Publicidad
Señor candidato: ¿cuál es su sueño? Opinión

Señor candidato: ¿cuál es su sueño?

En una carrera presidencial en donde nada está dicho, el que sea capaz de transmitir un sueño a esa mayoría será muy posiblemente quien logre tomar la delantera. Por el contrario, el que no inspire, muy difícilmente logrará que otros se animen a trabajar con él para cumplir sus objetivos.


El camino a las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre en Chile está cada vez más duro. ¿Qué deben hacer los principales favoritos en las encuestas para alcanzar la presidencia y reemplazar a Michelle Bachelet en marzo de 2018? Una de las complejidades más grandes que enfrentan todos es comunicacional , ya que en la actualidad las campañas de los aspirantes a la Moneda no han sido capaces de responder con elocuencia una pregunta trascendente: ¿Cuál es su sueño?

Si analizamos de hecho las campañas actuales, nos daremos cuenta que éstas están ocupadas de comunicar cómo ellos o ellas resolverán paternalista o maternalistamente derechos individuales de cada uno, respondiendo preguntas del estilo: ¿Cómo lo haré para resolver tú derecho a la educación?, ¿tú derecho a la salud?, ¿tú derecho al aborto?, ¿tú derecho a la igualdad de riquezas?, ¿tú derecho a tener una empresa con crecimiento? y ¿tú derecho a tener un trabajo digno?

Pero falta el líder inspirador. Ese que sea capaz de comunicar visiones claras y convincentes que resulten altamente motivadoras, generando un objetivo común que convierta las cosas cotidianas en estimulantes, que movilice y que actúe. Ese líder que dé forma a un sueño colectivo que sea creíble, viable y deseable, aunque incluso no esté al alcance de la mano aún. Capaz de recoger la necesidad social y unirla a la potencialidad del país para un objetivo que entregue sentido a lo que hacemos cada día.

No es solo transmitir conocimientos, competencias o valores, sino involucrar a los otros a que luchen y trabajen juntos contra la aceptación de la injusticia, contra la “normalidad” del desequilibrio, contra la falta de ética, contra la banalidad de los valores, y que de la mano con eso, nos permita como país convertirnos en los mejores en algo (no solo en el fútbol).

No podemos olvidar que la educación es el instrumento que tiene la sociedad para posibilitar que todos sus miembros puedan participar activamente de ella aportando su máximo potencial de forma crítica y constructiva para progresar hacia un mundo más justo. Y como actualmente hasta el más pobre de los pobres tiene al menos en posibilidades, el mismo conocimiento en su bolsillo que el más rico de los ricos con su teléfono inteligente, será la mayoría de los chilenos que estará abierto a esa invitación de trabajar realmente por ese sueño colectivo.

En una carrera presidencial en donde nada está dicho, el que sea capaz de transmitir un sueño a esa mayoría será muy posiblemente quien logre tomar la delantera. Por el contrario, el que no inspire, muy difícilmente logrará que otros se animen a trabajar con él para cumplir sus objetivos. Los grandes y positivos cambios se logran cuando muchos empujan por ellos. Y los líderes solitarios, que no emocionan y no convocan, muy pocas veces logran pasar a la historia como personajes que fueron capaces de cambiar al mundo.

Verónica Poblete
Directora de Bee Partners, Comunicación con Estrategia

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias