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El sorpresivo «no» de la CNA a la Universidad Miguel de Cervantes que obligará a Gutenberg Martínez  y sus socios DC a meterse la mano al bolsillo

El sorpresivo «no» de la CNA a la Universidad Miguel de Cervantes que obligará a Gutenberg Martínez y sus socios DC a meterse la mano al bolsillo

La universidad no consigue acreditación en primera vuelta y socios tendrán que seguir capitalizándola. La elite DC se ha agrupado en torno a la institución, el apéndice educacional donde ex ministros, abogados y empresarios del partido intercambian visiones del país. El grupo había apostado por ‘subirse al sistema’ y lograr recibir platas del Gobierno en sus arcas. Por ahora, deberán esperar.


No recibe plata del Estado. La Universidad Miguel de Cervantes (UMC), ligada a empresarios y políticos democratacristianos, pasó de largo en la primera etapa de acreditación universitaria a la que se sometía. Hace unos meses había iniciado formalmente el proceso al que postulaba por primera vez, ante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).

La puerta más importante que abriría la venia de la CNA sería comenzar a recibir recursos estatales provenientes de créditos y también de la gratuidad universitaria. La acreditación es condición sin excluyentes para acceder a fondos estatales Pero, por ahora, deberá esperar, y los socios, empresarios y políticos que la respaldan deberán seguir capitalizando la actividad universitaria. Esto, luego que, por unanimidad, los miembros de la CNA negaran la acreditación institucional.

El proyecto educativo de la UMC nació a fines de los noventa, impulsado por el ex presidente de la DC Gutenberg Martínez y el empresario Angel Maulén, que sumaron con el tiempo a otros socios, como Ernesto Corona y el ex ministro de Economía Hugo Lavados. También se relacionan con su propiedad importantes sostenedores de colegios, entre ellos, Walter Oliva, Alejandro Hasbún, Rodrigo Bosch y Francisco Zalazar. En total, el directorio está formado por 15 miembros, casi todos ligados al partido de la flecha roja y a la actividad educacional a través de diferentes redes.

Tienen un sillón en la mesa, también, Marigen Hornkohl (ministra de Educación en el periodo de Ricardo Lagos y de Agricultura en el primer gobierno de Michelle Bachelet), Edmundo Hermosilla (ministro de Vivienda con Frei Ruiz-Tagle), el ex diputado Zarko Luksic y los abogados Luis Ortiz Quiroga y Carlos Figueroa (ex ministro del Interior de Frei Ruiz-Tagle).

Hasta ahora los recursos para mantener “a raya” sus finanzas han salido de sus propios ahorros y de los socios que han mantenido a flote la performance financiera de la universidad, todo con el fin de conservar su influencia en el segmento educativo. El proyecto nació con el fin de influir a la formación de profesionales con un perfil inspirado en los valores DC y ahora se mantiene principalmente con una masa de estudiantes de pregrado (en torno a mil alumnos) de estratos sociales más bien bajos.

En efecto, según información de la universidad, el 75% de sus estudiantes son trabajadores, sobre el 55% son de los tres primeros quintiles. El 90% proviene de colegios municipales y el 92% recibe beca del plantel con aranceles accesibles. La casa de estudios tiene además una estrecha relación con la entidad germana Konrad Adenauer, que es su “partner” en Chile para promover programas educativos con Alemania. Esto, pese que desde hace unos años la entidad ha salido a aclarar que no le da plata a la DC. Su vínculo más claro se mantiene a través de la universidad.

Además, de acuerdo a un reportaje de Ciper (publicado en 2014) la UMC fue en su minuto “un punto de reunión para personeros DC y empresarios de la educación. Incluso, el edificio de la UMC –Mac Iver 370– albergó por un tiempo la sede de la Conacep, entidad que reúne a los dueños de colegios particulares subvencionados y donde la DC mantiene una fuerte presencia a través del presidente del gremio, Hernán Herrera, militante y cercano a la ex senadora Soledad Alvear, esposa de Gutenberg Martínez”.

En el 2016, y sin poder acceder a platas del Estado, mediante recursos propios, la universidad destinó $ 730 millones de pesos a becas internas, mientras esperaban la apertura a otros capitales. Según la información financiera del plantel, el aporte de los DC es clave en esta partida. “Los miembros de la Corporación y del carácter de esta, realizan un aporte anual con el objeto de financiar becas a estudiantes vulnerables”, indican.

Por ahora deberán seguir metiéndose la mano al bolsillo. El acta número 1144 del 27 de agosto, firmada hace solo unos días por los miembros de la CNA, deja constancia además de la capitalización que los socios han hecho de la empresa. “La institución cuenta con una razonable organización, procesos establecidos, sistemas de control interno razonable y suficiente capacidad de gestión; sin embargo, no posee por ella misma una estructura financiera adecuada y debidamente equilibrada, una salud financiera razonable, indicadores operacionales positivos y una posición competitiva de mercado que le permitan sustentar por sí misma el proyecto educativo. Depende de su capacidad de endeudamiento, del apoyo financiero de los propietarios o relacionados y otros, para poder sustentar la viabilidad de su proyecto educativo en su ciclo normal de operacional”.

Pese a que la universidad, en todo caso, no informa pérdidas y la CNA señala que mantiene una liquidez adecuada, así como indicadores razonables de endeudamiento, la comisión igualmente advirtió que no puede descuidar su salud financiera. “Se ha percatado que en los años 2015 y 2016 se haya producido un descenso de promedio anual de $ 58 millones de los instrumentos financieros de fácil liquidación, evidencia la existencia de una necesidad de capital de trabajo de la universidad para realizar sus operaciones habituales y que está financiando en parte por los ahorros anteriores. Es decir, en términos financieros, la UMC ha presentado en los últimos dos años un déficit por sus actividades operacionales y de inversión, lo que ha tenido que financiar en parte con la venta de sus ahorros y con las cuotas de sus socios”, añade el informe.

Dato curioso es el modelo que sigue utilizando la UMC para mantener su sede: de arriendo a una sociedad de la cual son parte varios de sus socios, estructuras que han sido cuestionadas desde el momento en que comenzó a investigarse el lucro en la educación. Pero la CNA lo destacó como una fortaleza dentro de su evaluación, debido al bajo valor que paga por el arriendo de su casa central en calle Mac Iver. El dueño del inmueble es Inmobiliaria Educacional, sociedad anónima que originalmente fue armada por varios de los directores de la universidad.

De acuerdo a la UMC, mantienen un “contrato de arriendo y comodato (gratuito) de su sede central con la Sociedad Inmobiliaria Educacional S.A. RUT N° 90.561.530-4, de la cual son accionistas algunos miembros de la Corporación Universidad Miguel de Cervantes. También existen casos en que miembros de la corporación tienen relación de parentesco con algún accionista de la sociedad anónima en comento; o que participan como socios de alguna sociedad accionista de esta S.A.”.

El valor por dicho concepto es de $10.057.623, el que está bajo el promedio de mercado. “El costo para la UMC es de 0,067 UF el metro cuadrado, considerado el valor de la UF al 31 de diciembre de 2016, es decir, que a esa fecha la UMC paga un arriendo que equivale al 23.51% del precio promedio de mercado.

Cercanos a la universidad comentaron que consideran muy preliminar esta etapa para dar por cerrado el proceso. Aún restan dos instancias de apelación para conseguir la anhelada acreditación. Mientras, sus sostenedores deberán seguir abriendo la billetera.

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