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La fuerte apreciación que ha tenido el tipo de cambio es insostenible Opinión

La fuerte apreciación que ha tenido el tipo de cambio es insostenible

Claudia Torres
Por : Claudia Torres Gerente de Research y Selección de Activos Bci Asset Management
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En el corto plazo es difícil que el peso pueda seguir fortaleciéndose y llegar a nivel de $600, pero a la vez, de mantenerse el precio de cobre en estos niveles, es aun más complejo pensar en ver la paridad más allá de $650.


En los últimos tres meses el peso chileno se ha apreciado un 6,3%, siendo de las monedas emergentes que más se han fortalecido. Entre los factores que han primado en este proceso están la gran debilidad que ha mostrado el dólar a nivel global, que ha exacerbado las alzas que hemos visto en algunos metales, particularmente en el cobre y, en menor medida, los factores internos que comienzan a internalizar un escenario de recuperación económica, un cambio de administración que volverá a poner el acento en el crecimiento y que el país podrá elevar los actuales niveles de inversión que están en lo mínimos de los últimos diez años.

Pero empecemos a analizar si hay elementos suficientes que nos lleven a pensar que el tipo de cambio podría profundizar este fortalecimiento y romper los mínimos observados durante este rally de $615 por dólar. En los últimos años las variaciones del tipo de cambio han estado asociadas en más de 90% a los movimientos que experimenta el precio del cobre. Por eso, para partir el análisis debemos ver si los niveles de cobre que hemos visto en los últimos días son sustentables considerando el balance de oferta y demanda.

Desde el punto de vista de la oferta, en los próximos 4 años entrarían al mercado cerca de 2,4 millones de toneladas de cobre y 1,6 millones de estás lo harán entre el 2018 y 2019. El principal riesgo es que parte importante de este aumento en la producción proviene de países con historias de paros, demoras y negociaciones salariales importantes. Pareciera que los inversionistas están escépticos, ya que el mercado se ha equivocado en el pasado en pronosticar con exactitud la oferta. No obstante, es un hecho que viene en camino una mayor producción.

Desde el punto de vista de la demanda y para que tengan una perspectiva, el ambicioso plan de infraestructura de Trump podría incrementar la demanda de cobre en los próximos 10 años entre 190 a 370 mil toneladas. Son magnitudes pequeñas si consideramos que el mercado en la actualidad alcanza las 22,5 millones de toneladas de producción.

Otro de los argumentos que se esgrime para justificar el alza de más de 15% que ha tenido el cobre en los últimos tres meses es el mayor uso del metal que harán los autos eléctricos, pues se estima que un auto convencional usa 20 kilos de cobre versus uno eléctrico que podría llegar a utilizar 80 kilos en su fabricación. Es difícil pronosticar cuán veloz será la introducción de los autos eléctricos, pero esto ya está pasando y estudios han calculado que la demanda incremental de cobre producto de este concepto será de 2,5 millones de toneladas al 2025. Lo anterior, equivale a la capacidad que estaría entrando entre 2019/2020.

Finalmente, no podemos terminar de ver los efectos en la demanda de cobre sin hablar de China, ya que este país consume el 45% de la demanda global y en los últimos meses hemos visto un proceso de gradual desaceleración que creemos se mantendrá en el tiempo y que no permitirá que China sea un factor desequilibrante en la demanda de cobre. A pesar de lo anterior, la reciente medida aplicada por el gobierno chino de prohibir las importaciones de chatarra ha sido uno de los detonantes del alza del precio de los metales.

Todo lo anterior, hace difícil pensar que el precio del cobre se mantenga por sobre los US$3 la libra de manera prolongada, pues si bien el mercado está muy ajustado este año, los próximos dos años probablemente enfrentará un superávit. Por tanto, el precio debería ubicarse entre un rango entre US$2,8 – US$3,0 la libra, que es consistente con un tipo de cambio entre US$640 – US$620.

Esto es, considerando los aspectos fundamentales del balance de oferta y demanda de cobre, pero no podemos olvidar que desde julio de este año las posiciones especulativas se han elevado considerablemente a través de los contratos de futuros, lo que podría explicar en parte el comportamiento del metal rojo. Esto está asociado a la fuerte depreciación de más de 10% que ha experimentado el dólar, la falta de cumplimiento de las promesas de campaña de la administración de Trump y a la poca capacidad que está mostrando la economía americana para generar inflación. ¿Qué es lo que podría hacer cerrar la demanda financiera? Ciertamente mayor claridad y convicción, de parte del mercado, que el proceso de alza de tasas planeado por la Fed se llevará a cabo.

Por último, se debe analizar el efecto de los flujos extranjeros de inversión tanto financiera como real que pudiera entrar al país producto del repunte de las expectativas económicas y de un cambio en la administración del gobierno que podría volver a buscar a la inversión como motor de crecimiento. De cierto modo, el IPSA con un alza de 26% en pesos en lo que va del año podría estar anticipando este fenómeno, lo que podría generar una fuerza apreciativa adicional sobre el peso, pero que aún es muy difícil de estimar.

De esta forma, en el corto plazo es difícil que el peso pueda seguir fortaleciéndose y llegar a nivel de $600, pero a la vez, de mantenerse el precio de cobre en estos niveles, es aun más complejo pensar en ver la paridad más allá de $650.

Claudia Torres
Gerente BCI Asset Allocation y Research

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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