Álvaro Saieh a través de Corpvida (que vendieron a Bethia en 2010 en más de US$ 80 millones) y Carlos Heller, que salió en 2014 (por US$ 64 millones).

Como arrancando de alguna epidemia, nadie se ha atrevido a permanecer largo tiempo en la clínica, que atraviesa su año más complejo y quiere dejar atrás la crisis gatillada por importantes desórdenes contables. Se fue el gerente general, volvió Andrés Navarro a la presidencia para calmar las aguas, pero aún no logran tener un accionista controlador que ordene la casa.

En medio de la búsqueda de un big boss, la publicación del diario La Segunda, la semana pasada, asegurando el interés de un fondo extranjero por la clínica, causó extrañeza. Esto, pues lo anterior se resumiría a reuniones hace un tiempo para sondear la opción de levantar un fondo, con apoyo de un inversionista ancla y varios aportes más pequeños, para entrar a la propiedad. Pero todo se enfrió.

Conocedores de su performance dicen, además, que la acción está cara, en relación con el registro de pérdidas, que a julio anotaron un récord de $ 4.621 millones. El valor del papel se empina por sobre los $ 38.000, que –a juicio de algunos cercanos a la operación– es “un precio no acorde a la realidad de la clínica”.

Pese a que Navarro volvió al salvataje, algunos socios se muestran escépticos frente a la recuperación de sus finanzas en el corto plazo. En tal escenario, las negociaciones con el fondo, representado por el ex ejecutivo de Southern Cross, Gonzalo Dulanto, no habrían sido más que informales y solo se habría “testeado” el interés por aportar capital si el negocio avanzaba, cosa que no ocurrió.

El mercado no ve con buenos ojos la atomización de acciones en la clínica, que de paso nunca ha podido poner de acuerdo a los socios en cómo manejar CLC. Los doctores, que tienen mucho poder en la empresa, detentan poco más del 50% de los papeles, mientras que Cecilia Karlezi es la principal accionista individual de la firma.

Navarro señaló hace pocos meses, a La Tercera, que “hemos dejado atrás la crisis y el conflicto”, pero aun hay escepticismo con respecto a cómo la clínica revertirá sus pérdidas. La compañía ha realizado ajustes de personal y una serie de cambios en la operación para dejar de perder plata, sin embargo, la prueba de fuego vendrá cuando en las próximas semanas se conozca su Estado de Resultados. Los números no serían del todo alentadores.

Resta, además, que –con nuevo gerente general a la cabeza, el ex ministro de Salud Jaime Mañalich, cercano al ex Presidente Sebastián Piñera, y también un viejo conocido en CLC– la empresa finiquite algunos de sus proyectos. Entre ellos, parte de la ampliación de sus instalaciones. Si bien dos nuevos edificios, conocidos como el edificio azul y edificio central, están en operaciones, falta que el edificio norte entre en funcionamiento.

Este último, que añadiría camas adicionales a la clínica, se encuentra en obra gruesa, pero por ahora no hay un calendario que contemple su puesta en marcha.

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