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El temporal que se vive al interior de AFP Capital La silla musical en el equipo de inversiones ha sido inusual para la industria

El temporal que se vive al interior de AFP Capital

El polémico video de la AFP celebrando a lo “Lobo de Wall Street” en Cancún, la ha puesto en el escrutinio público y con la difícil misión de cambiar su imagen. Pero sus desafíos son mayores que el “perreo” de su gerente general. El principal: revertir las bajas rentabilidades desde la crisis subprime, que agravan las críticas que hoy se le hacen. Sin embargo, la tarea es difícil, con cambios radicales en un equipo altamente rotativo en los últimos años, climas laborales inestables y hasta la preocupación de la propia Superintendencia de Pensiones, que tienen hoy a la AFP con contingencias quizás más urgentes que lo relativo al polémico yate.


Por estos días AFP Capital busca cómo lidiar con su malograda imagen. La polémica fiesta en el caribe mexicano, en medio del fuerte cuestionamiento que pesa sobre el sistema previsional, ha puesto a la compañía en el escrutinio público, dando cuenta de que los sonados festejos de Cancún no se condicen con su negativo desempeño de los últimos años, considerando la pérdida que ha tenido la empresa en el número de sus afiliados y los retornos bajo la media que evidencia desde la crisis subprime.

Es precisamente este último asunto uno de los más delicados para la compañía, una contingencia silenciosa que no se ha conocido públicamente, como es el hecho de que su equipo de inversiones –el área encargada de definir dónde invertir los recursos que cotizan sus afiliados– ha sufrido en los últimos años cambios radicales. Un hecho no menor para una AFP que, si bien es 100% privada, tiene en sus manos un servicio casi totalmente público.

Tras la nota que publicó este medio respecto de las pocas razones que tenía Capital para celebrar, recibió vasta información sobre el contraste existente entre la postal que dejaba el yate del caribe con su clima interno, particularmente lo que ha pasado con su área de inversiones, donde los equipos se han hecho y deshecho sistemáticamente desde la crisis financiera de 2008.

Como se publicó hace unas semanas, el panorama actual de Capital es muy distinto al de la década pasada. Desde la creación de los cinco multifondos en el Gobierno de Ricardo Lagos, en 2002, Capital lideró los retornos desde septiembre de ese año a 2008 en los Fondos A y B, los dos más riesgosos del sistema y donde se invierte hasta el 80% y 60%, respectivamente, de los ahorros en renta variable, típicamente acciones. En aquellos más conservadores y, probablemente menos visibles, fueron cuartos (Fondo C) y terceros (D y E), pero igualmente se mantuvieron en la parte superior del promedio de las cinco AFP en esa época.

La caída vino una vez que ING adquirió Bansander y la fusionó con ING Santa María a partir de 2008, coincidiendo con la crisis del sistema financiero en Estados Unidos. La caída en su performance continuó en los siguientes años y no aflojó incluso después que, a comienzos de 2012, Sura adquirió a ING los activos en Sudamérica que tenía el gigante holandés, momento a partir del cual Eduardo Vildósola –el cuestionado ejecutivo que protagoniza el polémico video– asumió la gerencia general de la AFP, en febrero de ese año.

Desde 2008, Capital redujo su participación en número de afiliados desde el 22,28% al 16% a septiembre pasado; en activos administrados, desde 22% a 19,5%; y en rentabilidad, no ha podido recuperarse del todo tras caer en el ranking de retornos desde la crisis subprime. Pasó de los primeros lugares hasta 2008, al último en el trienio 2009-2011. Fue así como comenzaron los problemas.

La silla musical de AFP Capital

La rotación dentro del equipo de inversiones ha sido inusual dentro de la industria.

Mientras Cuprum y Habitat han mantenido al mismo gerente de inversiones, por lo menos desde 2009, siendo Eduardo Steffens y Alejandro Bezanilla, respectivamente, en Capital, sin embargo, han pasado cuatro: Roberto Perales, gerente de inversiones hasta 2009; Rodrigo Nader, en 2010 y 2011; Ricardo Mogrovejo, para el período 2012 y 2013; y Francisco Guzmán, desde mediados de 2014 a la actualidad.

Provida es otra empresa que muestra cambios y ha tenido un desempeño subpar en los últimos años, sin embargo, Cristóbal Torres se ha mantenido fijo desde 2013, tras suceder a Gonzalo Camargo, quien solo reemplazó durante un año y medio al retirado Joaquín Cortez, el “histórico” de Provida.

Un ex ejecutivo comenta que los cambios previos a la llegada de Guzmán en Capital se debían, en parte, al poco empoderamiento que tenían los ejecutivos de inversión de la AFP, así como a lo difícil que resultaban las relaciones con Vildósola.

A mediados de 2014, aterrizó Guzmán en la empresa y los cambios no cesaron en medio de un clima interno quebrado.

Un ex empleado relata que “la incertidumbre que hacían sentir a los empleados era atroz. Todo esto trajo consigo reuniones de funcionarios uno a uno con Talento Humano, así como la llegada de una consultora”. Esta consultoría era interna, pues el apoyo provenía del propio Grupo Sura. Sobre su labor, se dice, se “puso paños fríos, dando manga ancha para una cacería de brujas, resultando en numerosos despidos y ‘acuerdos’, en parte, para mejorar el clima”.

En 2015 hubo una encuesta interna que ubicó a la gerencia de inversiones como la peor evaluada de todo el Grupo Sura en Chile, aunque cercanos a la firma aseguran que medía el año 2014.

Los grandes reproches fueron las remuneraciones bajo mercado en el equipo de analistas; supuestas inconsistencias en el actuar de Guzmán; cuestionamientos al desarrollo de carrera, en el evento de que ninguno de los gerentes de inversiones y jefes de activos duraban el tiempo suficiente para formar equipos sólidos, entre otras razones.

Así fue como, entre 2014 y 2016, prácticamente desapareció el equipo de inversiones de la AFP.

La lista de renuncias y despidos es amplia: Mauricio Pérez, gerente renta variable nacional, por despido; Hernán Guerrero, gerente renta variable local, despido; José Alegría, analista renta fija, cambio laboral; Carlos Poblete, analista renta fija, despido; Jorge Donoso, gerente renta variable local, despido; Paola Carvajal, analista senior inversiones, “acuerdo”; Qianru Song, analista inversiones, “acuerdo”, “renuncia”; Diego Dziekonski, analista senior inversiones, renuncia; Raúl Barros, analista senior inversiones, despido; Antonella Marcantonini, analista senior inversiones, renuncia; Roberto Urmeneta, gerente estrategia, “acuerdo”, “renuncia”; Sol Chavarri, analista senior inversiones, “acuerdo”, “renuncia”; Andrea Santander, analista senior inversiones, renuncia; Alan Shlesinger, gerente fx, “acuerdo”, “renuncia”; Jorge Sepúlveda, activos alternativos, renuncia; Cyndi Mosquera, analista senior inversiones, renuncia; Dolores Roeschmann, analista senior inversiones, renuncia; Fernando Bustamante, analista senior inversiones, despido.

“En el equipo de acciones locales, se produjeron dos despidos en menos de dos años de los responsables del área, quedando a la cabeza una persona sin experiencia en el tema, con analistas que no superaban los tres años de experiencia”, es parte del relato de lo que ocurrió entonces de ex integrantes del área que son críticos de Guzmán y Vildósola.

Este asunto motivó incluso la inquietud de la Superintendencia de Pensiones. Todos los años, el total de las AFP tienen al menos una reunión anual con el regulador para abordar distintos temas relativos a la supervisión basada en riesgo. Fue en ese contexto que el año pasado se le consultó a Guzmán –ya instalado en la gerencia de inversiones– respecto de la alta rotación que ha habido en su puesto. Su respuesta fue que al menos él estaba para quedarse, dicen conocedores de ese encuentro.

Consultado el regulador sobre este asunto, evitó referirse al mismo, pero como comentario general dijo que “las inversiones de los fondos de pensiones es un tema que permanentemente estamos fiscalizando como parte de nuestra misión de velar por el cumplimiento de las normas por parte de las entidades fiscalizadas”.

El doloroso reordenamiento del ex Bansander

Guzmán sucedió a Ricardo Mogrovejo a mediados de 2014 y regresaba a una casa más o menos conocida.

Entre 2006 y 2008, fue gerente de Renta Variable Global de Bansander y, tras la fusión con ING, se mantuvo en el cargo hasta 2009, para luego emigrar a Santander Asset Management como gerente de inversiones.

Salió del radar de Sanhattan cuando, entre 2012 y 2014, se dedicó a un negocio familiar vinculado al mundo de las imprentas. En su entorno explican que esa experiencia no le fue trivial, pues rearmó una empresa sobre la base de decisiones dolorosas en lo que respecta a capital humano, sacándola de la quiebra. Básicamente hubo muchos despidos en esa compañía, más o menos lo mismo que le ocurrió cuando retornó en julio de 2014 a Capital, esta vez como gerente de inversiones.

Antes de su llegada, esta área la componían 24 personas. Sus primeros meses en el cargo fueron de diagnóstico y en su entorno explican que este no era bueno, pues su equipo estaba desgastado y el clima laboral era malo, considerando la mala performance en rentabilidad que ya evidenciaba la AFP, más las otras razones que se esgrimieron en la mencionada encuesta.

Guzmán tomó cartas en el asunto y redujo la estructura de todo el equipo de inversiones, pasando de cinco a tres grandes áreas: Renta Fija Global y Monedas; Renta Variable Global; y Estrategia y Activos Alternativos.

De los 24 ejecutivos que había en el piso 13 del actual edificio de Sura, solo quedaron 22. Y solamente tres sobrevivieron a la tormenta: Miguel Gravet, también ex Santander y gerente del área de Renta Fija; Beatriz Herranz, a cargo del área de Renta Variable Chile y Latam; y Cristián Norambuena, como jefe del área de Activos Alternativos. Guzmán sumó como jefe del área de Renta Variable Global a Nicolás Glisser, quien venía de Itaú CorpBanca.

Ya desde el año pasado, con los cambios ejecutados, Guzmán armó un equipo sobre la base de ciertos requisitos básicos: que todos tuvieran un CFA (una certificación de elevadas habilidades financieras), que sean bilingües y que en las nuevas generaciones hayan sido todos estudiantes destacados en sus respectivas universidades.

Y en su entorno destacan los resultados de este proceso. De pasar a los últimos lugares en el periodo comprendido desde 2008 a 2014 y estar bajo el promedio del sistema en 2015, la AFP muestra repuntes interesantes.

En los últimos 12 meses, sus retornos se mantienen en la parte baja de las AFP, siendo cuarta en los fondos A y B, y tercera en los fondos C, D y E. Desde este año, sin embargo, Capital es tercera en el fondo A, segunda en los fondos B, C y D; y primera en el fondo E.

En los últimos tres meses la historia es aún más interesante. Capital es primera en los fondos A, B y C, ubicándose tercera en los fondos D y E.

Consultada la AFP, responde lo siguiente: “Tras la incorporación de Francisco Guzmán como gerente de inversiones, y con el objetivo de mejorar el atributo de la rentabilidad, se definió una estrategia para potenciar el área de inversiones, reclutando profesionales con certificaciones internacionales y competencias necesarias con el fin de constituir un equipo de alto desempeño orientado a lograr una mejor performance de las inversiones, lo que objetivamente se ha logrado en forma consistente durante los últimos 12 meses, impactando positivamente en las pensiones de nuestros afiliados, una mejora sustantiva en nuestro ranking, y un buen clima laboral”.

“La decisión de potenciar el equipo se tomó en el marco del rol fiduciario de la compañía, que debe efectuar las gestiones necesarias para cautelar una adecuada rentabilidad y seguridad en las inversiones de los fondos que administra de sus afiliados. Para AFP Capital, es de suma importancia la buena administración de los ahorros de sus afiliados, lo que además requiere de una adecuada relación entre retorno y riesgo en el largo plazo”.

La AFP no respondió explícitamente a las preguntas que se le hicieron respecto de la fuga de ejecutivos que ha habido en el último tiempo, ni sobre el mal clima interno que se evidenció en 2015.

Hoy día la misión de Guzmán es mantener su equipo tras la vorágine de las últimas temporadas. Por ello, contrataron a Isabel Walker, ex ejecutiva financiera experta en materia de Recursos Humanos y fundadora de InQuest Consultores. El objetivo era implementar distintas estrategias de retención de personas, temas que tienen que ver con desarrollo de carrera y política de incentivos.

Por otro lado, a partir del próximo año invertirán US$4 millones en la compra e implementación de Alladin, plataforma de gestión de inversiones desarrollada por BlackRock, sobre la cual dicen que es una herramienta clave para la toma rápida de decisiones de inversión y que implica un cambio drástico respecto de las plataformas que usaban antes, pues facilita la labor de análisis de las inversiones en distintas partes del mundo.

Y otro objetivo de la conducción de Guzmán es la descarbonización de sus portafolios. Esto, porque buscan reducir emisiones de CO2 en los activos administrados que maneja la AFP.

En el entorno de Guzmán destacan que la última encuesta respecto al clima interno de la empresa lo dejó a él evaluado por sobre la media de la compañía. Esto, a pesar de que sobre él se dicen distintas cosas. Que siempre le ha costado el manejo en equipo por sus escasas habilidades blandas, pues ya en Santander había tenido que lidiar con despidos (sus cercanos dicen que salieron solo tres personas), y que su relación con Vildósola en algún minuto fue insostenible.

Sin embargo, cercanos rechazan tales afirmaciones. Lo caracterizan como un tipo que ante todo prioriza la excelencia del personal que tiene a cargo y esto puede generar ciertos conflictos, sobre todo en equipos fragmentados, como el que asumió al llegar a Capital. Por estos días, dicen que su relación con Vildósola es sana, de hecho, fue el propio gerente general quien aprobó el destino de los US$4 millones para la implementación de Alladin.

La meta de AFP Capital hoy es ser, al menos, segunda en los distintos multifondos que administra en el mediano plazo. Quizás, recién a partir de entonces podrá volver a legitimarse ante una sociedad cada vez más crítica del sistema de pensiones chileno, cuya reputación no solo depende de las pensiones que entregan las AFP, sino también de lo que hacen y lo que no hacen.

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