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Insistir en que este sistema puede mejorar las pensiones, es aumentar el descontento Opinión

Insistir en que este sistema puede mejorar las pensiones, es aumentar el descontento

Se requiere de un sistema público de pensiones, que actúe con criterio de seguridad social y bajo normas estrictas de inversión y de capitalización de los fondos. No se trata de un sistema estatal, se trata de una empresa pública, con un consejo de administración con consejeros elegidos por los cotizantes y con autoridades elegidas bajo las normas de alta dirección pública, con una superintendencia que actué como entidad fiscalizadora que vele por una buena administración de los fondos.


El actual sistema previsional de capitalización individual, además de no haber cumplido con las expectativas y las promesas, se encuentra deslegitimado, con un fuerte grado de desconfianza y de incertidumbre entre los trabajadores chilenos.

Aun así, hay sectores que lo defienden, y los gobiernos no están dispuestos a cambiarlo porque el sistema previsional de capitalización individual entrega dinero fresco al marcado de capitales mensualmente y los fondos de pensiones significan una inmensa cantidad de recursos que se invierten dentro y fuera de Chile.

Los trabajadores y trabajadoras hace mucho tiempo que esperan una reforma al sistema, que permita terminar con el lucro, evitar que sus fondos tengan perdidas, reducir el costo de administración, terminar con las comisiones encubiertas y en definitiva mejorar sus pensiones.

Lo que se espera del gobierno, es que envié una reforma que haga un cambio sustantivo, con contenidos que signifiquen una mejora importante y no solo fortalecer el pilar solidario que solo ayuda a los sectores más vulnerables. Es hora de un cambio de verdad, que se haga cargo de las bajas pensiones de los sectores medios, que son los más perjudicados con el actual sistema.

Lo sensato sería que nos atreviéramos a resolver este gran problema que afecta a las pensiones en general y no caer en un debate político ideológico que al final no deja a nadie conforme. No se trata de adoptar una posición para quedar bien o de defender lo indefendible, se trata de mejorar las pensiones de los trabajadores.

Hoy los trabajadores no tienen opción que no sea elegir entre una u otra AFP. Hacerse cargo de lo que opina la mayoría de la gente es lo correcto, por el contrario, ignorar este reclamo es volver la espalda a ese sentir mayoritario que no quiere este sistema.

Por otro lado, asumir una posición radical sin dar cuenta de la correlación de fuerzas y los intereses en juego, es propinarse una derrota y no avanzar en el objetivo central, que es tener mejorares pensiones.

Necesitamos un sistema que compita con el actual, que tenga contenidos de solidaridad real. Un sistema con menor costo de administración, con garantía frente a las perdidas y con una tasa de remplazo asegurada de acuerdo a los años de cotizaciones.

La persona debe tener la libertad de quedarse en el actual sistema o elegir otra opción, como un sistema mixto de capitalización individual y con un potente pilar solidario, donde los sectores medios también sean beneficiados, con incentivos hacia la mujer para jubilar más tarde y un bajo costo por administración.

Se requiere de un sistema público de pensiones, que actúe con criterio de seguridad social y bajo normas estrictas de inversión y de capitalización de los fondos. No se trata de un sistema estatal, se trata de una empresa pública, con un consejo de administración con consejeros elegidos por los cotizantes y con autoridades elegidas bajo las normas de alta dirección pública, con una superintendencia que actué como entidad fiscalizadora que vele por una buena administración de los fondos.

La actual cotización por trabajador es de un 10% de su remuneración mensual, si le suma un 4% de su remuneración mensual por parte del empleador, la pensión subirá un tercio en relación con la actual y esto con menor costo de administración y sin perdida por efectos de la inversión.

Un nuevo sistema debería asegurar una tasa de remplazo de al menos el 70% del promedio de remuneraciones de los últimos 12 meses del trabajador, exigiendo como mínimo una cantidad de años de cotización. En estos casos, el pilar solidario debería cubrir la diferencia que falte a cada trabajador que jubile, para llegue a la tasa de
remplazo del 70%.

Este pilar solidario de pensiones se debe hacer con el 1% del aporte del empleador, de la remuneración imponible mensual por cada trabajador, más un aporte del Estado, fijado cada año en la Ley de presupuesto y administrado bajo las mismas normas de la cuenta individual. En la actualidad el Estado gasta mucho más en pensiones de lo que podría gastar en aporte al pilar solidario.

Insistir en que este sistema puede mejorar las pensiones, es aumentar el descontento.

Hoy es la oportunidad para diseñar un sistema previsional que permita a los trabajadores pensar en su vejez con más certidumbre. Ha pasado demasiado tiempo y ya son muchas las personas dañadas “provisionalmente”, no se trata de una reforma de esas en que todo quede igual.

El tema previsional no es patrimonio exclusivo de los “técnicos” o de los “expertos”, los trabajadores y dirigentes sindicales también podemos aportar, por lo demás somos los afectados y los dueños de los fondos previsionales.

Arturo Martínez
Coordinadora Sindical Autónoma

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