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Reforma Laboral: la historia y la memoria Opinión

Reforma Laboral: la historia y la memoria

Desde que se pensó este proyecto, todo se ha hecho mirando hacia atrás y no hacia adelante. Se ha querido “recuperar”, en sus palabras, regulaciones que existían en el pasado, tratando de robustecer a la fuerza a las organizaciones sindicales. Hoy la mayoría de los trabajadores no está sindicalizado. Menos de un 15% de los trabajadores lo está y dentro de las razones que explican esta situación, no se encuentra precisamente la dificultad en constituir un sindicato, pues con solo 8 trabajadores puede hacerse. El problema fundamental es que la gran mayoría de los trabajadores no quiere ingresar a los sindicatos.


Leyendo y releyendo el texto de la Reforma Laboral, me voy convenciendo más que esta fue escrita primordialmente desde la memoria y la emocionalidad.

La memoria es selectiva, siempre influida por las emociones y sentimientos. Puede ser colectiva o individual.

La historia es un ejercicio de racionalidad y de investigación, de ordenar, a través del examen de los hechos, cómo fueron las cosas.

Respecto de las normas laborales, desde la historia vemos que durante el período de la Dictadura hubo un cercenamiento de las normas laborales referidas a sindicatos y negociación colectiva. Eso es algo indiscutible y basta ver las leyes vigentes de la época para comprobarlo. Es un ejercicio de racionalidad.

Cuando pensamos una reforma legal, miramos hacia el pasado y necesaria e imperiosamente hacia el futuro. No se hacen leyes para regular el pasado. Seguramente en esa regulación también consideraremos nuestros valores, el cómo esperamos y desearíamos se deban regular las distintas situaciones de hecho que nos imaginamos puedan darse.

Mi opinión es que, en esta reforma y en el actuar de la autoridad laboral, ha primado la memoria y, por tanto, la emocionalidad de algunos.

Desde que se pensó este proyecto, todo se ha hecho mirando hacia atrás y no hacia adelante. Se ha querido “recuperar”, en sus palabras, regulaciones que existían en el pasado, tratando de robustecer a la fuerza a las organizaciones sindicales.

Hoy la mayoría de los trabajadores no está sindicalizado. Menos de un 15% de los trabajadores lo está y dentro de las razones que explican esta situación, no se encuentra precisamente la dificultad en constituir un sindicato, pues con solo 8 trabajadores puede hacerse. El problema fundamental es que la gran mayoría de los trabajadores no quiere ingresar a los Sindicatos.

El Nuevo Trabajador Ciudadano es poderoso y tiene, literalmente, ese poder en la palma de la mano, pues con las nuevas tecnologías tiene acceso a la información y al conocimiento al instante.

Al nuevo Trabajador Ciudadano le gusta ser escuchado y para ello utiliza los más diversos medios, no necesita estar en una asamblea. Su asamblea es toda la web.

Esto que digo es Historia… no es memoria.

¿Habrán comprendido esto los dirigentes de las organizaciones sindicales?

Pienso que esta Reforma Laboral no cumplirá los objetivos que se ha planteado y, entre las razones para ello, está que se hizo pensando más en la Memoria y la emocionalidad de algunos, que en la Historia que ha vivido Chile en los últimos 40 años y en cómo han cambiado sus empresas y trabajadores. Esta reforma apostó más a la lógica del conflicto que a la cooperación, y nuevamente la historia dice que los momentos de mayor avance para los trabajadores han sido aquellos en que ha primado la cooperación y no el conflicto. El ejemplo más cercano es el Chile Posdictadura de 1990 a 1994.

Desde el 1 de abril de 2017, la Historia se está escribiendo.

Michel Laurie
Abogado Universidad de Chile
Senior Manager de Servicios Laborales, PwC Chile

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