Publicidad
Reforma tributaria 2018: lo mismo pero distinto Opinión

Reforma tributaria 2018: lo mismo pero distinto

Una de las primeras iniciativas del actual gobierno fue la polémica reforma. Y será en este mismo plano donde la próxima administración debería partir por cambiar y mejorar las cosas. Pero ahora la discusión tendrá que ser diferente a la que se dio en 2014. Hay que olvidar la clásica dicotomía “más impuestos versus menos impuestos”. Hoy Chile tiene necesidades fiscales enormes que no permiten ni siquiera pensar en bajar la recaudación del Estado.


Es bastante evidente que el ciclo 2014-17 será, en materia económica, uno de los más mediocres en la historia reciente de Chile.

Creo que no vale la pena seguir en la discusión de cuánto se debe a razones externas, versus internas. Lo que es claro es que tuvimos una “tormenta perfecta”: una economía dormida en materia de productividad y diversificación efectivamente vivió un shock externo potente tanto en inversión como en términos de intercambio. A eso se sumó una serie de reformas con errores tanto de diagnóstico como de diseño, y con una implementación desastrosa.

Una de las primeras iniciativas del actual gobierno fue la reforma tributaria. Y será en este mismo plano donde la próxima administración debería partir por cambiar y mejorar las cosas.

Pero ahora la discusión tendrá que ser diferente a la que se dio en 2014. Hay que olvidar la clásica dicotomía “más impuestos versus menos impuestos”. Hoy Chile tiene necesidades fiscales enormes que no permiten ni siquiera pensar en bajar la recaudación del Estado. Al mismo tiempo, también sabemos que a medida que aumenta el ingreso de una economía también lo hace el gasto. Por lo mismo, la nueva discusión debe ser sobre cuál es la forma más eficiente y, al mismo tiempo, más justa que nuestro sistema tributario debe adoptar. Es necesaria una nueva reforma que, manteniendo la recaudación, configure un sistema tributario justo y simple, sin excepciones incomprensibles y sin beneficios intrincados para unos pocos.

La semana pasada, el Centro de Estudios Horizontal (del que soy miembro) presentó una propuesta que justamente avanza en esa línea: en renta, volver a un sistema totalmente integrado con tasa única del 27%, depreciación instantánea e incentivos al financiamiento con capital propio, estructura que elimina cualquier incentivo a “disfrazarse” de empresa, ya que efectivamente la máxima es que todos quienes ganen lo mismo (independientemente de su fuente de ingreso) paguen lo mismo.

En IVA, eliminar todas las excepciones que hoy abarcan casi el 25% de la canasta lo que permitiría reducir la tasa general al 17%. Nuevamente equidad tributaria, es una estructura que elimina cualquier privilegio a algún sector de la economía, al tiempo que baja la tasa general para las familias. Al mismo tiempo, se propone emparejar la cancha en forma gradual en la tributación de combustibles, bajar los aranceles comerciales al 0% y eliminar una serie de impuestos de baja recaudación y alto costo administrativo. Finalmente, también se propone crear un Administrador Fiscal Único (fusionando las tareas de Aduanas, Tesorería y el SII), separado del ciclo político, con un régimen similar a la Contraloría, de manera de prevenir cualquier captura del gobierno de turno sobre los temas tributarios.

No sé si estas son las mejores o únicas formas de mejorar el sistema tributario de Chile. Lo que sí sé es que el modelo actual no da para más y es hora de que empecemos a conversar, pensar, discutir y crear entre todos lo que Chile requiere para volver a crecer. Es tiempo de que empecemos a recrear la política de las ideas, propuestas y sana discusión, de manera de evitar que el proceso de fines de año sea uno de frases comunes y poca rigurosidad. Es tiempo de volver a hacer política en serio.

Pablo Correa
Economista

Publicidad

Tendencias