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La CUT y su proceso de autorreforma viciado Opinión

La CUT y su proceso de autorreforma viciado

Andrés Giordano Salazar
Por : Andrés Giordano Salazar Diputado independiente y ex dirigente sindical.
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Someter a votación estatutos cuyo texto no se conoce para luego construir un documento ad hoc por parte de los interesados constituye un vicio insubsanable, que ningún certificado elaborado a posteriori podría enmendar. La Dirección del Trabajo jamás ha validado una reforma de estatutos en esos términos, sería extremadamente cuestionable que hiciera una excepción ahora con el único fin de favorecer a la CUT.


El 27 de enero se realizó la votación de los nuevos Estatutos de la CUT, con los que la máxima central del país pretendía superar la crisis institucional en que está sumida desde las pasadas elecciones de agosto de 2016, recientemente anuladas por fraude electoral.

En una columna de opinión publicada el 7 de febrero, dimos a conocer cómo operó la «máquina» de la CUT para evitar el voto universal, denunciando, entre otras cosas, que al momento de votar la aprobación o rechazo de la reforma de estatutos “no había minuta de modificaciones al estatuto y no existían copias para revisar el contenido”. Es decir, los presentes habíamos votado “a ciegas”.

Este ardid permitió que, a los días siguientes, aparecieran redactados unos estatutos con cláusulas que no se habían sometido a discusión ni a votación el día 27 de enero: una norma transitoria que convocaba a nuevas elecciones de Consejo Directivo Nacional para el día 20 de abril –frustrada por nuestro juicio ante el Tribunal Electoral de Santiago– y otra que instruía la creación de una “comisión” para revisar el sistema de votación en el futuro en vez de garantizar elecciones con voto universal el año 2020 (moción impulsada por la “mesa de transición” en el debate previo y que se impuso sobre el voto universal este 2017 de manera irregular, al no respetarse el voto ponderado entre los asistentes, lo que motivó que el 44% de los trabajadores representados en el Congreso se abstuviera en la votación y varias organizaciones tomaran distancia de la CUT).

Debido a lo anterior, el 10 de febrero denunciamos ante el director nacional del Trabajo los vicios del proceso de reforma estatutaria y le solicitamos que ejerciera el control de legalidad prescrito por el Código del Trabajo. A la fecha no ha respondido. Por Ley de Transparencia tomamos conocimiento de que el director sí formuló observaciones a los nuevos Estatutos de la Central (Ord. 1537 de 6 de abril de 2017). En dicho Ordinario se sostiene lo siguiente: “Según consta en certificado complementario evacuado por la Ministro de Fe actuante, el texto de los Estatutos con la redacción definitiva a ser votada en el Acto de reforma, no se encontraba al momento en que se realizó aquél, hecho que fue constatado en el instante en que se estaba esperando el recuento de los votos, esto es finalizado el acto de la votación”.

Debido a ello, el director del Trabajo otorgó a la CUT un plazo de 45 días hábiles para acreditar la “certificación por quien corresponda”, del acta de la votación con “la forma de votación, la publicación de minutas o documentos similares, sometidos a discusión, y antecedentes de los actos anteriores que den cuenta de la redacción de la reforma. Lo anterior bajo apercibimiento de tenerse por no aprobada la reforma de estatutos.”

Esto demuestra la veracidad de nuestra denuncia sobre las irregularidades cometidas por “la máquina CUT” durante el XI Congreso que lideró la “mesa de transición”. Someter a votación estatutos cuyo texto no se conoce para luego construir un documento ad hoc por parte de los interesados, constituye un vicio insubsanable, que ningún certificado elaborado a posteriori podría enmendar. La Dirección del Trabajo jamás ha validado una reforma de estatutos en esos términos, sería extremadamente cuestionable que hiciera una excepción ahora con el único fin de favorecer a la CUT.

Los protagonistas del fraude electoral y la manipulación del proceso de autorreforma son los mismos, quienes tienen la pretensión de usar estos estatutos viciados en la nueva elección de directiva que pretenden realizar este 30 de mayo. Por ello, todas nuestras acciones han buscado exponer las malas prácticas de quienes se esconden tras la institucionalidad de la CUT, apelando a la “unidad” para eludir su responsabilidad política y perpetuarse en su conducción.

Andrés Giordano Salazar
Ex Consejero CUT (anulado por fallo del TER)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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