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Mitos y verdades de las AFP: la mitología Opinión

Mitos y verdades de las AFP: la mitología

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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Como los filósofos de la naturaleza, Alejandra Matus deja a un lado los mitos y las explicaciones de los sumos sacerdotes, buscando responder, a partir de su propia observación y el uso de la razón, preguntas bien elementales del sistema de pensiones chileno. Al igual que esos primeros filósofos, acertará en algunas conclusiones y, probablemente, no lo haga en otras, pero es indudable que abre un espacio para evolucionar en la forma de discutir este tema.


Alejandra Matus acaba de lanzar el libro Mitos y Verdades de las AFP (Editorial Aguilar).

Todavía no leo el libro, pero he seguido las entrevistas que ha dado Alejandra Matus y me queda claro que ella, al igual que los primeros filósofos, hace un esfuerzo por explicar mediante la razón, para el común de los mortales, algo que parecía explicado a partir de mitos –y de manera ininteligible– por sumos sacerdotes. En este caso, el sistema de pensiones chileno.

Ya le conocemos trabajos anteriores a Alejandra Matus, entre ellos El Libro Negro de la Justicia chilena, lectura obligada para quienes llevábamos poco tiempo fuera de las aulas de Derecho cuando apareció (y desapareció por obra y gracia de la Ley de Seguridad del Estado), por lo que bien vale la pena leer esta nueva producción.

Como el libro trata de mitos y verdades, me gustaría aportar resumiendo algo de la mitología económica chilena que ha servido para explicar el sistema de APF.

La mitología chilensis

Así como en la Antigüedad se explicaban fenómenos naturales como la fecundidad, la lluvia, la sequía o las estaciones, a partir de la voluntad o acción de las divinidades, y a partir de ellas se creaban los mitos, en Chile de cierta manera hemos ido creando nuestra propia mitología para explicar la suerte de nuestras pensiones.

Igual que en los tiempos antiguos, nuestra mitología reconoce divinidades buenas y malas que luchan permanentemente, afectando la suerte de los mortales.

La divinidad más importante en Chile se llama Economía, es hermosa y de ella dependen la fertilidad y el bienestar de los mortales. Economía tiene varios hijos, siendo el predilecto Mercado, el dios de la abundancia. Cuando Mercado está libre, la riqueza y la felicidad llegan a nuestras praderas. Mercado tiene dos hermanas, una hermana que se llama Eficiencia, ella es muy frágil, por lo que hay que cuidarla, es caprichosa, detallista y difícil de complacer; la otra, se llama Propiedad, es joven y tan bella como su madre. Cuando canta, su voz hipnotiza a los hombres y los hace trabajar con enorme productividad. El hijo de Mercado se llama Mercado de Capitales, este es un dios de grandes emociones, puede pasar de la alegría exuberante a la depresión profunda, le afectan mucho las acciones y hasta las palabras de los dioses malos.

Por el lado oscuro, en la mitología chilensis el peor dios es Estado. Este es un dios feo y ambicioso que quiere acaparar todo. Siempre ha querido dominar a Economía, pero no ha podido. Envidioso, busca dañarla atacando a sus hijos. Permanentemente trata de encarcelar a Mercado y comete actos para afectar a Eficiencia. La belleza de Propiedad lo tiene obsesionado y capturarla es su objetivo.

Para cumplir sus oscuros propósitos, Estado se sirve de una serie de divinidades que controla, entre ellas, sus horribles hijas Regulación e Incertidumbre.

Regulación ataca permanentemente a Mercado, tratando de encadenarlo, y a Eficiencia, dándole tareas que ella detesta. Incertidumbre trabaja día a día generando información confusa y negativa para que Mercado no sepa bien qué hacer y así deprimir a su hijo Mercado de Capitales.

Impuestos es la otra divinidad malévola que intenta robarle a Mercado y Economía lo que han cultivado.

Es la lucha entre esos dioses la que hace que los mortales terminemos con buenas o malas pensiones.

Cuando los dioses malos duermen, Economía baila, Mercado corre, Eficiencia disfruta, Mercado de Capitales se mantiene extasiado y Propiedad canta haciendo que los hombres trabajen con alegría y productividad.

En esos tiempos los mortales somos felices.

Las acciones suben, las empresas funcionan, todos tenemos trabajo y los salarios aumentan.

Son tiempos en que avizoramos el futuro esplendor.

No obstante, cuando los dioses malos despiertan y comienzan a actuar, a veces logran dañar a Economía, acosan a Mercado, agobian a Eficiencia, Mercado de Capitales se deprime, Propiedad se siente amenazada y todos sufrimos.

Desde la Tierra, como simples mortales, somos incapaces de entender la voluntad y las luchas que se dan entre los dioses, por lo que estamos obligados a recurrir a oráculos y sacerdotes que pueden intermediar entre las divinidades y nosotros.

Esos sacerdotes se llaman fundamentalmente economistas y nos tratan de explicar lo que sucede en el Olimpo. Pocos son capaces de entender esas explicaciones, pero finalmente queda claro que nada es culpa de los dioses buenos. Si no existieran los dioses malos, Economía, Mercado, Mercado de Capitales, Propiedad y Eficiencia, nos tendrían en la abundancia.

Desde esa mitología surgió el sistema de AFP.

El mito del sistema

Buscando complacer a los dioses buenos y mantener alejados a los malos, Chile creó el mito del sistema de AFP.

Este mito tiene una finalidad esencial, convencer a todos los trabajadores de Chile que hagan mes a mes sacrificios para honrar a Economía. Estos sacrificios se llamarán cotizaciones y se extraerán de los salarios de cada trabajador.

Para hacer menos dolorosos los sacrificios, los sacerdotes nos explicaron que las cotizaciones se sacarán de los salarios, pero irán a escondites secretos llamados cuentas de capitalización individual, las que están en el castillo de Propiedad, que se erige sobre el monte Constitución, lugar al cual el perverso dios Estado no ha podido entrar.

Los custodios de los escondites de Propiedad se llaman AFP, unas divinidades algo menores, pero muy valientes, que luchan por el bien de los mortales combatiendo hasta la muerte contra los orcos enviados por Estado para robar los sacrificios.

En nuestro mito, los únicos que podrán tocar los sacrificios serán Mercado de Capitales, Mercado y Economía. Las cotizaciones los alimentan. Mientras más sacrificios se hagan, más satisfechos estarán estos dioses, más abundantes serán las cosechas y reinará en el mundo terrenal la felicidad.

Las AFP, como custodios de los sacrificios, son las encargadas de llevarlos en bandeja de plata mes a mes a la mesa de Economía, Mercado y Mercado de Capitales.

Para los mortales, perder a las AFP implica abrir la puerta de los escondites donde van los sacrificios a Estado, quien no dudará en robarlos para paliar su apetito insaciable. Por ello, los mortales deben hacer sacrificios para alimentar y mantener a estos custodios. Estos sacrificios se llaman comisiones y salen también de los salarios de los trabajadores.

La explicación a las bajas pensiones

Los chilenos empezaron a ver que sus pensiones no eran las que esperaban, vislumbran sequías y sienten miedo.

Van en busca de los sacerdotes para entender lo que pasó y saber lo que les depara el futuro.

Los sacerdotes les explican que sus cosechas de pensiones son malas porque no hicieron suficientes sacrificios. Es culpa de los propios mortales. Además, hubo momentos en que las divinidades malas lograron deprimir a Mercado de Capitales, le quitaron libertad a Mercado, haciendo llorar a Economía.

En todo caso, nos dicen, queda el consuelo de que los valientes custodios AFP han resistido todos los ataques de los ejércitos de Estado y los sacrificios se mantienen en los escondites secretos: las cuentas de capitalización individual.

Nos advierten, en todo caso, que han consultado al oráculo de Chicago y se vislumbran tiempos difíciles. Incertidumbre parece cobrar fuerza y ha lanzado a su ejército Reformas, el que buscará penetrar el castillo de Propiedad. Se teme la ocupación del monte Constitución por las fuerzas del mal.

Los dioses están inquietos y nos piden calmarlos. La única forma es aumentando los sacrificios. Haciendo más cotizaciones lograremos que Economía, Mercado y Mercado de Capitales puedan estar mejor alimentados y vuelva la abundancia.

Nos dicen también que AFP, siempre tan nobles, se ofrecen a luchar tan solo por el honor y resistir hasta la muerte.

Nos piden proteger a Propiedad, para lo cual debemos apoyar a quienes tengan poderes para detener al ejército Reformas que ya se divisa en el campo de batalla.

El sumo sacerdote del templo Bolsa nos ha advertido que, de no actuar de esa manera, el dios Mercado de Capitales caerá en una depresión profunda (colapso), lo que nos llevará a tiempos de sequía y escasez.

El libro de Alejandra Matus

Como los filósofos de la naturaleza, Alejandra Matus deja a un lado los mitos y las explicaciones de los sumos sacerdotes, buscando responder, a partir de su propia observación y el uso de la razón, preguntas bien elementales del sistema de pensiones chileno.

Al igual que esos primeros filósofos, acertará en algunas conclusiones y, probablemente, no lo haga en otras, pero es indudable que abre un espacio para evolucionar en la forma de discutir este tema.

Y eso es todo un logro.

Rodrigo Córdova Alfaro
Abogado

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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