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¿Qué le picó a Luksic?: la historia tras el destape del #TíoAndrónico Entre sus pocos amigos empresarios están Jorge Errázuriz, Máximo Pacheco y Bernardo Matte

¿Qué le picó a Luksic?: la historia tras el destape del #TíoAndrónico

Luisa Navea
Por : Luisa Navea Periodista El Mostrador Mercados
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El 2016 la imagen pública del poderoso empresario cambió, mutó, se reconvirtió. Una cadena de incidentes inmanejables se precipitaron en torno suyo, sin que el primogénito de los Luksic pudiese mantener el control. Insultos en el Congreso, un desconocido accidente de avión, combos y un piedrazo en la cabeza, lo convencieron de que debía descomprimir aquella olla a presión y tomar en sus manos su propia imagen. Hoy, es todo un fenómeno en redes, suma casi 100 mil seguidores en Twitter y un buen número de fans. Su nueva postura sepultó la tradicional premisa familiar de jamás exponerse al público. Esta es la historia del magnate chileno que se convirtió en #TíoAndrónico.


Desde que irrumpió en Twitter el pasado 27 de enero, Andrónico Luksic Craig no ha hecho más que aumentar y aumentar sus números. Fuera de los millones, lo que sube como la espuma son sus seguidores.

En la plataforma social de 140 caracteres, elegida por el multimillonario para mostrarse como un ciudadano más, ha hablado de todo. Lamentó la presunta intencionalidad de los incendios que devastaron el sur; ha aclarado que sus ganancias no provienen de las AFP sino que son estas las que invierten en sus empresas; responde sin pasión los ataques personales; ha realizado encuestas para medir la participación de la gente en las próximas elecciones; y hasta se tomó el tiempo de responder, en clave de columna, las críticas de Carlos Peña, que lo acusó de confundir opinión pública con la opinión del público en su ejercicio tuitero.

Quienes lo apoyan en el mundo empresarial, celebran que el primogénito de los Luksic haya abierto un canal directo con la ciudadanía y se muestre de “carne y hueso”. Ven su iniciativa como una forma de recuperar legitimidad.

“Ha logrado un acercamiento que no tenía y una percepción distinta a la que se tenía de él. Conociendo la calidad humana que tiene y la persona que es, trasmite lo que es. Es como se le ve en Twitter y no como lo percibe la gente que no lo conoce”, cuenta Salvador Said.

Y es que la actual cabeza del Grupo Said, controlador de Parque Arauco y con participaciones en Isapre Cruz Blanca, Embotelladora Andina y BBVA, entre otros negocios, aplaude su osadía, así como lo hace también el empresario agrícola Juan Sutil, dueño de Empresas Sutil, que agrupa a Banagro, Coagra y Pacific Nut, respecto a romper el paradigma, que siguen los empresarios, de no tomar posiciones públicamente o esconder la cabeza cuando las cosas se ponen feas.

¿Pero qué es lo distinto de este empresario con aquel que era en 1993, cuando usó su poder para impedir que se vendiera en Chile el libro Impunidad Diplomática? ¿Cuál es la motivación de este descendiente de inmigrantes croatas y bolivianos, por parte paterna, y británicos, por el lado materno, para entrar al mundo de los mortales a través de Twitter? ¿Qué fue lo que le picó a Luksic?

El punto de inflexión

Las especulaciones más básicas que han surgido en Internet lo explican como un “lavado de imagen” y, las más elaboradas, como una estrategia para capitalizar adherencia ante una eventual aventura política.

En su círculo cercano, sin embargo, apuntan que responde a un conjunto de circunstancias inmanejables que obligaron al empresario a tomar las riendas de su propia imagen, eludiendo con ello una premisa familiar impuesta como un dogma por Andrónico Luksic Abaroa a todos sus hijos: “Nunca se expongan a los medios”.

El punto de inflexión fue el 2016. Ese año, Andrónico hijo decretó para sí mismo que no escondería otra vez la cabeza frente a los problemas, que lo ubicaron al centro del escándalo mediático tras impedir la circulación del libro de Francisco Martorell; o cuando WikiLeaks filtró su descontento con la política exterior de Chile –en plena administración de Bachelet– ante el gobierno de EE.UU.; o al destaparse en Perú, hace 15 años, el caso Luchetti, en el que apareció vinculado al soborno del entonces poderoso asesor Vladimiro Montesinos, lo que le significó ser acusado de tráfico de influencias y perder más de US$150 millones, mercado y la planta.

Y últimamente el caso Caval, en el que a lo menos –según él– pecó de imprudencia al recibir en varias ocasiones a la nuera de Bachelet y, en una de ellas –en la matriz del Banco de Chile–, acompañada de su marido Sebastián Dávalos. Aunque después lo calificó como un error, lo cierto es que el hecho golpeó duramente a Luksic Craig.

Pero el comienzo de los sucesos que llevaron al empresario a debutar en el espacio público digital podría fijarse en abril del año pasado, cuando, en plena discusión del proyecto de Ley Antidelincuencia en la Cámara Baja, el diputado Gaspar Rivas lo acusó de “delincuente de cuello y corbata”, además de calificarlo de “hijo de puta”.

Tanta odiosidad, dice Luksic no haberla visto nunca. No tenía idea de quién era Rivas, ni había escuchado su nombre y menos sabía de sus histriónicas “meteduras de pata”. Quería responder y fue así que, siguiendo el consejo de su hijo, el empresario bajó del Olimpo y grabó su ya viralizado mensaje en YouTube, donde se autodefine como un “poderoso”.

Otro hito: emergencia en pleno vuelo

Durante los primeros días de diciembre del año pasado, en la antesala del juicio por injurias y calumnias contra el desaforado parlamentario, Andrónico vivió momentos de alto estrés durante una emergencia en pleno vuelo, que por poco no la cuenta.

Junto a su mujer, Rocío González, Luksic despegó desde Santiago rumbo a España en el charter privado de una firma alemana que siempre acostumbra a arrendar.

A 40 mil metros de altura, un golpe fuerte astilló las primeras tres capas de la ventanilla delantera izquierda del avión, lo que generó que se activaran los protocolos de seguridad de la tripulación, despertando la angustia de los Luksic. El piloto había perdido la visibilidad, la ventana podía romperse en cualquier momento y, a esa altitud, perder la presurización de la cabina era una cuestión de suma gravedad.

Fuera de la seriedad del accidente, la tensión creció en intensidad al no encontrar una rápida salida a la emergencia. Intentaron aterrizar en Mendoza, sin embargo, el aeropuerto estaba cerrado por reparación; pensaron en botar combustible, pero era imposible por el tamaño de la aeronave. Sin más alternativas, comenzaron a dar vueltas hasta agotar el recurso, sobrevolando La Serena y otras localidades, para –luego de dos horas– finalmente aterrizar en Santiago.

Andrónico decidió cancelar el viaje y partió a refugiarse a Elqui, que junto con su estancia Las Margaritas, en la Patagonia, constituyen sus lugares favoritos. El empresario tenía que reflexionar sobre su vida; se sintió vulnerable.

El piedrazo

Con el recuerdo todavía muy vívido del episodio en el aire, Luksic llegó a declarar al Centro de Justicia de Santiago. Ya conocía la agresividad de Gaspar Rivas, lo había calculado. Lo que estaba fuera de sus cálculos, sin embargo, era el violento rechazo de la gente vinculada a la oposición al proyecto Alto Maipo, congregada a la entrada para enfrentarlo.

Luksic vio el mismo odio de Rivas en los ojos de uno de los manifestantes. Ni él ni su familia eran los controladores del proyecto hidroeléctrico, pero ellos pagaban los costos comunicacionales del mismo. Las personas congregadas lo agredieron con puños y pies a la salida de la audiencia, cuando se dirigía al ascensor, incidente que ninguna cámara registró y que se coronó con el piedrazo en la cabeza, que le provocó una contusión menor.

El presidente de Quiñenco y dueño de Canal13 sabía que el hecho de estar al mando de los negocios financieros e industriales del conglomerado más grande de Chile –con una fortuna familiar de US$13,7 mil millones, según el último ranking Forbes– generaría anticuerpos entre algunos chilenos, pero nunca pensó que esa animosidad podría llegar a la agresión física.

El accidente del avión, la pedrada y la odiosidad fueron señales muy claras para Luksic. Algo tenía que hacer para descomprimir esa olla a presión. Fue entonces cuando vio en Twitter el dispositivo para liberar tensión.

A contrapelo de la opinión del equipo de comunicación estratégica de Quiñenco, liderado por Carolina García de la Huerta –la ex socia de Nexos, que se ha convertido en su mano derecha desde hace un par de años– y del ex subsecretario de la Segegob de Piñera, Mauricio Lob, Luksic tomó el riesgo. Estaba cansado de recibir y no saber o no poder defenderse.

Ante esta avalancha de circunstancias y sintiéndose vulnerable, el multimillonario decidió anclarse en Pisco Elqui todo el verano, oportunidad en que comenzó a tuitear sobre los incendios que golpearon al país, a la vez que financiaba por una semana el SuperTanker.

Para conocer lo que vino después, basta con leer sus tuits.

¿Quién es Andrónico Luksic?

A Andrónico Luksic le gusta que lo tuteen. “¡Andrónico!, don Andrónico se murió en 2005”, aclara el empresario cada vez que le agregan el don, cuenta un cercano.

Independientemente de que sea uno de los hombres más ricos y poderosos del país, lo golpean sus propios miedos, sufre de daltonismo y no se reconoce distinto a ese niño de Antofagasta que creció en la calle Angamos 1145 y que se trasladaba en micro al colegio San Luis de dicha ciudad.

Hasta lo atropellaron una vez. Tenía 9 años y, como el golpe en la cabeza no fue tan grave, su padre indicó a las monjas que su hijo se iría caminando a casa. Ahí recibió las atenciones de Iris Fontbona, entonces de solo 18 años, quien fue una madre para los pequeños Andrónico y Guillermo –quienes habían perdido a su mamá, Ena Craig, durante una operación al corazón–, teniendo el primero solo cuatro años.

Su vida transcurrió sin mayores sobresaltos. Después de un tiempo, la familia se trasladó a Santiago y cursó sus estudios en The Grange School, hasta que su padre decidió enviarlo solo a Estados Unidos, con 16 años, al temer lo que podía pasar con el Gobierno de Salvador Allende. El objetivo era que, ante cualquier evento, Andrónico estuviera preparado para recibir a su mamá y hermanos en el país del norte.

Esa carga de responsabilidad marcó su carácter. Una responsabilidad que lo lleva a estar a las 9:00 horas en punto en su oficina y a responder a la gente que trabaja en sus empresas, así como a quienes lo conocen.

En el colegio Dublin, de New Hampshire, Andrónico cursó 3° y 4° Medios, para después seguir estudios de administración de empresas en el Babson College, una escuela de negocios privada de Massachusetts, los que nunca terminó.

Su padre consideraba que la mejor escuela de negocios era la que él podía entregarle y que estudiar en Estados Unidos era un gastadero de plata. Como lo suyo no era seguir un doctorado ni un magíster en administración, Andrónico recogió el guante y se trasladó a trabajar como vendedor de autos en una concesionaria de la provincia argentina de Salta, de propiedad de la familia. Vivía en una residencial y sus amigos eran los mecánicos y vendedores de la sucursal. Le gustaba vender, sentía que era lo suyo. Sus clientes los sacaba de la guía telefónica y así comenzaba a llamar a médicos, notarios y escribanos.

De ese modo, obtuvo sus primeros triunfos económicos, pero también amorosos, ya que conoció a Patricia Lederer, con quien se casó a los 21 años, sin invitar a nadie. Con ella tuvo cinco hijos: Andrónico, Davor, Dax, Maximiliano y Fernanda.

El matrimonio duró 27 años, hasta que el empresario conoció a Rocío González –que trabajaba en El Mercurio–, en una comida que ofreció su amigo Jorge Errázuriz (socio fundador de Celfin Capital y ahora aspirante a político), en Elqui.

En ese tiempo, Luksic –que había comenzado a trabajar a los 19 años y que, como se señaló, se había casado muy joven– sentía que debía replantearse algunas cosas. Así fue como Rocío entró a su vida. Por ella abandonó el ciclismo y comenzó a subir cerros, acompañado de sus amigos Máximo Pacheco y Bernardo Matte.

Pese a que se intercambiaron los teléfonos con Rocío, no la volvió a ver hasta 3 años después, cuando nuevamente coincidieron en casa de Errázuriz. Ambos habían contactado a Pablo Sepúlveda, dueño del centro de expediciones Pared Sur, para subir el Aconcagua. Esta vez, Luksic haría su jugada.

Se necesitaba que 15 personas se inscribieran para hacer la travesía, pero solo lo estaban Rocío y él, además de un gerente de Sodimac. Luksic, entonces, le ofreció a Sepúlveda pagarle toda la excursión y al hombre de la multitienda le regaló un pasaje a Isla de Pascua. Así, no dejando nada al azar, consiguió su cita, pero en la alta montaña.

Gustos y aficiones

A puertas cerradas, Andrónico Luksic tiene una rutina para nada sofisticada: por las mañanas se informa de la contingencia nacional e internacional y sus gustos televisivos van desde la ‘Dra. Polo’, pasando por ‘Primer Plano’ y el Festival de Viña del Mar. Le presta particular atención al noticiario de su canal y en más de alguna oportunidad ha llamado a los directores de Canal 13 para dar su opinión o hacer sentir su malestar.

Consciente de su poder como líder empresarial, supo también rayar la cancha en el debate que ha suscitado la carrera por la presidencia de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), al llamar a los empresarios a “respetar las legítimas diferencias, sin descalificaciones”, aludiendo a las declaraciones que han intentado bloquear la candidatura de Bernardo Larraín Matte como presidente del gremio de industrial.

Luksic preside actualmente Quiñenco, puesto que asumió tras la muerte de su hermano Guillermo en marzo de 2013, y tuvo que delegar más responsabilidades a Pablo Granifo –a quien considera su amigo– en el Banco de Chile, aunque conserva el cargo de vicepresidente. Además, preside CCU, así como los directorios de LQ Inversiones Financieras S.A. y Compañía Cervecerías Unidas S.A. También es vicepresidente de la Compañía Sud Americana de Vapores S.A., miembro del Directorio de Antofagasta plc, de Antofagasta Minerals, de Tech Pack S.A., y de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).

En ese escenario y antes de conocerse la candidatura de Alfredo Moreno para encabezar la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), el presidente de la Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock, junto con su vicepresidente José Juan Llugany, fueron recibidos por Luksic, a quien le pidieron cita para contarle de su intención de liderar la CPC, lo cual habría descolocado al empresario, quien nunca sintió que la visita de Von Mühlenbrok fuera para pedir su respaldo, como aseguran otras versiones, que incluso hablan de traición.

El rumor de la compra de El Mercurio

Mientras, en el plano interno de sus negocios, se desmitifica la versión sobre el interés que tendría Inversiones Consolidadas –el family office que maneja los negocios personales del empresario y que cuenta dentro de su portafolio con Canal 13 (67%) y Lipigas (9%)– en adquirir El Mercurio.

La compra del diario de la familia Edwards habría sido conversada por Agustín Edwards Eastman y Guillermo Luksic, el hermano de Andrónico, cuando ambos empresarios practicaban velerismo. Incluso habrían pensado hacer algo juntos, cuando Andrónico se embarcó en el proyecto personal de comprar Canal 13, en 2010. Con esa adquisición de por medio, las conversaciones con los Edwards no avanzaron.

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