Publicidad
Productores de biodiésel en EE.UU. piden a Trump eliminar exención para importaciones desde Argentina

Productores de biodiésel en EE.UU. piden a Trump eliminar exención para importaciones desde Argentina

Eso podría significar problemas para Argentina, el tercer mayor productor mundial de soja y el mayor exportador de subproductos de ese poroto, como el aceite vegetal y la harina. El país vendió US$1.240 millones de biodiesel a Estados Unidos el año pasado, según el Mercado de Granos de Rosario.


Los productores de un aditivo de combustible hecho principalmente de soja del Oeste Medio de Estados Unidos están tratando de convencer al presidente Donald Trump de que su negocio está siendo estropeado porque millones de camiones, autobuses y tractores estadounidenses tienen demasiadas cosechas de Argentina en sus tanques.

En Estados Unidos, casi todos los vehículos están obligados a usar gasolina o diésel que incluya combustible renovable, generalmente hecho de maíz o soja. Mientras Estados Unidos produce una mayor cantidad de esos cultivos que cualquier otro país, el mercado del diésel ha sido inundado por importaciones de aditivos a base de soja provenientes de Argentina, país que elevó a más del triple los envíos en tres años, a US$1.200 millones en 2016, y estos ahora representan el 28 por ciento de todo el biodiesel usado en Estados Unidos, muestran los datos del gobierno.

Como resultado, los productores nacionales han parado un tercio de su capacidad. Para que las plantas vuelvan a funcionar, legisladores como el senador Chuck Grassley de Iowa y productores como Renewable Energy Group Inc. están instando a Trump a limitar los incentivos de importación en el marco de su política denominada «Estados Unidos primero». Encabeza la lista una propuesta de revisión de un crédito fiscal de US$1 el galón. Quieren que solo los productores de biodiesel de Estados Unidos lo reciban, en lugar de mezcladores que pueden abastecerse de cualquier lugar.

«Si Trump lo hiciera, podría ser un triunfo inmediato para él y también para el sector de biodiesel de Estados Unidos», dijo Joe Gershen, presidente de Encore BioRenewables, una firma consultora de la industria en Santa Mónica, California. «No es que tengas que obtener una nueva producción. Solo tienes que ponerla en marcha”.

Capacidad suficiente

El gobierno ordena que los refinadores utilicen un récord de 2.000 millones de galones de biodiesel este año, y 2.100 millones en 2018. Mientras que la industria nacional tiene capacidad más que suficiente –alrededor de 2.296 millones de galones–, solo produjo 1.566 millones el año pasado porque el resto de la oferta provino de importaciones, según la Administración de Información de Energía. En 2016, alrededor de 443,9 millones de galones vinieron de Argentina, comparados con 131 millones en 2013.

Las directivas para los combustibles renovables producidos en el país son parte de una ley aprobada en 2007 y diseñada para reducir las emisiones de vehículos y aliviar la dependencia de Estados Unidos del petróleo extranjero. Pero a diferencia del etanol producido a partir del maíz, que es más barato que la gasolina con la que se mezcla, el biodiesel fabricado principalmente con aceite de soja es más caro que el diésel a base de petróleo, por lo que el gobierno creó un crédito tributario de 1 dólar por galón para estimular la demanda.

Al 17 de marzo, el biodiesel del Oeste Medio costaba US$2,895 el galón, comparado con el diésel convencional a US$1,4435, muestran datos compilados por Bloomberg.Incentivo a la importación

El beneficio fiscal, junto con los créditos de combustible renovable actualmente valorados en unos 97 centavos de dólar el galón, han alentado un aumento de las importaciones, dijo Gary Haer, vicepresidente de ventas y marketing de Renewable Energy Group Inc., el mayor productor de biodiesel de Estados Unidos, el 31 de enero en la Cumbre de Combustibles Renovables de Iowa.

Aun cuando se espera que la demanda estadounidense de biodiesel aumente un 7,4 por ciento este año, las importaciones están creciendo más rápido, un 8,5 por ciento, según un análisis de datos del gobierno realizado por Bloomberg Intelligence. Argentina ha captado la mayor parte de esa cifra y representa el 63 por ciento de toda la oferta extranjera.

Si bien el crédito fiscal anual expiró el 31 de diciembre, eso no es inusual. Cada vez que la medida ha caducado en el pasado, los legisladores la restablecieron retroactivamente. En esta ocasión, sin embargo, el sector está presionando al Congreso para que limite el grupo de beneficiarios favoreciendo solo a los productores nacionales.

«No hay ninguna razón para que el biodiesel importado coseche el beneficio de un incentivo fiscal de Estados Unidos cuando tantos gobiernos extranjeros subsidian fuertemente sus propias industrias de biodiesel», dijo el senador Grassley en un correo electrónico. «Espero que la administración Trump apoye estas reformas».

Eso podría significar problemas para Argentina, el tercer mayor productor mundial de soja y el mayor exportador de subproductos de ese poroto, como el aceite vegetal y la harina. El país vendió US$1.240 millones de biodiesel a Estados Unidos el año pasado, según el Mercado de Granos de Rosario.

La expansión de las exportaciones de productos agrícolas es una política clave del presidente Mauricio Macri, que asumió el cargo en diciembre de 2015 tras una década de políticas comerciales proteccionistas. El mandatario argentino ha eliminado o reducido los impuestos a la exportación de cereales. Y la tasa que el país aplica a las exportaciones de biodiesel, de 6,4 por ciento, es menor que el impuesto sobre los envíos de soja o aceite de soja, lo que estimula la venta del combustible al exterior, dicen los analistas y las empresas.

Publicidad

Tendencias